El pasado viernes dediqué mis comentarios al empalagoso artículo publicado por Iván el terrible anunciando la performance que había preparado para su jefe y que éste presentaría el jueves día 20 en el auditorio del Reina Sofía. De entrada, llama la atención la ausencia a este show de buena parte de los empresarios y financieros que habían sido convocados, hartos de que les vendieran humo.
Y es que resulta difícil creer que quien es incapaz de resolver los problemas de la España del 2021, sea capaz de tener soluciones para la España del 2050. Una auténtica tomadura de pelo para dejar de hablar del fracaso socialista en Madrid, Cataluña, Murcia, Galicia y Castilla y León, y del desplante diplomático marroquí, y el invento de Iván Redondo parecía el instrumento adecuado para lograrlo. Nada hemos hecho con la Agenda 20-30, salvo crear un ministerio y colocar un montón de amigos y subvencionar varios chiringuitos, y ahora ampliamos la agenda 20 años más...
Prometí leer los casi 700 folios del estudio, pero debo reconocer que he sido incapaz de hacerlo, por lo que he construido mi artículo sobre los comentarios publicados en diversos medios de comunicación, todos ellos más capacitados que yo en esta materia.
Coinciden casi todos en señalar que es difícil no aceptar los objetivos señalados en el documento, por cierto, elaborado por 104 expertos, (70 hombres y 34 mujeres, ¿Dónde quedó la paridad? con una edad media de 35 años), y con una curiosa coincidencia en los objetivos finales, pero sin referencia alguna a los medios para lograrlos y, por cierto, todos estos los expertos fueron nombrados desde Moncloa, con lo cual no sorprende que al final coincidan con el programa del PSOE. Pero también coinciden en que se trata de una colección de lugares comunes y brindis al sol, al que intentan dar un revestimiento científico, y por supuesto, ni una sola referencia al recorte del gasto público ni a la reducción de la Administración.
En su osadía, pretende el presimiente abrir un nuevo proceso constituyente, por supuesto con él como líder, a través de un proyecto intervencionista creando un régimen asambleario en instituciones, administraciones, partidos, sindicatos y sociedad civil, sustituyendo la democracia parlamentaria por una democracia popular.
El documento de 676 páginas, 200 dedicadas a bibliografía que no soportarían las mínimas exigencias académicas, pretende presentarse como un estudio de Estado, no de Gobierno, plural y a partidista, lo cual sería una gran innovación en la factoría de la Moncloa.
En definitiva, una huida hacia delante y un montaje más para la promoción personal del presimiente Sánchez, que pocos días después reivindicaba la figura y trayectoria de Largo Caballero como modelo a seguir. Vivir para ver...
El trabajo señala 50 grandes objetivos, de general aceptación, pero ocultando el procedimiento, que como hemos señalado tienen un denominador común: la subida de impuestos y el no recorte del gasto.
En Innovación se pretende subir del 2 al 4% del PIB, y en Educación, que el 50% de los españoles tengan estudios superiores, incrementar el gasto por alumno y disminuir el abandono escolar. Con la Ley Celáa lo conseguirán, pero no por elevar la excelencia sino por rebajar las exigencias. Por supuesto, apuestan por el desarrollo de la digitalización.
En relación con el Medio Ambiente, donde España es responsable del 0,9% de las emisiones de CO2, se prohíben los vuelos domésticos que puedan ser sustituidos por viajes en tren de menos de dos horas y media, (mientras el presimiente viaja en falcon de Madrid a Valladolid ), apostar por el vehículo eléctrico, pero no primando la adquisición de estos sino subiendo los impuestos a los de combustibles fósiles, y con una infraestructura de recarga eléctrica harto insuficiente para el parque eléctrico actual, y nuevos impuestos a los plásticos, y nuevas tasas a la eliminación de residuos y con ello crear una “renta climática” que no concretan.
Nos aconsejan trabajar más años practicando el envejecimiento activo, apostando por las prestaciones portables, (la llamada mochila austriaca) y las pensiones privadas. Plantean reducir la jornada laboral a 35 horas semanales, (hace poco le han concedido 50 millones de euros a Errejón para que lo estudie), y pretenden acabar con la economía sumergida. También se apuesta por la creación de un portal único de empleo y la entrada de 200.000 inmigrantes al año. Y como es natural, por la promoción laboral de la mujer.
En materia de vivienda invitan a los jóvenes a compartir piso, y no aprueban limitar los alquileres, (la ínclita Irene Montero acaba de reclamar lo contrario), y hace referencia a las viviendas vacías, públicas y sociales, pero como en casi todo sin concretar nada.
En Sanidad, además de apostar por la sanidad pública, pretenden incrementar el gasto sanitario del 5,7 al 7% del PIB, a los pocos días de que la ministra del ramo acaba de anunciar recortes. Y puestos a controlar, pretenden reducir el consumo de carne, no sé si por los gases expelidos por el ganado vacuno que incrementan el CO2, o por complacer a animalistas y veganos.
Como es evidente, para realizar todo esto es preciso recaudar más y gastar menos. A esto último no están dispuestos por lo que se anuncia una subida generalizada del esfuerzo fiscal, la creación de nuevos tasas e impuestos, con un incremento de 8 puntos en la presión final, olvidando que el esfuerzo fiscal de los españoles, que es lo importante coloca a los españoles en el 4º puesto del ranking europeo. Y la deuda pública disparada. ¿Quién la pagará?
En fin, una nueva puesta en escena de “Producciones Redondo” para distraer al personal y promocionar al jefe. Menos mal que lo de soportar al impresentable presimiente hasta el año 2050 sólo cabe en la caliente imaginación del valido. Y seguramente ni ahí.
Hasta el viernes que viene.
P.D.: Muy mal tiene que estar viendo la situación el súper ministro sin cartera Redondo, para realizar unas declaraciones como las hechas ayer mismo en el Congreso de los Diputados, llegando a anunciar que se tiraría por un barranco si lo hace su jefe, en defensa del “liderazgo valiente”, de quien le paga en relación con el tema de los indultos. Algo inédito en la política española contemporánea. Pero de esto hablaremos más adelante. Vale.