En esta vida estamos acostumbrados a ver que los débiles toman venganza, los fuertes perdonan, y los inteligentes ignoran pues no se puede vivir dando explicaciones, cuando tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creerán, y los estúpidos no las entenderán...
Han sido numerosas las definiciones de estrategia a lo largo de la historia. Militarmente podríamos definir estrategia como la tarea de concebir planes de operaciones coherentes con los fines legítimos de un Estado, también como la tarea de conducir a los ejércitos hacia objetivos decisivos. La estrategia tendría una base esencialmente política y el plan de campaña, de base esencialmente técnica, sería la táctica. Todos conocemos que la palabra estrategia viene de la palabra griega "estrategos" que significa caudillo o jefe de la fuerza. Está formada por dos raíces "stratos" y "agein" que significan "ejército" y "conductor". La estrategia así definida sería la ciencia del caudillo o general. Resalta el hecho que las palabras estrategia y estratagema tengan la misma raíz. Hay que tener en cuenta que la estratagema, como ardid de guerra, implica una acción inteligente. Todo ello lo aplicamos sin querer a nuestras vidas. En lenguaje llano se podría resumir en el "saber hacer".
La vida humana es compleja y difícil pero coherente, y por eso mismo capaz de generar la racionalidad de su propio funcionamiento que no depende, como la razón pura, de sí misma, sino de un equilibrio de relaciones entre el sujeto y su entorno o, dicho en términos orteguianos entre yo y mi circunstancia. La vida no es abstracta ni ideal, sino un acontecimiento donde el hombre está en permanente interacción con lo que le rodea. Tampoco podemos olvidar a Dios ni a los héroes que lo han defendido con vehemencia. Cuando oramos ante una imagen no estamos haciendo culto al objeto o a la materialidad de la imagen sino rindiendo culto a Dios, culto de Latria, o a María, culto de Hiperdulia, o a los santos, culto de Dulía. Sin lo trascendente nuestra vida tampoco tiene sentido, lo que está más allá de lo perceptible y de las posibilidades de lo inteligente o la comprensión, por ello somos capaces de las mayores proezas.
El hombre no es Quijote ni Sancho, sino una síntesis de ambos. Aunque Sancho, es el reposo de Don Quijote, y no deja de emplear la palabra "hazaña". La vida es progreso y en ese pensar en el progreso realizamos mil y una hazañas. La vida no se reduce al presente porque lo que va pasando queda incorporado a ella como pasado. De igual modo la vida es amplificación de sí misma, y apunta a un proyecto de futuro cuya ejecución es propia del quehacer humano, de forma que la vida presente absorbe el futuro y se dilata hacia lo que todavía no es.
Queda claro estos días de que ni la lectura, ni la vida intelectual sirven para la política. Lejos de grandes complicaciones, hay días que es mejor no pensar demasiado y quedarse tranquilo. Parece que cada día podemos ser un poco más independientes para aprovechar nuestro tiempo, vivir de forma saludable y sacarle partido a esos pequeños momentos... Merece la pena sustituir una hora de conexión con lo inmanente de la ingeniería social de la que somos víctimas por medio segundo de conexión real con lo trascendente y la naturaleza que nos rodea. No perdamos nuestro espíritu joven. Al final un simple abrazo es la mejor recompensa.