La remodelación del Gobierno I
Los rumores de una remodelación del Gobierno situaban la misma para después de la aprobación de los infames e ilegales indultos a los golpistas del procés, y la negativa del hecho por parte del propio presimiente Sánchez sobre cambios en el Gobierno, confirmaban la inminencia de la misma aunque no su profundidad, que es en realidad una auténtica autocensura en la que sólo le ha faltado cesarse a sí mismo, demostrando una vez más su frialdad, rayana en la psicopatía, y que su único objetivo no es otro que su permanencia en la Moncloa, a cualquier precio.
Hace mes y medio en esta misma sección, invitaba a mis lectores a adjudicar un calificativo a cada uno de los 23 integrantes del Gobierno. A él, yo le identifiqué con LA MENTIRA, pues no ha dicho una verdad en su vida, y como ha escrito Francisco Rossell es capaz de engañar hasta a su propia sombra, pretendiendo, que todo cambie para que todo siga igual. Algunos ingenuos pensamos que aprovecharía la ocasión para reducir el número de ministros sustituyendo la asamblea gubernativa por un auténtico consejo de ministros, recomponiendo los ministerios troceados por necesidades de cambiar sillones por votos, pero no ha sido así.
Al menos nos ha servido para demostrar, una vez más, que tan sólo tiene autoridad sobre la parte socialista del Gobierno y no sobre los podemitas, y que ha realizado una huida hacia delante para intentar hacernos olvidar su nefasta gestión, constituyendo un nuevo Gobierno con el que pretende entre otras cosas, ganar las próximas elecciones y amortiguar el “efecto Ayuso”.
En un nuevo “aló presidente”, por supuesto sin preguntas, nos informó de quienes eran los sacrificados, demostrando su ruptura con los más acérrimos sanchístas que en el pecado llevaron la penitencia. Y es que Roma no paga traidores… y Sánchez tampoco. Dedicaré mis comentarios de hoy a los cesantes y la semana que viene hablaremos de los nuevos fichajes.
De entre los salientes destaca el otrora todopoderoso Iván Redondo, que no ha tenido que arrojarse al barranco motu propio, porque a él le ha empujado su jefe. Su poder fue fuente permanente de enfrentamientos con Carmen Calvo y era la bestia negra de Ferraz por su enorme capacidad de influencia sobre Sánchez. Su aspiración a sustituir a la propia vicepresidenta primera y sus instigaciones en la moción de censura de Murcia y el acoso a Isabel Díaz Ayuso hicieron lo demás. Por cierto, ni una sola referencia personal a Redondo en el “aló, presidente” de explicación del cambio de Gobierno.
Menos sorprendió la defenestración de Carmen Calvo, que quedó marcada en lo físico y en lo político por el Covid 19. Tenía la encomienda de coordinarlo todo y no tuvo una sola comparecencia. A sus enfrentamientos con Iván Redondo hay que añadir la guerra abierta que mantuvo con Irene Montero en relación con el feminismo y más concretamente en la “Ley trans” y la de “Si, es sí”. Guerra que por cierto que perdió la profesora universitaria frente a la impresentable pareja del macho alfa. LA SUFICIENCIA, como yo la definí, la sirvió de poco, y su Ley de la Memoria Democrática ya no será suya.
Cantada estaba también la salida de Arancha González Laya, EL DESPARPAJO, qué pasó de fichaje sorpresa a ser cuestionada por tirios y troyanos. Su nefasta gestión de la crisis marroquí, iniciada por la entrada ilegal e imprudente del líder polisario en España con nombre ficticio, y su nula gestión en relación con los Estados Unidos, de cuyo presidente, y a qué precio, tan sólo arrancó 29 segundos en un pasillo para su jefe, y hasta su incapacidad para el nombramiento de embajadores justifica sobradamente su cese.
Sorprendente la salida de Ábalos, EL NOCTÁMBULO, cuyo paseo espacial con Delcy la fea, y digo espacial porqué afirmó que no había pisado suelo español para pasar del avión al pabellón de autoridades, asunto del que el ministro dio hasta siete versiones distintas, tratando de superar en el ranking de mentiras a su jefe, y sus problemas con el Tribunal de Cuentas provocó la decisión del presimiente de arrojar también al barranco a su más fiel lacayo. También sorprendió el boicot promovido por Moncloa a su despedida.
Nada de sorpresa en el cese de LA SOBERBIA. Isabel Celåa que se empeñó en sacar adelante, contra viento y marea y sin consultar con el sector de la enseñanza la Lomloe, persiguiendo a la enseñanza concertada y la especial, y permitiendo la marginación del castellano como lengua vehicular en las CCCA bilingües y rebajando las exigencias educativas hasta niveles inimaginables. Su éxito, promover la creación de la Plataforma Mas Plurales para combatir su política. Al final tendrá que pronunciarse el Tribunal Constitucional.
Otro sorprendido ha sido Juan Carlos Campo, a quien acertadamente llamé LA CHAPUZA, pues su gran éxito ha sido la chapuza de indultar a los golpistas, en contra del criterio del tribunal sentenciador y de la Fiscalía del Supremo y el silencio cómplice de la abogacía del Estado algo que le perseguirá en toda su carrera judicial. Fracasó en su intento de renovar el CGPJ y no le dio tiempo, afortunadamente, a modificar el delito de sedición. Ha mostrado su disgusto por su despido.
Rodriguez Uribe, a quien apodé LAS SUBVENCIONES, y eso es lo único que ha hecho en el tiempo pasado en el sillón ministerial con más pena que gloria. De las setenta y cinco medidas del anunciado “estatuto del artista” tan sólo se han aprobado cinco, y los de la farándula lo pusieron a parir… hasta que tiró de chequera. Al menos se mostró conciliador con los toros…
Y dejo intencionadamente para el final a Pedro Duque, EL ASTRONAUTA, que sigue en la luna y que el pasado sábado tuvo una doble sorpresa: se enteró de que era ministro de ciencia y que ese día dejó de serlo. Vamos, la velocidad del sonido.
Y hoy hay una postdata obligada: el tremendo varapalo dado por el Tribunal Constitucional al Gobierno por aprobar el estado de alarma, coartando nuestras libertades y los controles y de los tribunales merecen la disolución de todo el Gobierno y la convocatoria de elecciones. Pero eso queda para los países serios.
Y si nos dejan, el viernes que viene hablaremos de los nuevos.