Según Anna Caballé, especialista en Umbral, éste escribió treinta y cinco mil artículos. Cifra que me parece plausible y por tanto verificable, y estimo se acerca mucho a la realidad posible.
Si tenemos en cuenta su producción periodística en todos los medios y formatos (radio, entrevista, artículos, columnas, etc.), entre 1957 hasta el 2007, es decir, cincuenta años, tendríamos 18.250 días. Es decir, dividir 35.000 artículos entre 18.250 días, nos daría una cifra de 1,91 artículos cada día. Es decir, casi dos al día. Me parece que esta cifra, es o puede corresponde a la realidad, y, no otras que han pululado en los medios de comunicación, incluso, si no me equivoco en una película documental sobre Umbral, que he buscado y rebuscado muchas veces, y, no la he encontrado. Desconozco si se ha estrenado oficialmente al público, aunque si se presentó a un Festival de Cine Documental, y, no sé el futuro de ella.
Umbral, aunque a usted o a su vecino, no le agraden, ni sus formas, ni sus contenidos, siempre estamos
debatiéndonos con el eterno problema de la ética y la estética, en definitiva, de la interrelación entre verdad y bondad y belleza. Sea como sea, no podemos negar, que Umbral es un gran escritor-escribiente, que se debe salir ya del purgatorio de los escritores-literatos. Nos agrade más o menos, no armonice demasiado en esa ecuación entre ética y estética, no podemos negar que es uno de los grandes prosistas de la segunda mitad de este siglo en este trozo de Celtiberia. De todas formas, las consecuencias de sus actos y de sus palabras, el aquilatamiento moral y ético, su responsabilidad y su libertad, ya la habrá juzgado el Buen Dios, o él mismo ante el Buen Dios. Cada uno arrastra sus traumas de infancia, y me temo que el gran Umbral tenía unos cuantos. También tengamos piedad de Umbral, el niño que se crió sin padre, el padre que se quedó sin niño.
En esta sociedad-país-terruño, somos muy aficionados a meter entre rejas del silencio a demasiados intelectuales. Quizás, el oficio lo permita, no conocemos, ni por sus caras-rostros, ni de sus nombres, las elites económicas que nos rigen y tienen las grandes propiedades. Conocemos en parte, los que gestionan los rebaños desde la política, conocemos algo de los pastores religiosos y espirituales, quizás, los cercanos. Pero, si reconocemos algunos escritores o pensadores, que surgen en esa caja cuadrada o rectángulo cúbico, antes televisión, ahora Internet. Quizás, en esta sociedad o país, no se valora a ese intelectual que está en la sombra creando estructuras o pautas o normas de entendimiento de algo de lo real. Aquí, hay que bañarse vestido con traje en una piscina de hotel. A que llevo razón señor Cela.
Un escritor es en relación a otro, un espejo, todos nos comparamos entre nosotros, aunque yo sea el último en esta fila-círculo del mundo. Personalmente los histrionismos e histerismos psicológicos culturales y los ostracismos y exilios culturales, ni me gustan, ni me agradan. Pero, no soy yo, quién tiene que juzgar las vidas de los demás, aunque piense que unas palabras y unas conductas son más morales y otras menos. Quizás, debamos intentar entender y comprender algo del mundo, y expresarlo con palabras y frases ideas y contenidos y vivencias y experiencias y algo de las heridas y alegrías. Y, el lector, al enfrentarse a ellas, la lectora, les sirva para algo en sus vidas. Somos como consejeros de pitonisas y pitonisos antiguos, pero ahora, no en nombre de ninguna revelación o de ningún dios, sino de la tradición cultural, cabalgando-cambiando-evolucionando en algo. No mucho...
Umbral "sufría esa ansía controlada de escribir, de escribidor-escritor", quizás, así se podrían definir los grandes escritores. Redactar palabras que son imágenes, experiencias que son imágenes, vivencias que son imágenes, conceptos e ideas que son imágenes, imágenes expresadas en palabras-frases-oraciones-juicios-metáforas. La escritura de Umbral es como una enorme sinfonía de figuras literarias mezcladas-combinadas con realidades terrenas, sean costumbres sociales, sean personas-personajes, sean acontecimientos sociales-políticos, sean abstracciones, abstracciones a su vez, cristalizadas en realidades mundanas o, y, del mundo.
Comprendo y entiendo, que Umbral, es o fue, un personaje controvertido y polémico, pero que ha dejado algunas frases, que perdurarán en el acerbo popular de nuestra lengua, que se convertirán es casi refranes o aforismos populares. Personalmente, una personalidad con tantas aristas y ángulos y espadas, no me parece lo más correcto, en una persona, ni en un gran escritor. Porque estos, pienso que tienen el deber, no solo de introducir aspectos de la realidad en la escritura, sino ser pequeños faros morales. Lo mismo aplicable a todos los oficios de la intelectualidad. Pero también entiendo-comprendo que sufrió una enorme dificultad biográfica personal, para aquellos décadas de postguerra, diríamos que sufría una gran herida en el corazón-alma-mente-carne, y, un intento esencial de estar-ser-ocupar un sillón literario en la Corte de Madrid, de conquistar Madrid con la pluma y la metáfora, una necesidad enorme de la escritura, y que ésta, se convierta en modo de vivir-sobrevivir, afectiva y económicamente. La noche que llegué al café Gijón.
Reivindico tres pequeñas realidades, que olvidemos los pelos y los hierros y las carnes destrozadas, y recuperemos a nuestro Quevedo del siglo XX, es decir, la luna-estrella de León-Valladolid-Madrid, que es Umbral. Segundo, pienso que los grandes y pequeños rotativos, en los artículos de opinión, deberían tener una pequeña subsección, de recuperar artículos de opinadotes-escritores-críticos realizados hace cien años, también los de Umbral. Veríamos que algunos temas del pasado, nos sirven para entender el presente. Tercero, no dejen los poderes fácticos y reales y culturales de este terruño, que la Fundación Umbral se vaya muriendo de pena y de estrellas en la noche del tiempo. Paz y bien.
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