Para hacerse una vida feliz, se puede en primer lugar, razonar con sangre fría, como conviene a las inteligencias puras, y moderar una imaginación que exagera los males. Cuando se trata de crearlos, somos de una habilidad infinita; los aumentamos, los creemos singulares, y además insondables; hasta tendremos un cierto amor por el dolor, y lo queremos. Otro inconveniente que tiene esa imaginación traidora es el tender hacia alegrías inaccesibles; nos decepciona multiplicando espejismos que corremos para alcanzarlos; y engañados siempre no paramos de contar nuestros sinsabores.
Sepamos ver la vida como es; no le pidamos demasiado. Tenemos el presente en nuestras manos, pero el porvenir es una especie de charlatán, que deslumbrándonos los ojos nos lo escamotea.
Pérez-Reverte en su libro el Sol de Breda define claramente lo que es un cobarde y transcribiendo sus palabras en boca de Alatriste: "Quien mata de lejos lo ignora todo sobre el acto de matar. Quien mata de lejos ninguna lección extrae de la vida ni de la muerte: ni arriesga, ni se mancha las manos de sangre, ni escucha la respiración del adversario, ni lee el espanto, el valor o la indiferencia en los ojos. Quien mata de lejos no prueba su brazo ni su corazón ni su conciencia, ni crea fantasmas que luego acudirán de noche, puntuales a la cita, durante el resto de su vida. Quien mata de lejos es un bellaco que encomienda a otros la tarea sucia y terrible que le es propia. Quien mata de lejos es peor que los otros hombres, porque ignora la cólera, y el odio, y la venganza, y la pasión terrible de la carne y de la sangre en contacto con el acero; pero también ignora la piedad y el remordimiento. Por eso, quien mata de lejos no sabe lo que se pierde".
Estamos en España muy acostumbrados a matar de lejos. A tirar la piedra y a esconder la mano, a ir poco con la cara limpia y desnuda. Últimamente se ha convertido en un deporte permitido, incluso para la clase política. Parece que el juego de cobardes es lo que toca ahora.
Esta crisis institucional, social y económica no hace más que resaltar, día tras día, la crisis de valores que nos afecta. España como Estado y como Nación que lo es, mal que les pese a ciertas minorías, de todo tipo y corte, que sólo persiguen cobardemente sus fines, sólo saldrá adelante como tal, como Estado y como Nación. Con una fuerte unidad social y por ende política, en el sentido de remar en pro del bien de común. Trabajando todos los ciudadanos juntos y convencidos en una misma dirección que es la del sentido común y el bien de todos. Para poder forjar así las bases de un futuro común en el que no se pierdan los recursos y energías en temas que no aportan ni riqueza ni bienestar a los ciudadanos. No dudando en denunciar cualquier cosa que vaya en contra. Defender a España es siempre sinónimo de Democracia. Sin olvidar las palabras de Wiston Churchill que afirmaba "que nunca llegarás al final de un viaje si te paras a tirar piedras a cada perro que te ladre".