¿Por qué faltan conductores?
Estas semanas tras plasmarse en medios de información la falta de conductores, problemática que afecta a diversos países industrializados, vengo aquí a analizar en parte del por qué, ocurre.
Sin duda una determinada acción política tiene un fin determinado, y desde mi posición como ex conductor de transporte internacional, con 15 años de experiencia, ni el cacareado camión autónomo ni que el tren asuma un mayor porcentaje de este pastel que es el transporte son causas justificadas porque toda esta controversia a mi entender tiene este fin.
Ni a corto ni a largo plazo es previsible o se espera una evolución de ambos por dos motivos: el camión autónomo no significará la desaparición del conductor, siempre entre el origen y el destino habrá alguien que tenga que manejar ese camión y, entre medias en caso de avería, alteración de la vía por diversos motivos, el conductor deberá estar presente.
La conducción autónoma la veo dirigida más hacia la seguridad del transporte, un mayor control de la conducción del vehículo de forma electrónica sin lugar a dudas, redunda en una mayor seguridad.
El tren podrá atraer una parte del mercado de mercancías pero solo en aquellas que tenga una fabricación masiva y una comercialización a largo plazo de la mercancía transportada.
De un tiempo a esta parte y en muchos productos, sobre todo, los perecederos, el vehículo cargado ha sido utilizado como almacén, donde un producto x pasa de dueño dos o tres veces y siempre que llegue el producto a ese destino en un momento determinado.
Pongo el ejemplo de un camion de naranjas cargado en Valencia para Holanda y que en los dos días que dura el trayecto cambia el dueño de la mercancía por su virtual compra y venta entre comerciantes.
No son justificaciones válidas ni lo uno ni lo otro.
Entonces ¿por qué faltan conductores?
Lo primero: y, sin duda, que no es un trabajo apreciado por nadie. Y como muestra el trato recibido por esos profesionales durante la pandemia.
Lo segundo: no es un trabajo atractivo para los jóvenes que deben ser los que ocupen los puestos de los que hoy se jubilan, más o menos un 70% de los conductores españoles tienen más de 50 años.
Y no es atractivo si nos atenemos a lo descrito antes que también; no es un trabajo atractivo porque requiere dedicarle un tiempo que muchos jóvenes no quieren dar por lo que es más un trabajo vocacional que otra cosa y esto, con ser una virtud es a la vez un defecto o una desventaja, pues de esa virtud nace el menosprecio hacia los profesionales del transporte; aún resuenan las palabras de Fraga “son turistas pagados” como si los profesionales virtuosos tuviesen una necesidad de ser masoquistas que se mereciesen cualquier menosprecio por trabajar en una labor que les gusta.
Lo tercero: El sueldo; no es un trabajo suficientemente remunerado por la cantidad de horas que se le dedican. Y se dirá: “¡bueno! es que las horas de descanso no se pagan”
Es que no se pide que se paguen por esas horas, se debería pagar por la disponibilidad, es decir, la posibilidad que tiene un conductor de no dormir en casa con su familia durante muchos días e iniciar su jornada de trabajo en un camion que no se encuentra en el centro de trabajo, un camión que está a disposición del empresario a 500, 1.000 o 2.000 kilómetros más cerca de un cliente.
Por cierto, un conductor puede hacer 56 horas de trabajo a la semana, es decir, conducir un camión 16 horas más que las 40 horas normalizadas en un trabajo en plaza fija
Y tercero: la excesiva burocracia y las sanciones que se imponen por un uso incorrecto del tacó grafo y multas de tráfico que, por si no lo saben, algunas son más penosas económicamente hablando para un conductor profesional algo que a mi modo de ver es discriminatorio, es contrario a la constitución.
Hasta el año 2008 no existía el CAP “curso de adaptación a la profesión” ni nada que se le pareciese, los conocimientos y la formación previa la adquirías con la obtención del carnet y la formación posterior se daba en la empresa.
Obtener el carnet de conducir en el año 2.000 solía costar alrededor de 1.100 euros hoy por menos de 2.000 euros no se consigue, la experiencia -si se daba con la empresa adecuada- en dos o tres meses se adquiría.
Así pues el CAP es a mí entender el primer impedimento y, muy caro por cierto, de media son otros 1.500 euros que debemos añadir a los 2.000 del carnet; qué joven no tiene 3.500 euros en la cartera. ¿Se me entiende la ironía?
El sueldo es otro elemento capital, y nunca mejor dicho. Si Europa se ha puesto a enredar con la formación para toda Europa bien podía haber enredado también para llegar a conformar un convenio europeo para el transporte internacional, de tal manera que, al menos en lo que respecta al sueldo de los trabajadores quedara éste libre de los conflictos entre empresarios y cargadores, tener claro el coste de una parte de esta actividad ayudaría no solo a la estabilidad de la fuerza laboral sino que, también, a su formación y lo que es más importante su seguridad que a la postre le dotaría de estabilidad a tan importante actividad.
Debemos entender que sin el transporte esto no funciona, de alguna u otra manera, me atrevo a decir que más del 99% de los productos de consumo han pasado por un transportista.
Pero aquí no acaba la cosa, cuando se habla del problema de la falta de conductores de transporte, ya sea este de viajeros o de mercancías, se habla de que hay un fallo estructural y eso quiere decir que la estructura del transporte descansa sobre los conductores, pues sí efectivamente así es, si faltan conductores no funciona una empresa de transporte, porque debemos entender de una vez y esto debe entenderlo los conductores de una vez (para poner en valor su capacidad, conocimientos y profesionalidad) repito! deben entender de una vez que, cualquier empresa de transporte tiene como actividad principal la de transportar un producto de un sitio a otro y eso solamente se puede hacer en gran tonelaje con tres titulaciones, la del propio empresario que -con su título y su “honorabilidad” (atentos a esta palabra que es parte importante pero no llego a incidir en ello, sino que, por su complejidad requiere de un artículo posterior) se convierte en empresario del transporte, en empresa transportadora y son necesarios los títulos que dotan a los conductores con la capacidad y el conocimiento para ejercer esa labor, estos y no otros son los pilares y las bases, la estructura sobre la que descansa el transporte en toda Europa.
El resto de personal jefes de tráfico, administradores, mecánicos son elementos importantes sí, sin ninguna duda, pero no merecen más valor o más respeto que aquellos que tienen y se le debe a los que posees la capacidad para ejercer las funciones principales de la actividad y se pasan días enteros fuera de casa arriesgando su vida cada vez que se ponen en la carreta o con el riesgo de ser atracados cuando descansan en áreas de servicios.
Y cuando los conductores lo entiendan y los empresarios lo comprendan entonces, solo entonces, habremos dado el primer paso a la normalidad laboral y empresarial.
Y si no se da una solución acertada, no un parche, este problema no se solucionará.