“Cuando todo está mal, aparece un tío que te dice que todo está bien y que el futuro es cojonudo”. Pedro Sánchez y su gobierno de coalición veían la gestión de la pandemia de coronavirus de modo muy diferente a cómo la percibían muchos españoles. Fue entonces cuando Felipe González, con visible indignación, le lanzó la jabalina dialéctica.
Pero Pedro Sánchez, culo de hierro en lo político, es inmune a los más poderosos venenos. Y González, tras arremeter contra él en repetidas ocasiones y comprobar que los dardos rebotan en su rostro, ha preferido sellar la paz, tal como se escenificó en el congreso del PSOE de Valencia del pasado mes de octubre.
Así, Sánchez sigue por donde solía, es decir, predicando que España va viento en popa, como el viernes en el congreso del PSOE de Canarias, con un gobierno victorioso sobre el maldito bicho de la pandemia y augurando un crecimiento espectacular en lo económico. Un futuro cojonudo, vamos.
Mentiras y medias verdades
Resulta paradójico que Felipe González afeara las declaraciones optimistas reiteradas de su secretario general, algo que forma parte del bagaje de cualquier político en el gobierno, mientras que lo contrario, o sea, la visión pesimista de todo cuanto hace el ejecutivo sea lo propio de la oposición.
Él mismo fue un magnífico ejemplo del pertrecho de mentiras, medias verdades y cintas de vídeo que aderezan el discurso habitual de cualquier político. Para la historia quedó el famoso “OTAN, de entrada, no” en el referéndum de 1986 o el “cambio sobre el cambio” tras la amarga victoria socialista en las elecciones generales de 1993.
El engaño o la visión interesada de la realidad no es solo patrimonio de la izquierda. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, dejó ayer otra muestra durante su intervención en el congreso del PP andaluz.
Una jaula de grillos
Igual que Pedro Sánchez, Egea fue el tío que apareció ante los compromisarios populares andaluces para decirles, a ellos y a España entera, que todo va muy bien en el PP y que el futuro del partido es cojonudo, cuando todos saben/sabemos que el PP es al presente una jaula de grillos por las porfías internas entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.
El frente de Casado y Egea contra Ayuso parece un error estratégico de bulto. Ambos han dado a la cuestión una relevancia que a la postre está yendo en su contra. El temor de Casado a que Isabel Ayuso pueda hacerle sombra está evidenciando su propia inseguridad como líder nacional del PP. Habría sido más inteligente mantener la neutralidad y dejar que los populares madrileños resolvieran libremente sus asuntos internos.
La guerra entre Casado Ayuso está reabriendo la herencia de bandos de la etapa Rajoy. Heridas visibles también en las estructuras autonómicas que no ayudarán en nada al PP en futuros comicios. Peor aún, con las Españas vaciadas y Vox aporreando los tambores en el horizonte.