Deberíamos estar más que preocupados, pero vacunas a un lado los ciudadanos parecen poco preocupados o desinformados por la geopolítica que se desarrolla a su entorno. Los medios tiran de noticias de bajo nivel como las catástrofes naturales una y otra vez para no informar de nada. Pocos se atreven a informar y si lo hacen es entre líneas no sea que se les tache de alarmistas.
Todo conflicto se desarrolla porque persigue un fin. Después de los conflictos asimétricos como el de Afganistán ha llegado para quedarse un nuevo tipo como es el de la guerra híbrida que consiste en una serie de acciones ejercidas con ambigüedad en la amplia línea que divide la paz de la guerra. Se crea una zona gris o gray zone, difuminando la paz y la guerra. Se combinan medios y tácticas militares regulares con formas asimétricas y no convencionales para desestabilizar gobiernos y desencadenar conflictos. Lo vimos nacer en la invasión de Crimea y ahora lo contemplamos en la frontera de Bielorrusia con Polonia y Lituania. En el posicionamiento de 175.000 efectivos de tropas rusas en la frontera de Ucrania. Incluso asistimos a breve intento en la avalancha última en la valla de Melilla y la invasión de nuestras aguas territoriales por parte de Marruecos.
La actual tensión en el este hace temer una maniobra de distracción para ocupar la franja de Suwalki que comunicaría los ejércitos rusos con su puesto avanzado de Kaliningrado y dejaría aislados los países bálticos del resto de la OTAN. Ucrania sólo puede presentar una resistencia escasa por inferioridad numérica y estratégica, su armamento es obsoleto y de tecnología rusa. Las relaciones de los USA y Rusia no atraviesan un gran momento y Putin presiona a la OTAN ante cualquier acercamiento a Ucrania. La Unión Europea es irrelevante diplomáticamente pues calla al depender del gas ruso como fuente de energía y no se opondrá pues no puede ni económica ni militarmente. La expansión de China en el sureste asiático y sus pretensiones sobre Taiwán pueden dar un giro en breve al haber asombrado al mundo con sus misiles hipersónico, su capacidad tecnológica y su ejército ultramoderno. Los debilitados Estados Unidos de Biden, tanto a nivel exterior e interior, puede que acaben mirando para otro lado también en Europa y Asia.
Marruecos y su carrera armamentística tienen un fin. Una inversión tan brutal sólo es posible si se va a sacar de ella un rendimiento a corto plazo. Las armas hay que pagarlas de algún modo. La diplomacia marroquí va haciendo alianzas con Estados Unidos, Israel, China y Gran Bretaña, y comprando más y más armamento. En un conflicto por Canarias, Ceuta o Melilla ¿Quién apoyaría a España? Ante un enfrentamiento en el Magreb de Marruecos contra Túnez o Argelia, España siempre saldría perdiendo pues nos quedaríamos sin gas.
Las mayores virtudes a las que asistimos por parte de los que gestionan nuestros destinos hoy en día es a descansar antes de cansarse, de gastar antes de ganarlo y de mentir antes de abrir la boca. En nuestro país parece que tan sólo la comunidad de Madrid es consciente de que pueda ocurrir este invierno un apagón energético general y un desabastecimiento de productos básicos por la situación geopolítica actual. La posible huelga de transportes y de los productores agrícolas a nivel nacional puede que haga que empecemos el año dándonos un tiro en el pie ante la que se avecina. A un posible desabastecimiento energético puede que se sumara la falta de productos de primera necesidad como combustibles, alimentos, componentes electrónicos para la industria y otros materiales. Otros países europeos ya se están preparando, mientras aquí parece que estamos a verlas venir y el nivel está en vanagloriarnos de que vamos a vacunar a unos y a otros.