Hoy es un "día especial" y lo percibo nada más abrir las puertas de mi balcón y asomar mi existencia a una realidad diferente, más humana. Se perciben ilusiones nuevas y se escuchan celestiales músicas que hablan de un niño nacido en un portal, de pastores que le adoran y de una naturaleza vibrante de alegría que brinca, baila y canta. Las campanas, una sobre otra, resuenan y nos invitan, hasta tres veces, a asomarnos a la ventana porque un fenómeno inusual ha ocurrido en Belén. Y todo esto obedece a una especial situación distinta a todo lo ocurrido a lo largo del año: ha llegado La Navidad.
Se transforman nuestros hogares en familiares puntos de encuentros alrededor de surtidas mesas especialmente decoradas y casas excepcionalmente iluminadas en torno a una única razón: ha llegado la Navidad.
Las ciudades hierven en sus transformadas calles repletas de bombillas con atractivos y adornados escaparates que captan nuestra atención y hacen pegar las narices de los niños a sus cristales queriendo apropiarse de esa inmensidad de atractivos juguetes, porque ha llegado la Navidad.
Una vez al año rompemos nuestro endurecido corazón para desearnos la paz y el amor superando desencuentros petrificados a lo largo del año o la vida. Envolvemos nuestros regalos con papeles multicolores para agrandar la generosidad despertada en nuestro interior y ocultar oscuros recuerdos que frustrarían los gestos. Nos felicitamos unas fiestas que han alcanzado ese rango, porque ha llegado la Navidad.
En este ir y venir de gestos, pensamientos y deseos, salta en mi interior el contraste de la Navidad. Parece que todo ha cambiado en los corazones de los hombres "por arte de magia" pero las guerras, los odios, el egoísmo y los intereses siguen ocultos en este trasfondo de ficción. Si escuchas las noticias hablan de la Navidad como un periodo de bondad, sonrisas, buenas, intenciones, como si algo hubiera ocurrido para convertirlo todo en un "mundo feliz", cuando la felicidad es uno de los mayores déficits que sufre el hombre. Gastamos incluso lo que no tenemos para "llenar" la Navidad, aunque sepamos que tendremos que pasar futuros periodos de escasez y penuria. Sigo sin entender al hombre y sus comportamientos.
En mi interior resuena una y otra vez una machacona pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué esta contradicción? La respuesta se me ocurre envuelta en otro interrogante: ¿Será que el hombre no sabe realmente lo que es la Navidad? ¿Nos hemos equivocado en la celebración al camuflarlo de ficción, papanoeles, renos, elfos, árboles y demás adornos? ¿Nos hemos centrado en el regalo y los buenos deseos del momento y hemos olvidado de cómo nos comportamos en el día a día de nuestra existencia?
Personalmente quiero rescatar La Navidad e iluminar la casa, hacer reuniones familiares en torno a buenas viandas, desearnos felicidad y entregarnos regalos porque es Navidad. Porque está el recuerdo del nacimiento de un niño, que para los creyentes es el Niño Dios, que durante su vida pública dio a conocer un mensaje al que nadie puede reprochar su contenido. Habló del amor al prójimo, de paz entre los hombres, de renuncia en favor de los pobres. Incitó a ir haciendo el bien, llamó bienaventurados a los perseguidos, nos invitó a ser limpios de corazón, a no mentir, a no matar, a perdonar incluso a los que te están haciendo el mal.
Qué mejor mensaje para el hombre del siglo XXI creyente o no creyente. No me extraña que ese Niño despertara curiosidad entre los humildes pastores y los sabios reyes de oriente. Su único mensaje, el amor. Su propuesta vital, la humildad y el desprendimiento. Su ejemplo, dar la vida por los demás. Una guía de conducta para el hombre de cualquier condición, raza y nación. Esa es la Navidad: el despertar de las conciencias atrofiadas por las turbulencias cotidianas para retomar el mensaje de ese Niño y hacerlo extensible a todo el año.
Rodeémonos de luces, música, regalos, encuentros, comidas y dulces, para hacerlo presente y no dejemos que nos silencien lo importante: el amor para estos días y para cada día de nuestras vidas.
Hoy brindo por ello y deseo a todos FELIZ NAVIDAD.