Por fin se ha desojado la margarita: Habrá Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo, una de las citas taurinas más importantes del inicio de temporada; ya que además de tempranero tiene unas características únicas, como son aunar en él el carnaval propiamente dicho, con todo su colorido alegría con el toro, lo que, al menos en España es único.
Pero además, se da otra ordenada simbiosis entre el festejo taurino reglado y "serio" de sus novilladas y festivales con el festejo popular de sus encierros, urbanos y de campo o a caballo, capeas y los no menos atractivos desencierros en los que el toro sale integro de la plaza.
Una plaza única, de arquitectura efímera, construida año tras año en la plaza Mayor de la ciudad por artesanos, que clavan las maderas una a una y clavo a clavo en muy pocos días, en una obra realmente singular y también única para luego desmontarla en poco más de un día y guardar el maderamen para el siguiente.
Decir también que en esta fusión de lo popular y la profesional, podemos ver a las máximas figuras del toreo, en el 2020 torearon Morante y El Juli, y a continuación soltarse los morlacos de la capea para los mozos e incluso alguna moza si se atreve.
Una fiesta única, que ha podido conjurar el maleficio de la pandemia y va a celebrarse como es debido. Esto es, con las obligadas precauciones sanitarias.
Gabriel García Márquez, cuyos artículos, "El escándalo del siglo" acaban de publicarse, por Penguín Random House, nos cuenta en uno de ellos, que en el pueblo colombiano de La Sierpe, para encontrar la imagen perdida del milagroso "Jesusito", alguien propone celebrar una gran fiesta de toros. Y así se hace y durante cinco días.
La fiesta fue la más concurrida, bulliciosa e intensa, de cuantas recuerdan en La Sierpe, según nos cuenta el Premio Nobel. Pero Jesusito no apareció. Sin embargo, "que nos quiten lo bailao" en este caso toreao.
Pues bien, cinco días son los que se avecinan de Carnaval en Ciudad Rodrigo, y aunque la pandemia siga en sus trece, también podremos decir como Juan del Encina, "Comamos y bebamos, que mañana ayunaremos". Y aunque no sea todo lo deseable, tiraremos la casa por la ventana, como siempre se hace en el Carnaval del Toro.