Por fin anoche los distintos partidos y agrupaciones electorales pusieron fin a una larga y tediosa campaña y precampaña electorales. Incluyo la precampaña porque su única diferencia con la precampaña es que no se puede pedir el voto, pero el resto de la actividad electoral es similar. Espero que nadie me persiga por lo que digo, pues soy un simple afiliado de base del PP y cuanto digo y escribo lo hago a título personal.
La Ley Orgánica del Régimen Electoral data de 1.985 y creo que merece una profunda revisión, lo que requiere el acuerdo al menos de los dos grandes partidos para evitar que en función de la circunscripción electoral el “precio” de un escaño sea tan diferente, para evitar que proliferen las agrupaciones electorales cantonales que, al salir gratis para los que las promueven, que no para los españoles, además del coste ecológico que conllevan asociado al papel empleado. y para acabar con los privilegios de los partidos nacionalistas. Por supuesto, ningún partido lo admitiría, pero yo sigo reclamando desde que me inicié en política que las listas electorales sean abiertas y así los electos estarán pendientes de atender las demandas de quienes los eligen y no del dedo que los nombra. Pero, en fin, volvamos al tema.
El viernes los partidos organizaron sus cierres de campaña ya que la LOREG obliga a mantener una jornada de reflexión previa a la electoral, lo cual me parece tan absurdo como la prohibición de publicar encuestas y sondeos en los días previos a la fecha electoral.
Yo asistí al acto de cierre del PP en Valladolid y haré referencia al de otros partidos desde lo que vi a distancia y lo que he leído en los medios y las redes y lo que me han trasladado algunos asistentes a los mismos.
Las expectativas que se desprendían de las últimas encuestas publicadas revelaban el estancamiento del crecimiento del voto popular y el crecimiento de Vox, lo que despertó las expectativas socialistas y motivó el desembarco en Castilla y León de medio gobierno sanchista, con la presencia del Presimiente incluida. Claro que con algunas diferencias: yo esperé al alcalde de Madrid en Simancas invitado por el alcalde de la localidad, y después de recorrer las calles de la Villa nos desplazamos a Valladolid. El paseo por la calle de Santiago hacia la sede de campaña fue un clamor popular con una interminable solicitud de fotografías con Martínez Almeida. Al llegar a la sede de campaña, a donde minutos antes había llegado Pablo Casado, era casi imposible el acceso ante la multitud aclamando a Casado y reclamando, al grito de “presidente, presidente una foto para el recuerdo”. Antes de llegar a la sede, Casado había estado visitando las instalaciones de IVECO y renovando su compromiso con la automoción. En ninguno de estos paseos se oyó un solo grito de insulto a Casado, algo que le resulta imposible al Presimiente Sánchez que de hecho es incapaz de salir a dar un paseo por la calle, como tuve oportunidad de comprobar cuando a las seis de la tarde multitud de policías bloqueaban cualquier posibilidad de aproximarse a la Cúpula del Milenio donde esperaban la llegada de su Sanchidad. Por cierto, como estamos en campaña esta vez no vino en el Falcon, que está muy mal visto y lo que contamina es secreto oficial.
En el recinto ferial, el cierre de la campaña del PP se vio absolutamente desbordada a pesar de lo cual la organización del acto se desarrolló sin el más leve incidente: el primero en subir al escenario en su calidad de anfitrión fue Conrado Iscar, presidente provincial del PP para dar la bienvenida a los asistentes. Después, Jesús Julio Garcia Carnero como número uno de la lista por Valladolid en nombre de todos los candidatos, quien hizo un breve repaso de la importancia de Valladolid en la Historia de España que es de agradecer.
Estaba anunciada la presencia de López Miras y de Juanma Moreno, pero tuvieron que intervenir desde la pantalla, pues el primero tenía “casualmente” de visita en Murcia de la ministra Rivera y Moreno Bonilla estaba en Dubái. La intervención de Isabel Díaz Ayuso cuyo nombre despertaba pasiones entre los asistentes, (desde luego en el aplausómetro ganó) fue original estructurándola en 15 motivos para votar al PP. Para mí, un único fallo: no citar una sola vez a Pablo Casado. La intervención de Feijóo magistral. Para mí la mejor de todas en cuanto al fondo y a la forma.., y es que cuatro mayorías absolutas no se obtienen así como así. Después intervino Pablo Casado, aclamado como presidente, presidente , quien de forma brillante, (siempre he dicho que es el mejor orador del Parlamento Español), quien expuso su vinculación personal y política con estas tierras, algo que repitió Fernández Mañueco en su discurso final, por cierto el mejor que le he oído en toda la campaña. Y con esto y un bizcocho… nos fuimos a casa.
Respecto a la capacidad de convocatoria el orden por lo que vi, lo que he leído y oído y lo que me han contado el “ganador” fue el PP, seguido de Vox, Psoe y la exigua respuesta a la convocatoria de Cs. En ninguno de los actos hubo incidentes, eso sí, tan sólo uno requirió una presencia generosa de la Policía Nacional. Ojalá, esta capacidad de convocatoria sea un anticipo de lo que veamos mañana.