En la vida, muchas veces, no es bueno reaccionar de inmediato ante situaciones adversas o decepciones. En política es todavía peor hacerlo. Las consecuencias que puede tener son siempre imprevisibles. Más aún si esa decisión está en manos de uno de sus líderes. Una determinación imprudente puede condicionar el futuro de su formación durante muchos años. Por eso, cuando se llega a ese punto es mejor reflexionar. Sosiego, calma y, si se puede, dar marcha atrás.
Y eso es lo que parece que ha hecho el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, quien tras conocer los resultados de las elecciones del 13-F dejó en el aire su continuidad al frente del partido.
“Me he dejado la vida por esta Comunidad y no ha sido suficiente. Otros vendrán que lo harán mejor”. Con esa fase lapidaria pareció abrir la puerta a su marcha. Unas palabras que hicieron saltar las alarmas entre sus acompañantes en la ejecutiva autonómica, así como entre los líderes provinciales. Esa misma noche su móvil se llenó de mensajes de apoyo de sus acólitos intentando así, como finalmente han conseguido, que reflexionara y analizará los posibles resultados de su decisión.
Y es que el burgalés es un hombre de emociones, de sentimientos fuertes, pero tiene una gran capacidad para darse cuenta de un posible error. Más aún de las dimensiones que esa salida hubiera provocado en un momento como en el actual. Por eso, a la ejecutiva de hoy llegaba convencido de que sí seguiría. Más aún cuando todas las voces que se han escuchado han sido a favor de su continuidad y de apoyo al trabajo realizado. Tanto que, incluso, para disipar cualquier duda que aún mantuviera, se le ha recibido con una ovación cerrada de todos los compañeros. Sin fisuras. “El único que ha dudado de Tudanca ha sido el propio Tudanca”, decía un veterano líder del PSOE.
Además, no es el momento adecuado por distintas razones. La fundamental que no se sepa aún si habrá o no Gobierno en la Comunidad. Aunque todo apunta que Partido Popular y Vox llegarán a un acuerdo de coalición para formar ejecutivo, la posibilidad de una repetición de elecciones sigue presente. Presentarse a unos posibles comicios sin un candidato conocido sería prácticamente un suicidio para los socialistas.
Y no sería la única. Porque hay una parte de los miembros de la ejecutiva que no tienen tan claro que el Gobierno PP-Vox esté ya cerrado como daba hoy por hecho Tudanca. Por eso, en la estrategia a seguir en los próximos días, hay diferencias, aunque no encontronazos. Por un lado, como el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, quienes proponen ofrecer la abstención al PP sin condiciones para que no tenga que contar con la extrema derecha. Esa fórmula permitiría tener enfrente a un Gobierno mucho más débil que si contara con el apoyo de los 13 procuradores de Vox.
Por otra, la de quienes defienden la misma propuesta, pero con la condición de que rompa sus pactos en toda España, tal y como ha explicado Tudanca después de la ejecutiva. La misma idea que defendió unas horas después el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
¿Quién ha diseñado esta táctica? Pues todo parece indicar que detrás de ella está el jefe de Gabinete de Sánchez, el antiguo portavoz en las Cortes del PSOE, Óscar López. El segoviano ha tenido más presencia durante la campaña autonómica de lo que se pueda pensar y parece que se mantiene como unos de los ideólogos de las decisiones que se puedan tomar durante las próximas semanas.