La importancia del sector agrario y de la agroalimentación en España es más que conocida y por supuesto también lo es en Europa, ya que es el segundo sector en importancia en cuanto al volumen de exportaciones que representa.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia tiene un efecto devastador en ambos sectores, tanto por el abastecimiento del gas de Rusia, que afecta directamente al precio de los fertilizantes y nitrogenados, como por la importancia de la producción de cereales y de oleaginosas que tienen actualmente Rusia y Ucrania juntas.
Esto quiere decir que tanto los agricultores como los ganaderos están teniendo un encarecimiento de los costes de producción en toda la actividad que desarrollan, ya que tanto la energía como los abonos en la agricultura así como la primera y los piensos para la ganadería representan los costes más elevados.
El precio de los cereales se ha disparado en todas las lonjas españolas de una manera exponencial a lo largo de los últimos días y también lo ha hecho en los mercados de futuro de las Bolsas de París y de Chicago.
Además, esto representa un incremento adicional a otros costes que ya se habían encarecido y que siguen haciéndolo después de la invasión, como es el petróleo y la electricidad.
Castilla y León, perjudicada
La situación es realmente preocupante para todos los países de la UE y especialmente para España, con un peso específico muy destacado de su producción agraria y agroalimentaria. Y más preocupante si cabe para regiones como Castilla y León, que viene a representar la primera posición en casi todas las producciones agrarias más importantes de nuestro país, con la única excepción del olivar.
En nuestra Comunidad el sector agroalimentario representa el sector económico más importante desde el punto de vista industrial, por delante de la automoción.
En Castilla y León hay más de 65.000 agricultores profesionales y cerca de 40.000 trabajadores en las empresas agroalimentarias, prácticamente el 40% de estos últimos están en el medio rural. Este sector es sin lugar a dudas una de las herramientas principales para frenar la despoblación en el medio rural, ya que además sus empleos son jóvenes y con un número elevado de mujeres.
La invasión de Ucrania por Rusia ha vuelto a poner de manifiesto la fragilidad de Europa. Una vez más se está demostrando que esta unión de países es más económica y monetaria que lo eficaz que resulta frente a otros retos.
En este momento Europa no tiene capacidad para garantizar el autoabastecimiento de alimentos, lo que supone un grave incumplimiento de uno de los mandatos contenidos en los Tratados Fundacionales de la UE.
Es necesario que se adopten medidas cuanto antes para paliar los graves efectos que se ciernen sobre la agricultura y la ganadería. La Comisión Europea, el Gobierno de España y la Junta de Castilla y León tienen que reaccionar inmediatamente.
Debe abordarse la toma de decisiones de manera urgente. Debería revisarse lo previsto en la Política Agraria Comunitaria recientemente aprobada, porque nada de lo que se había planteado va a servir ante un desastre como el que se avecina. Una Política Agraria que solo está pensando en las medidas medioambientales, en el cambio climático, en la Agenda 2030, ha quedado absolutamente superada por los acontecimientos tan graves que estamos viviendo.
Me decía el otro día un agricultor amigo de un pueblo de Palencia, Ignacio, que al encarecimiento de los costes se sumaba la sequía, que no llovía desde principios de enero, hasta el jueves pasado que llovió. Que si seguía faltando la lluvia, iban a perder todo el abono que acababan de echar en el campo.
Para Castilla y León es si cabe aún más importante y urgente que se adopten medidas que palíen los efectos del encarecimiento sobrevenido de los costes de producción.
Somos medio rural, familias que viven y trabajan en los pueblos de Castilla y León. Una Comunidad que vive mirando al campo, todos tenemos familias y venimos de origen de los pueblos de esta extensa y gran autonomía.