Creo que hasta los que cursaron la ESO son capaces de identificar lo que quiere decir la expresión con la que encabezo este escrito, pero mucho me temo que los que estudien los planes impuestos por Su Sanchidad lo lleguen a entender algún día. Por eso, para unos y otros, (yo soy de los que estudió latín en el Colegio de Lourdes), les recordaré que cuando fallece un Papa en la Iglesia Catolica los Cardenales se reúnen en Cónclave, otro latinajo, (con llave), encerrados en la Capilla Sixtina, para elegir a su sucesor. Una vez conseguida la elección, la chimenea vaticana expulsa humo blanco, (la fumata blanca), con la que se anuncia que ya hay sucesor electo. A continuación el cardenal protodiácono aparece en el balcón y dice "Annuntio Vobis Gaudium Magnun HABEMUS PAPAM. (Les anuncio con gran alegria, TENEMOS PAPA!", para acto seguido hacer público el nombre del cardenal elegido.
Pues bien, "mutatis mutandi" (otro latinajo), algo parecido es lo que ocurrió el pasado lunes en las Cortes de Castilla y León, cuando su presidente una vez finalizado el debate, que duró mañana y tarde, y del recuento de votos, anunció: votos a favor de D. Alfonso Fernández Mañueco, 44; votos en contra, 37. Habiendo obtenido la mayoría absoluta, etcétera, y levantó la sesión.
Obviamente esto fue la crónica de una, o en este caso más de una, muerte política anunciada. Y no me refiero precisamente a la del candidato, sino más bien a la de aquellos que hicieron lo imposible para evitar que Alfonso Fernández Mañueco, que hay que recordar que había ganado las elecciones, fuera capaz de llegar a un acuerdo con Vox, lo que logró a pesar de la feroz campaña entusiasta de izquierdistas, golpistas, filoterroristas, extremistas de izquierda, feministas, sindicalistas, periodistas, medios de comunicación, chiringuitos y mamandurrias que ven peligrar las subvenciones públicas.
Abrió el debate en la sesión matinal el candidato, en una larga sesión en la que expuso su programa para los próximos cuatro años, recogido en el programa pactado con Vox, y cuyo contenido fue hecho público con semanas de antelación y sobre el que yo llevo tiempo reclamando que me hagan llegar objeciones, aspectos inconstitucionales o negaciones y afirmaciones que se atribuyen a Vox, como propias de la extrema.
El candidato expuso el programa de "su" gobierno y alabó la generosidad de sus compañeros de coalición en la seguridad de su lealtad a lo largo de la legislatura y asegurando que no renunciaba a ningún punto del Programa Popular, no ocultando que había preferido un gobierno en solitario pero la voluntad de los castellanoleoneses era la que había salido de las urnas forzando un acuerdo PP-VOX y en ello estamos. Anunció una revolución fiscal con disminución de varios impuestos, y la remisión a las Cortes de once proyectos de ley. Como siempre el discurso de presentación resultó un tanto rollo, pero ello es inevitable.
Por la tarde se reanudó la sesión con la intervención de Luis Tudanca, portavoz del PSOE, candidato perdedor, promotor de una moción de censura fracasada, y repetidor una y otra vez de los mantras habituales: Mañueco era "el nuevo portavoz de la extrema derecha", "se había quitado la careta diciendo lo que siempre pensó pero nunca se atrevió a decir", "era un día triste y negro para Castilla y León", lamentando que el PP aceptara sin complejos todo el discurso de la extrema derecha, discurso que calificó de "peligroso para las mujeres, trabajadores y trabajadoras, para todos aquellos que necesitan el estado de bienestar para poder vivir y para los que creen que hace falta un país que piense en los intereses de todos y no sólo en el poder de algunos". "Están poniendo en peligro todo lo conseguido" y llamó por ello a "ponerse en pie ante los riesgos que afronta este país". Todo ello en ese tono monocorde que no convence a nadie y duerme hasta a sus compañeros de bancada. Aseguró que los pactos de los gobiernos de coalición se negociaron en Madrid: entre Arrimadas y Génova, el pacto con Cs; y entre Abascal y Génova, el actual.
Mañueco tuvo la deferencia de contestarle de forma separada rebatiendo los argumentos de Tudanca, recordándole los pactos de su jefe para mantenerse en la Moncloa y lo que había sido el mandato de las urnas en estas tierras. En su contestación, Tudanca acusó a Mañueco de traer la réplica escrita, lo que es hasta comprensible cuando sabes por anticipado lo que te va a decir tu oponente. El resto de su intervención se la dedicó a Vox, a los que acusó de representar a "la España que madruga... para volverse a la cama". Mañueco aseguró que no iba a traspasar las líneas rojas marcadas por el PP y que los cordones, se llamen sanitarios o democráticos son todo menos democráticos, aclarando que no iba a derogar sino a modificar el decreto de la violencia de género o el de memoria democrática, asumiendo los conceptos de Vox de la Ley de la Concordia, la de la Violencia intrafamiliar y de inmigración ordenada, conceptos que compartimos muchos españoles de bien, incluidos socialistas y para muestra un botón: el Ayuntamiento socialista de Valladolid señala entre las atribuciones del área de acción social la "atención integral a mujeres víctimas de violencia de género y a víctimas de Violencia Intrafamiliar", y en el propio programa del candidato socialista, al hablar de la protección social de la inmigración, se apuesta por la Integración legal y ordenada.
Seguidamente se entró en el momento del debate, en el que Mañueco se enfrentaba al Grupo Mixto: UPL, SORIA YA y POR AVILA. La UPL, que alcanzó su máxima cota electoral con tres procuradores, repitió su viejo mantra de "León sólo" aunque incorpora a Zamora y Salamanca donde no cosecha demasiados votos, y ni siquiera en León lidera el ranking electoral como le recordó Mañueco. SORIA YA, agrupación nueva en la contienda electoral aunque no en el trabajo político y que fue la gran sorpresa de estas elecciones, insistió en el abandono en el que se tiene sometida a su provincia, llegando a reclamar una Facultad de Medicina, como si el profesorado de una Facultad Universitaria se improvisara a golpe de decreto. Si en su día cerramos el Colegio de Medicina, como hicimos con el de Ávila, con el beneplácito de los rectores de Valladolid y Salamanca fue por algo. Desde luego la España vaciada no se resuelve a golpe de improvisación.
El representante de Ávila pasó sin pena ni gloria. Y el momento más tenso tuvo lugar en el debate con el representante de Unidas Podemos, que se presentó por Valladolid ante el riesgo de no salir por su provincia, y el exvicepresidente Igea, único superviviente de Cs en el hemiciclo. Igea habló con sorna del vibrante discurso de Mañueco, no viendo nada nuevo en el discurso del candidato, salvo su sumisión a Vox, viendo peligro en que por primera vez entre en el Gobierno "un partido que representa la xenofobia, la intolerancia, el machismo, y la ausencia de la democracia y el liberalismo". Terminó asegurando que Castilla y León iba a ser el piso piloto de la extrema derecha en este país", y aseguró que no iba a conceder al Gobierno la tradicional tregua de 100 dias habitual en estas circunstancias, pues no se fiaba del candidato.
El debate se desarrolló en tonos agrios, llegando Igea a insinuaciones de tipo personal e incluso familiar a las que Mañueco, elegantemente no contestó. Pablo Fernández, único superviviente de Unidas Podemos no hizo sino reiterar sus acusaciones contra Mañueco con lo que él, él, se permite llamar extrema derecha. No vale la pena perder ni un minuto.
Acto seguido intervino Juan García-Gallardo en nombre de Vox, con una intervención bien construida y bien leída. Garantizó lealtad al gobierno de coalición, y no escondió los aspectos más controvertidos defendidos por su formación política: la devolución de las competencias de Educación, Sanidad y Justicia al gobierno central, ignorando quien le escribió el discurso que la Justicia no está transferida a esta Comunidad, en un progresivo desmantelamiento autonómico hasta llegar a suprimir el Título VIII de la Constitución, (ojo Adriana, es el título octavo que los palitos van detrás de la V... ) en lo que a todas luces parece un exceso. Otra cosa es lo que muchos españoles piensen de la necesidad de mantener 17 Gobiernos Autonomicos, 17 Parlamentos, 17 Consejos de Cuentas, 17 Consejos Consultivos, 17 Defensores del Pueblo, etc, etc. Eso sí, todos estos cambios muchos de los cuales comparto, planteados siempre con exquisito respeto a la Constitución y a las Leyes. Sinceramente me gustó su discurso, y si no le malean, puede tener futuro en estas tierras.
Finalmente, en nombre del PP intervino su portavoz, Raúl de la Hoz, con un contundente discurso de apoyo al candidato y a su gobierno de coalición. Como fui Portavoz del grupo popular hace años, (1.991-1.995), sé que el papel del defensor del candidato suele resultar poco brillante, aunque debo reconocer la solidez de su intervención.
Y ya, hasta la semana que viene, en que pretendo presenciar en directo la toma de posesión del presidente y la formación de su gobierno. Y luego Dios dirá.