Conocí la noticia por un whatsApp enviado por su hijo David con el que mantengo correspondencia a través del móvil.

A D. Clemente Casto Sanz le conocí personalmente, un día del ya lejano año 1993 cuando por formar parte del equipo veterinario de la Plaza de Toros de Valladolid capitaneado por Jesús Cortés del Amo, fuímos invitados por el Director de Antena 3, D. Santos García Catalán para una especie de entrevista coloquio llevada a efecto por César Mata y Santi García que, también contó con el matador de Toros Davíd Castro “Luguillano”.

Clemente estaba sentado en el estudio que la emisora de radio poseía, alejado de la mesa de entrevistas y permaneció callado, revolviéndose en su silla, hasta que en un momento algo de los hablado no le pareció acertado y dejo oir su voz que retumbó en el edificio que la emisora poseía en la Avenida de Palencia, momento que entró en coloquio llegando a convertirse en protagonista de la entrevista por sus amplios conocimientos taurinos en todos los ámbitos, pues no en balde fue torero, empresario, ganadero y apoderado.

A partir de ese momento hicimos una amistad que se prolongó por espacio de tres décadas en las que hemos compartido momenjtos de cenas en diferentes capitales donde coincidí con su hijo David, matador de toros, homenajeado como triunfador y un servidor como conferenciante en Jornadas Taurinas que se organizaban anexas al evento.

También he compartido toreo al actuar en su plaza de tientas de Alcazarén como aficionado practicante. He incluso asistí en su casa en alguna que otra comida organizada por él y su mujer Ana en ambiente cordial pues son una familia educada y agradable con las que da gusto dialogar.

Durante unos meses tuve en mi poder un capote que Davíd, por intermedio de Pedro Iturralde (+), prestó para adornar una mesa que sirvió de escaparate en la presentación de mi primer libro taurino “Incursión por el mundo de los Toros” y con él toreaba de salón todos los días en la sala de Espera, tras apilar las sillas, de mi clínica Veterinaria de la calle Recoletas de la capital de nuestra Comunidad Autónoma. El capote volvió a su propietario y me deje parte de mis ilusiones taurinas en el recuerdo.

Por descontado que coincidimos en muchas corridas de toros ya que, un servidor no solía perderse ninguna de las actuaciones de su pordedante e hijo David Castro “Luguillano” en las diferentes plazas tanto de nuestra provincia de Valladolid, como en las limítrofes de la Comunidad de Castilla León.

Un Clemente que, en su euforia vivida con los triunfo de su hijo Davíd, sacaba siempre dos pañuelos en petición de trofeos, costumbre que llegó a “patentar” hasta el extremos de ser imitado por muchos espectadores para reforzar peticiónes de trofeos.

Un Clemente que era un especialista en arreglar pitones de toros deteriorados por derrotes (no afeitado) para que pudieran ser lidiados pasando los reconocimientos de los veterinarios.

Hombre simpático y afable con el que era una delicia compartir charla sobre tema taurino donde ponía en evidencia sus bastos conocimientos.

D. Clemente (por ser Bachiller que empezó estudios de Comercio) fue el creador de la Saga de los “Luguillanos” en su Mojados natal y de la que formaron parte sus hermanos, matadores de toros, Santiago y Juan Carlos, su hijo Davíd y su otro hijo Jorge novillero.

Hombre de carácter recio que no era fácil de doblegar ante las exigencias económicas como apoderado de su hijo David por contar éste con una cualidades toreras fuera de lo común.

A los 90 años nos ha dejado un referente taurino. D.E.P con mi más sentido pésame para todos sus familares.