Después de muchas especulaciones, largas conversaciones y duras negociaciones, se firmó el pacto entre el PP y Vox que permitió al presidente Fernández Mañueco hacer público el gobierno que, salvo incidentes, estará al frente de nuestra comunidad autónoma en los próximos cuatro años. Y la verdad es que no lo tenía fácil: los números no le permitían formar el gobierno monocolor que a él le hubiera gustado y el resultado electoral obligaba a un pacto de uno u otro tipo con Vox. Pero el programa pactado es público y yo insisto en que no encuentro en él nada rechazable y sigo invitando a los críticos que lo justifiquen.
A nivel nacional, izquierdistas, separatistas, filoetarras, golpistas y demás ralea abominaban del posible acuerdo con la “extrema derecha” que para ellos representa Vox, ocultando quienes son ellos y dónde están, mientras que en los dos partidos de la derecha afloraban ciertas reticencias al acuerdo y que lo aceptaron unos por necesidad y otros por el deseo imperioso de tocar poder. Otros lo aceptamos como la única salida posible que efectivamente puede ser un experimento de laboratorio, pero para bien. Estoy seguro. Afortunadamente el show de los espionajes copa la actualidad y se han olvidado de los pactos PP-Vox en Castilla y León.
Qué lejos está aquel primer gobierno de AP presidido por Aznar, en el que un presidente, cinco consejeros y poco más de veinte secretarios y directores generales, (el invento de los vice consejeros fue muy posterior), sacamos adelante el gobierno, si bien al final, al pactar con el CDS éramos seis consejeros. Aznar, de la mano de José Luis Martínez López-Muñiz, que declinó entrar en el gobierno, hizo una drástica reducción de los cargos políticos que nutrían el gobierno socialista anterior: desaparecieron los delegados que cada consejería tenía en cada capital de provincia sustituyéndolos por un sólo delegado de la Junta, y a los consejeros nos dejó sin gabinetes y sin jefes de prensa, y por supuesto el invento de los pseudo asesores, (Dios mío, de qué asesorarán muchos de ellos…), no se había inventado. Yo, que asumí dos consejerías fusionadas en una, “Cultura y Bienestar Social”, que gestionaba el 43% del presupuesto y el 52% del personal de la Junta, la tuve que sacar adelante contando tan sólo con un secretario general y cuatro directores generales. En el gobierno socialista al que sucedimos había, para lo mismo dos consejeros, dos secretarios generales y doce directores generales, prensa y gabinetes aparte.
El nuevo gobierno tiene un claro tinte continuista, pues el presidente, la mayoría de los consejeros y el partido mayoritario en el gobierno, también. Los que cambiaron fueron los socios y es ahí donde muchos pondrán la lupa, por lo que deben ser muy cuidadosos, austeros y transparentes en su gestión. Seguro que Igea estará con la escopeta cargada. De hecho, ya se les ha criticado porque las tres únicas mujeres que lo integran las aporta el PP, lo que les conforma con el gobierno autónomo con menos mujeres de España. Yo no he sido nunca partidario de las cuotas, ni de sexo ni de origen geográfico, pero no todo el mundo tiene que coincidir conmigo.
Y antes de iniciar el examen cada uno de los miembros del gobierno, haré una vez más publicas mis opiniones respecto de las condiciones que deben reunirse para dedicarse a la política, partiendo del principio general de que cuando uno está seguro de sí mismo procura rodearse de los mejores y que sólo los mediocres se rodean de mediocres para que se les note menos, lo que es válido no sólo para la política. Por supuesto debe exigírseles una formación cultural y política de buen nivel, deben gestionar materias sobre las que tengan experiencia y así no precisar “asesores”, y además deben acreditar haber vivido de su profesión antes de vivir de la política, es decir, no buscan en ella un modus vivendi in aeternum. Lógicamente a los que llevan tiempo en la gestión de la cosa podré juzgarles por si trabajo hasta el momento. A los nuevos por lo que espero de ellos.
En primer lugar, ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO, posiblemente al que mejor conozco porque además coincidimos como alcaldes de nuestras respectivas capitales. Mamó la política en casa, pues su padre fue alcalde franquista entre 1969 y 1971, fundando, mientras estudiaba derecho en la Universidad Salmantina la Asociación de Estudiantes Independientes de aquella Universidad. Su vida ha transcurrido prácticamente dentro de la política, pues apenas ejerció como abogado en el bufete familiar. Hizo su carrera política en el PP desde Nuevas Generaciones, pasando por la secretaría provincial y la secretaría regional hasta acceder a la Presidencia Regional en abril de 2017. Su carrera institucional le llevó desde concejal del Ayuntamiento salmantino en 1.995 hasta Presidente de la Junta en 2019, pasando por la presidencia de la Diputación y la alcaldía salmantina, las consejerías de Presidencia y Administración Territorial e Interior y Justicia, (estas muy cuestionadas por carecer la Junta de competencia en estas materias) y siendo procurador en las Cortes de Castilla y León desde 2003. Como veis un hombre del aparato del partido, o si preferís un “animal político” a partir de ahora en el punto de mira de todos los anti sistemas, partido socialista incluido.
En segundo lugar, y por orden protocolario, debo decir algo del vicepresidente JUAN GARCÍA GALLARDO. Poco puedo decir por su carencia de actividad política conocida antes de su nominación como candidato a presidente de la Junta, algo que desde la noche electoral fue planteado como una exigencia no negociable por parte de Vox.
Licenciado en derecho, ejerció como abogado en el acreditado bufete familiar en Burgos, y sinceramente no tiene mal cartel en la capital burgalesa. Ante la carencia de actividad política conocida, y una vez conocida sus competencias en la Junta, démosle un voto de confianza.
JESUS JULIO GARCÍA CARNERO, nuevo consejero de Presidencia pero viejo en la política regional. Este zamorano nacido en 1964, es licenciado en derecho y técnico superior de la administración autonómica. Fue secretario general de Fomento, después presidente de la Diputación Provincial de Valladolid, consejero de Agricultura y Ganadería y actualmente lo es de Presidencia, siendo uno de los dos pilares básicos de la Junta, cargo que compatibiliza con un escaño en las Cortes Regionales. Entre 2017 y 2021 fue Presidente Provincial del PP. Hombre ejecutivo y resolutivo, su labor ha sido bien valorada entre agricultores y ganaderos a los que ayudó eficazmente con ocasión de incendios, nevadas, e incluso en la pandemia. Estamos ante otro animal político.
CARLOS FERNÁNDEZ CARRIEDO, otro viejo rockero de la política regional, palentino de 60 años, economista, ha sido un poco hombre orquesta, habiendo sido Consejero de Sanidad, de Medio Ambiente, de Empleo y de Economía y Hacienda, además de Portavoz del Grupo Popular en las Cortes. También de la máxima confianza del Presidente es el otro pilar en el que a buen seguro se apoyará Mañueco.
La Consejería de Industria, Comercio y Empleo, ha sido adjudicada a MARIANO VEGANZONES, uno de los tres consejeros nombrados a propuesta de Vox, quien ha desarrollado su tarea ligado al Ecyl y hombre de la máxima confianza de Germán Barrios. Licenciado en geografía ha ocupado diversos cargos en la Junta y habrá que darle, cuando menos, los célebres 100 días de confianza.
Sin duda, una de las consejerías más codiciadas por Vox era la de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural buscando claramente un mayor rendimiento electoral con el medio rural, algo que le generó un problema al Presidente Mañueco, que seguía apostando por el mantenimiento de Garcia Carnero en ese puesto ante su buena gestión, pero al final, la intransigencia de Vox obligó a Jesús Julio a pasar a Presidencia, (a mi modo de ver ganando en el cambio), y cediendo su cartera a GERARDO DUEÑAS, agrónomo vinculado en tiempos a Asaja de Castilla y León y desde hace años dedicado a la empresa privada. Bien recibido por las opas por su buen conocimiento del mundo agrario merece también un margen de confianza.
Y finalmente, entre los Consejeros propuestos por Vox, llama poderosamente la atención el nombramiento de GONZALO SANTONJA como consejero de Cultura y Turismo, y llama la atención no por su falta de preparación para el cargo, (su condición de catedrático Emérito de Literatura de la Complutense lo avala sin necesidad de recurrir a otros méritos), sino por sus antecedentes políticos que le llevaron a militar en su juventud en el partido comunista y a no ocultar sus simpatías por el movimiento abertzale, y es que esta propuesta viniendo de la supuesta extrema derecha ha roto muchos esquemas. Su nombramiento será especialmente vigilado. Personalmente tengo buena relación con él por nuestra común afición a la tauromaquia, él como maestro y yo como aprendiz.
Y como esto se alarga más de la cuenta, del resto del gobierno hablaremos la semana próxima, en la que el alcalde de Valladolid podrá seguir prevaricando sin aplicar la normativa de tráfico en nuestra ciudad.
Hasta el viernes que viene.