El balcón de mi existencia se ha abierto hoy de una manera especial. Me he asomado y he descubierto la vida anunciada por la llegada de mi nieto. Apoyado en la balaustrada y mirando al horizonte, entre la emoción, lágrimas y una garganta entumecida, he dialogado con esa pequeña personilla que se llama Martín y acaba nacer.
Después de largos días de espera y sufrimiento, tras una noche "toledana", has llegado, Martín. Has sido lo suficientemente madrugador como para empezar a saborear la vida y poderte anunciar a la familia en las primeras horas del día.
Las lágrimas de emoción y de alegría afloraron en los ojos de tus abuelos al contemplarte, gracias a los medios tecnológicos, recién nacido, apoyado en el pecho de tu madre con los ojos abiertos observantes de una realidad desconocida y con los restos de tu transición a este mundo visibles en la ropa que os cubría.
Has pasado el difícil momento del parto entre los dolores de tu madre, la preocupación de tu padre y la esperanza de todos los que te esperábamos deseosos de tenerte entre nosotros. Ya estás aquí y, aunque en los primeros momentos de tu llegada has necesitado llorar para romper pulmones y manifestar tu vida, no tengas miedo.
Nadie te ha "arrojado" a la existencia. Te ha traído el amor, has querido llegar con tus esfuerzos por salir del vientre de tu madre y todos te hemos recibido y acogido. La vida te parecerá difícil en estos momentos en los que extrañas todo, pero ahí está tu madre mirándote con el mayor de los cariños, abrazándote y dándote calor.
Tu padre, con el desconcierto ante lo nuevo, dispuesto a ser tu apoyo en cada momento de tu vida. Su primera mirada, la primera "conversación" es para descubrir y contemplar el misterio de la vida transmitida con amor. Su voz te está diciendo, tranquilo, Martín, aquí estamos, y tú aprietas su dedo con tu diminuta mano es respuesta a su llamada.
Vas a ser el centro y el pulmón de la familia. Tus padres hasta respirarán al son que tú les marques. Pasarán días hasta que te vayas acostumbrando a este mundo. Los primeros reflejos instintivos los vas solicitando con llamadas de atención que, con presteza, tu madre te los da y tu padre los procura: calor, alimento, protección, descanso.
Todo ello aderezado de amor, cariño y algo que los humanos sabemos hacer muy bien, abrazos. Poco a poco nos irás reconociendo a todos e irás abriendo esos grandes ojos a la luz para que se vayan desvelando figuras cotidianas.
Probablemente, en tu incipiente amanecer a la vida, se puedan presentar dudas, inseguridad. No tengas miedo Martín. Quiero decirte que has tenido suerte. Has nacido en una familia que ha deseado que llegaras, que te ha esperado con amor, ha preparado tu llegada con cariño y te ha recibido con las mayores de las alegrías.
Tus padres, tus abuelos, tus tíos, todos estamos pendiente de ti y nada te pasará. Duerme con la placidez que pareces tener y descansa, no hay nada que temer.
Y llegarán muchos más amaneceres a la vida porque nadie despierta de una sola vez. Irás asombrándote, descubriendo, aprendiendo todos los días de tu vida. Aparecerán dificultades, desengaños, dudas y contrariedades. No importa. Tus padres y todos los que te queremos, te iremos acompañando en tu caminar.
A mí, querido nieto, me has convertido en abuelo junto a los que hemos pasado a este otro estadio de nuestras vidas: Perla, Mercedes y Benjamín. Un bonito título que no lo concede ninguna universidad, solo, los nietos. Como todo en esta vida tiene una doble vertiente: es un peldaño a subir en el escalafón de la vida y una llamada de atención que nos dice que el relevo generacional va empujando en la existencia.
A partir de ahora seremos vasos comunicantes. Tú irás creciendo y los demás menguando, pero no importa porque estoy convencido de que el recipiente es grande y el trasvase durará mucho tiempo.
Ya estás aquí, Martín. Nos has hecho muy felices y con ello has cumplido uno de los grandes objetivos que tiene el hombre en este mundo: hacer felices a los demás. Sigue así, haciendo felices a tus padres todos los días y a todas las personas con la que te encuentres en esta vida. Cumpliendo esa misión será feliz y buena persona.
Recibe todo el amor de tu abuelo.