Al igual que ocurrió en la Segunda República (1931-1936), los distintos ejecutivos que han gobernado España caen en los mismos errores. No parecemos aprender de nuestro pasado, que pese a todo, lo envidian muchas otras potencias de nuestro entorno y así lo han reconocido públicamente.
El error del que les voy a hablar hoy, no deja de ser uno muy importante, porque afecta directamente a la unidad de España y al modelo de país, me estoy refiriendo al hecho de reconocer una nación de naciones, es decir, con diversas identidades y particularidades, con lo que ello implica. Algo que parece que un importante elenco de los diputados que cohabitan ahora mismo en el Congreso de los Diputados de la sensación quieren llevar a término. Pero habría que decirles con contundencia que con eso no se juega, porque España es realmente una nación única con más de 1.000 años de historia, aunque haya tenido continuas luchas internas que le han hecho vivir momentos ciertamente siniestros para desgracia de los españoles. Sin embargo, ni Napoleón pudo con España, porque cuando el pueblo español se une es indestructible.
Por lo tanto, queda claro que los españoles se merecen ya de una vez una clase política que no ponga en tela de juicio que es España, ni mucho menos que la confronte con debates estériles como este que a la hora de la verdad solo hacen que dividir, precisamente porque sirven para contentar a los partidos separatistas, que desde luego no pararán hasta dinamitar la indisoluble unidad de la nación española.