Es como si quisieran resucitar aquella España infausta de 1936 en la que rojos y azules desplegaban en el Congreso de los Diputados y las calles de las grandes ciudades la dialéctica de las pistolas, tan del gusto de los españoles en otros tiempos. La pintura negra de Goya del duelo a garrotazos persiguiéndonos como una maldición secular.
Las Cortes de Castilla y León han pasado de aburrido parlamento regional de la España vaciada a ardiente escenario de episodios que recuerdan al macartismo de Estados Unidos en los años 50. El comunismo acecha en las tierras del Cid y algunos se han erigido por su cuenta en nuestros defensores inopinados.
El exitoso eslogan de Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas de Madrid, “Comunismo o libertad”, parece haber calado hondo en la mente de los cargos públicos de Vox en nuestra comunidad, particularmente en el consejero de Empleo e Industria, Mariano Veganzones, que ve comunistas por doquier y recela de que Castilla y León pueda convertirse a la chita callando en una nueva Cuba.
Nunca antes el comunismo había generado tanta atención en el parlamento cidiano. Y casi siempre a raíz de alguna intervención de Veganzones, que no desaprovecha oportunidad para arremeter contra la turba roja que nos asedia, tal como hizo en su día al exponer el programa de su Consejería y como repitió ayer al hilo de una pregunta de actualidad en el pleno. Pareciera que el mayor interés del consejero de Empleo e Industria no fuera tanto buscar oportunidades de trabajo para los castellanos y leoneses, sino desenmascarar a los pérfidos comunistas.
Francisco Igea, único representante de Ciudadanos en la cámara legislativa, le plantó cara apuntándole con su oratoria afilada: Resulta lamentable que venga usted a Castilla y León a cazar comunistas, como si ese fuera uno de nuestros principales problemas.
El único presunto comunista de las Cortes de Castilla y León que no reniega de tal es el procurador de Podemos, Pablo Fernández, convertido en la diana favorita de los dardos de Veganzones. El consejero de Vox no olvida que Fernández es uno de los portavoces nacionales del inicuo gobierno comunista que está llevando a España por el camino del pecado y la ruina, con esa gran pájara roja que es Yolanda Díaz al frente, la vicepresidenta que acaricia con sonrisa sicalíptica el rostro de Pedro Sánchez cada vez que tiene oportunidad.
Claro que las diferencias entre comunismo y socialismo son tan difusas que, a ojos del consejero de Empleo e Industria, prácticamente toda la bancada de la oposición está integrada por comunistas casposos.
El mismísimo Francisco Igea, antaño socio del PP, acaso está siendo contaminado también por esas ideas nefandas del abajo el burgués, café para todos y así ahora que su compañero de banco en las Cortes es el comunistón con rabo Pablo Fernández.
Juan García-Gallardo y Mariano Veganzones han conseguido en pocos días inocular el miedo a la invasión comunista a sus socios de gobierno. Prefiero luchar contra el comunismo desde Castilla y León que sentarme en estas Cortes al lado de un comunista, le espetó ayer a Igea el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.
Frente al talante conciliador de los consejeros de Cultura y Turismo, Gonzalo Santonja, y Agricultura y Ganadería, Gerardo Dueñas, que además evitan los debates ideológicos para centrarse en los asuntos propios de sus áreas, García-Gallardo y Veganzones gustan de intervenciones de tono belicoso y se despeñan por el aire frito de las posturas sexuales o la tropa de comunistas ocultos entre el gentío.
Cada intervención de García-Gallardo y Veganzones es seguida con gran atención por los primeros espadas regionales del PP, aterrados ante inesperadas sorpresas oratorias, prestos a lanzarles el capote salvador cada vez que se les calienta la boca, como tuvieron que hacer ayer en varias ocasiones el propio Mañueco y el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo.
Conque, entre las posturitas sexuales, la colonización comunista y así, no ganamos para sobresaltos. Las Cortes de Castilla y León se han convertido en un circo. Veremos cuánto dura la caza de brujas. Por lo pronto, nos curaremos en salud: ¡Juan, Mariano: os aseguro que no soy comunista! ¡Lo juro por la gloria de mi madre!