El doctor Antonio María Mateo, cirujano vascular y cirujano taurino, jefe de la enfermería de la plaza de toros de Valladolid, durante 50 años, (ya jubilado de todas sus tareas médicas) nos relata lo vivido en el santuario taurino por excelencia como es la plaza de toros de Las Ventas, Sala Antonio Bienvenida.
Y llegó el día. Y la hora, aunque cambiando la 5 de la tarde, por las 12 de la mañana. Nervios pocos. A estas alturas de la vida pronunciar charlas o conferencias repercute poco en el sistema nervioso, pero se trataba de efectuar la “confirmación” de una alternativa discursiva tomada en Almería hace 6 años, con la Peña Amigos Taurinos de aquella localidad, recibiendo los trastos de mano de su presidente, Don Julio, nieto del torero “Relampaguito” figura señera de aquellas tierras, y con un ganadero de postín como testigo, mi desde entonces amigo Adolfo Martín.
Se trataba de “Confirmar”…y nada menos que en la plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Nervios pocos. Si acaso alguno pensando en que lloviera a cantaros o el Avant sufriera algún percance que retrasara o impidiera mi llegada a la capital del Reino. Pero no fue así.
Un precioso mercedes blanco con conductor esperándome a la puerta de la estación y que, en domingo y sin apenas tráfico, me llevó a la puerta misma de la sala “Antonio Bienvenida”, entrando por los atajos que solo los conductores saben y los taurinos también.
Me abren la puerta y casi me parten la cabeza un par de caballeros con unas impresionantes cámaras de televisión que una vez esquivadas pude comprobar que no me seguían a mí. (confieso que uno en su propio ego, llegó a creerse alguien importante cuando las vió…pero no eran para mí). Tras unos pocos minutos llegó un taxi y, como por un hechizo mágico las cámaras y los “camareros” corrieron hacía el vehículo como almas que lleva el…(iba a decir “diablo”) viento, dificultando la apertura de las puertas y la salida al exterior del ocupante. Y llegó la explicación. No eran para mí. Seguían a Ortega Cano que gentil y cariñosamente quería darme la “confirmación” y escuchar mi relato sobre “el otro lado de la fiesta”…, Conferencia que habían organizado las “adolescentes” que integran la Peña Taurina femenina “Meninas de España” y que preside mi colega la doctora María Ángeles Grajal, viuda del inolvidable torero Jaime Ostos, peña que reúne a unas 32 mujeres aficionadas taurinas en una asociación que pretende mantener viva la afición a la tauromaquia desde su femininismo (léanlo bien femi“ninismo”, no feminismo), asociación que también preside a titulo honorifico la infanta Elena de Borbón.
No, no eran para mí, que había llegado a creerme que eso de la Confirmación atraería a los medios audiovisulaes. Y los atrajo, claro que sí. No faltaban periodistas de diversos medios taurinos y las entrevistas al confirmado, una vez terminada su “faena“ oral y expositiva, y la salida de la sala a pié (no a hombros…) pero con amplio abanico de personalidades dándome la enhorabuena. Al parecer les gustó lo que dije y las imágenes que les mostré, pero ya se sabe que muchas veces la caridad es la que guía los comentarios.
Sala Bienvenida llena, un domingo y a la hora del vermút. Numerosos meninos masculinos y aficionados asistentes. Yo diría que había “paridad” de sexos. Alguna amiga ganadera, algún colega cirujano taurino, varios periodistas de la prensa y radios con programas muy afamados y una magnífica instalación informática que me permitió realizar la “faena” con una calidad insospechada.
Del discurso poco voy a decir. Tuve que ampliarlo dedicando algunas palabras a los “antitaurinos”, precisamente porque mi confirmación se hacía en el “templo” del taurinismo nacional. Como debe ser. Muchas ideas para tratar de comparar la lidia ordinaria con las “otra” faena, la que tiene lugar de forma oculta al espectador y algunos videos para impresionar un poco pero, ante todo, para realzar la bravura y la agresividad innata de uno de los mas bellos animales de la creación. Un poco de sangre, unas fotos de toreros heridos y de algunos desgraciadamente vencidos por el toro que habrán escuchado mi alegato y mis frases de admiración desde el tendido celestial del 7 del allá arriba.
Yo no haré más comentarios sobre mi actuación. Creo que fue “aseada”. Voy a reproducir la pequeña nota que me envían hoy desde la peña menínica. La pongo tal cual: “La mejor conferencia que hemos escuchado, a cargo del Dr. Antonio Mateo, magnifico orador, por su creatividad, la belleza de su exposición, discurso brillante, ameno, didáctico, hemos aprendido cultura médico taurina de alto nivel. Gracias Dr. Mateo”.
Unos aplausos de cortesía , numerosos golpecitos y apretones de manos ,una porrada de besos de tanta menina guapa y… un gracias muy sentido por parte de Ortega Cano al que creo que le insuflé el suficiente ánimo para soportar el “pressing” y como para pensar en volver a los ruedos. Eso dijo…aunque creo no lo dijo muy en serio.
Y de verdad. No hay derecho a perseguir a una persona de esa manera. Las “meninas” nos invitaron a comer y ya estaban los “camareros” en el Restaurante cuando llegaron…No hay derecho a machacar así a un gran torero.
Y con ese mal sabor de boca, a pesar del aparente éxito de mi faena, me subí de nuevo al mercedes y llegué justito para coger al tren. Y de nuevo en casa. En el lugar donde uno nunca es profeta…