En el lenguaje informático, tener una nube es un privilegio, porque ahí puedes ir guardando archivos de gran peso con total seguridad. Y si encima la nube es privada, mucho mejor que personal. Pero tener un gran peso por tener una nube en un ojo no es de privilegiados, sino de desgraciados. Ay, estas edades.
Hay que ver lo que te enseña y te ofrecen los nuevos tiempos; y es que Internet es la leche…y te recuerda aquella época, de cuando uno empezaba en esto de la información, que la única 'nube' que tenías para guardar copias era un papel de calco en el rodillo de la Olivetti. Tiempos ha…
Pero a lo que voy. A la nube en mi ojo. Y no era blanca, como la canción de Ana Belén (mi musa sensual de siempre): "Hice por ti un nido aquí en mi árbol, y una nube blanca colgada de una rama"…
Mi nube en el ojo izquierdo no era tan romántica, y además no era blanca, era trasparente, pero de ese trasparente 'color político', que lo parece, pero que no lo es. No sé cómo explicarlo, pero ustedes me entenderán. Lo cierto es que esa nube me impedía, a veces, poder leer y escribir con nitidez. No es que uno pida una visión de quinceañero, pero al menos que puedas resolver el día a día con más o menos holgura…con la vista.
Y, sobre todo, que no te diga tu doctora oftalmóloga en dos visitas anteriores que "cualquier intervención que se haga en ese ojo irá a peor". Se te viene el mundo encima, y las letras del periódico se te amontonan. Porque a uno, que se maneja más menos en internet, (y mucho más con la enorme pantalla que me regaló mi hijo Santi) aún le gusta tomarse el primer café de la mañana frente a un rotativo, aunque estos tengan una esperanza de vida como el que vaticinó mi anterior oftalmóloga sobre mi ojo izquierdo. ¡Válgame, chacho! que diría mi amigo Javi emulando la jerga calorra.
Pero hete aquí que no me di por vencido, y volví a solicitar asistencia ambulatoria, o como se llame eso de que te atienda un especialista en la materia. Y mira por donde, me tocó otra oftalmóloga distinta. Esta es pizpireta, resuelta y resolutiva, porque, tras la observación donde no aprecié la cara de mi doctora, pero sí vi más estrellas que un astrónomo, me comentó: "Pase usted a esta otra habitación que le voy a dar una sesión de láser para eliminarle la molestia". ¡Qué alivio, me dije! Porque yo soy de los que cree a pies juntillas en la Medicina.
Total, para no alargar más la cosa, que me mandó a casa con una receta de colirios para ir aliviando las molestias y evitar la inflamación e infección, y aquí estoy tan feliz escribiendo esta chorrada tras haber recuperado la nitidez de mi ojo izquierdo. Eso sí, son las 6 de la mañana. Y como no tomo Diazepam para dormir pues me desvelo de vez en cuando y me da por escribir estas cosas de mayores, pero de forma feliz por recuperar mi visión. ¡Qué alivio!
Por cierto, la receta iba encabezada bajo el título en mayúscula: 'Capsulotomía YAG'. Y tuve que acudir a 'La Red' que me aclaró el significado: "La capsulotomía, es un proceso sencillo, eficaz y rápido. El paciente recupera la visión nítida a las pocas horas, porque la luz vuelve a entrar de manera natural y el paciente recupera la visión. Únicamente se realiza una vez en la vida, pues la cápsula posterior no se puede regenerar de nuevo".
Cosas de la ciencia. ¡Qué grandes son los científicos! Y las buenas oftalmólogas. Gracias, doctora, me ha dado usted, de nuevo, calidad de vida. Dios se lo pague, o mejor le llevo una caja de bombones en la próxima visita.
P.D. Ahora me tomo un vaso de leche templada y a la cama hasta las 11 o las 12. Estas edades…