Parece que vivimos inmersos en una novela o película de ciencia ficción escrita por una panda de millonarios lunáticos. Orwell hace tiempo que ha sido superado. Los que lo leímos cuando eramos muy jóvenes no lo entendíamos mucho y parecía futurista. Ahora el futuro parece que ya es el pasado y lo que está por venir va a ser más alienante. Wylon Smithers, a pesar de ser un individuo de manual defendiendo a su amado líder, parece que lo va a tener difícil. A ver si pronto hacen habitable la luna o marte y se van todos ahí a construir su mundo feliz. La humanidad evoluciona esforzándose y arrimando el hombro de verdad, no poniendo la mano.
Las manifestaciones se contabilizan según la ficción del momento dependiendo si son a favor de unos y de otros, lo malo es que la foto anula el relato y se vuelve en contra de los mentirosos. El feminismo radical está sirviendo para crear un universo de ficción que acabará volviéndose contra las mujeres sean de la tendencia que sean. El no aceptar la feminidad de las mujeres ni la masculinidad de los hombres está creando un engendro de sociedad parasitaria y enfermiza. Sin el pilar de la familia vamos camino de la desaparición y de una muerte antes de la vejez. La mortalidad en Europa por tercer año consecutivo cosecha picos consecutivos debemos suponer que es ciencia ficción. Es ficción que una consultora de EEUU apunta a que se ha producido un pago de dos mil millones euros desde junio hasta el pasado 31 de enero a París y Lisboa por un error en la negociación del gas. Será ficción pero tampoco dimite ni dimitirá nadie.
Los mascotistas de Bruselas ahora quieren acabar con la pesca de las sardinas. Van contra la pesca de arrastre pues consideran a España un terrorista de los océanos. Resulta también que consideran que la agricultura produce un cuantioso daño ambiental y ecológico, por la pérdida de biodiversidad y emisiones de efecto invernadero. En unos meses no habrá ni pescadores ni agricultores ni ganaderos. Vamos a comer insectos. La tierra para aerogeneradores y placas solares. Cuando comamos bichos dirán que somos unos terroristas porque se van a morir los pájaros. No le busquemos coherencia es ciencia ficción.
En Hollywood descubrieron que los pulpos son animales inteligentes y propusieron no comerlos. ¿Qué filtro marca la inteligencia? ¿Si vemos un pulpo tonto nos lo podremos comer? De momento si matamos un ratón a escobazos podemos ir a la cárcel. Atropellar a un animal en la carretera implicará llamar al 112 y levantar un atestado. Resulta que ahora el Estado se ha hecho propietario de los gatos y nos deja el usufructo de los gatos previa castración. El Estado decide. La protección de los animales consiste en castrarlos, la protección a los mayores consiste en la eutanasia, la protección a la mujer consiste en soltar violadores. A despropósitos no hay quien gane. Un positivo de gripe aviar en Cataluña confina setenta y tres explotaciones y obliga a sacrificar ochenta y siete mil aves. Sería ficción pensar que salen beneficiados nuestros vecinos del sur. Abrimos la puerta a la pérdida de nuestra soberanía alimenticia después de perder la energética.
Ecologista sin saberlo eran nuestros abuelos y nuestros padres que salían al campo a coger espárragos o setas con su perro y una navajita sin pisar donde no debían. Gente que cuidaba el campo como si fuera su casa. De ciencia ficción será del bueno ese ecologismo que va con una mano trincando y con la otra también.
También debe ser ficción que se ha condenado en menos de una semana al Obispo de Nicaragua Rolando Álvarez , por parte del régimen de Ortega, a 26 años de cárcel. La alta jerarquía católica y el Vaticano permanecen en silencio. El país ya suma nueve sacerdotes y religiosos condenados y un número de párrocos exiliados en ascenso.
Por su parte el gobierno ofrecerá la nacionalidad española a los 222 presos políticos expulsados por Nicaragua. Después de nacionalizar a los arquitectos de Marruecos, los ingenieros de Senegal, los neurocirujanos de Argelia ahora vamos a por los químicos de Nicaragua. La chupipandi catalana quiere retirar las bombas de la Basílica del Pilar por la falsaria ley de la memoria. Mejor será que no nos toquen a la Virgen del Pilar. Si las maletas hablarán.