Francisco Marhuenda, en su periódico del lunes, a la vista de una de las últimas promesas electorales del Presimiente Sánchez, titulaba su artículo “votos a cambio de pisos” aunque a mí me gusta más hablar de “pisos a cambio de votos”, y a fuer de sinceros me gustaría más hablar de “una mentira más de Su Sanchidad” en plena precampaña electoral. Veamos por qué:
No es la primera vez que el Presimiente hace referencia en sus mítines al problema de la vivienda, especialmente para los jóvenes que intentan emanciparse y a las familias vulnerables. Ya en 2015, estando en la oposición, anunció la creación de un parque de 100.000 viviendas sociales en cuanto llegara al gobierno. El 12 de septiembre de 2018 en el Congreso anunció una Ley de vivienda que “va a responder a la función social de la vivienda”, y el 5 de noviembre de 2019 anunció la creación de un parque de vivienda pública en propiedad y en alquiler para que nuestros jóvenes se emancipen con 20 años y vamos a movilizar hasta 10.000 viviendas de la Sareb recurriendo a la expropiación olvidando, o quizás ignorando, que la mitad del Sareb es propiedad del Estado a través del Frob y por lo tanto no necesita expropiar y el 24 de octubre de 2021 anunciaba un plan de alquiler en el que de las 100.000 que iban a construir en los próximos años, 30.000 viviendas serán para los jóvenes.
En la gran convención municipalista del PSOE, celebrada el pasado fin de semana en Valencia, a la que por cierto no asistieron ninguno de los varones socialistas salvo el anfitrión, prometió esas célebres 50.000 viviendas ante el entusiasmo de los asistentes, ignorantes de que la promesa era una mentira más de nuestro Presimiente, como inmediatamente demostraron quienes conocen la realidad actual del Sareb: de las supuestas 50.000 viviendas, 14.000 están ya ocupadas, 12.000 están en un grado de deterioro tal que tardarán meses, quizás años, para poder ser utilizadas, como reconoció la vicepresidenta Calviño, y 15.000 son meros proyectos de suelo en el que poder construir viviendas, cuyo desarrollo durará entre dos y tres años, pero la cruda realidad es que en los años que lleva Super Sanchez al frente del Gobierno no ha construido una sola vivienda, aunque hace dos años volvió a hablar de las 100.000 viviendas prometidas.
En definitiva, el Sareb tan sólo tiene 9.000 viviendas utilizables pero el problema se agrava al comprobar dónde se localizan estas viviendas, lejos de los cascos urbanos de las grandes ciudades y ver que prácticamente no hay ninguna en las zonas tensionadas.
Curiosamente esta Ley de Vivienda fue presentada y exigida hace dos años por la facción podemita del Gobierno y rechazada por la mayoría socialista del mismo ante el fracaso de topar el alquiler, pero las encuestas han despertado las alarmas en la Moncloa y han forzado al presimiente a ceder, como dice Belarra “por razones de electoralismo.”
La verdad es que en nuestro país, el número de viviendas sociales es muy escaso, no llegando a una por cada 100 habitantes estando la media europea en casi diez. Y por supuesto, en la tan discutida Ley de la Vivienda que ha supuesto un duro enfrentamiento entre las dos facciones del Gobierno, no se hace la más mínima referencia a los desahucios y a la expulsión de los okupas.
Advertida Su Sanchidad por alguno de sus múltiples asesores de que la oferta realizada era justamente la mitad de lo prometido en un principio, aprovechó un pleno de las Cortes, convocado para hablar de la política exterior del Reino de España, para dedicar media hora a hablar del problema de la vivienda y añadir a su oferta inicial otras 43.000 viviendas para solucionar el problema, en un claro guiño a los jóvenes a los que quiere engañar, sin que la presidenta del Congreso le llamara a la cuestión.
Por supuesto, del tema estrella de la comparecencia que era el volantazo dado en relación con el Sahara, y no contestando a ninguno de los ocho portavoces parlamentarios que le preguntaron si el cese de la ministra de Asuntos Exteriores había sido una exigencia del monarca alauita.
Y mientras esto ocurría en el Congreso, Núñez Feijóo, en una reunión con jóvenes, ofrecía un Pacto de Estado sobre la vivienda que afectaría al Gobierno Central, las CC. AA. y los Ayuntamientos, y exponía el contenido básico que en relación con este tema presenta el Partido Popular. “Esta situación no se arregla con promesas repetidas e interviniendo los precios, ni con improvisadas promesas de campaña electoral. España no necesita la política de vivienda de Bildu. Para solucionarlo se necesitan políticas de estado serias y rigurosas”. En su oferta de Pacto de Estado no hay soluciones mágicas, medidas populistas ni modelos intervencionistas.
En materia de alquiler ampliará el bono joven, ofrecerá una ayuda a la emancipación de 1.000€ y concederá el aval para cubrir la fianza legal. El Plan propone aumentar la dotación de suelo para la construcción de viviendas y construir viviendas y cederlas con precio de alquiler un 40% más barato que el precio de mercado.
En el caso de compra, anuncia un aval de hasta un 15% del precio de la vivienda para completar la financiación de la hipoteca de la vivienda de los jóvenes.
En lo referente a las medidas antiokupacion se garantizará la expulsión de los okupas en 24 horas y se endurecerá la ley para endurecer las penas.
Califica de erráticas, insuficientes e ineficientes las medidas adoptadas por Sánchez, que ha provocado que el alquiler se incremente en un 10%, la oferta de alquiler haya caído un 17% y se produzcan 50 ocupaciones ilegales cada día.
Reprocha a Sánchez que diga que quiere que el 20% de todas las viviendas sean públicas cuando actualmente lo son el 3%, con lo que con el actual ritmo de construcción, 100.000 al año, se tardarían 30 años en alcanzar ese 20%.
Propone una ayuda de 1.000€ para los jóvenes que quieran acceder a una vivienda, ayuda de la que podrían beneficiarse 400.000 jóvenes cada año, y señala que alguna de estas medidas se están aplicando en las CC. AA. gobernadas por el Partido Popular.
Rechaza establecer un tope al alquiler porque allí donde se ha aplicado ha producido una importante disminución de la oferta y un incremento de los precios.
En fin, el ambiente político como el meteorológico se va caldeando y como Franco ya no reposa en el Valle de los Caídos, ahora toca sacar a José Antonio para distraer al personal y evitar que hablen de la vivienda, del Sáhara o de cualquier problema que no le guste al Gobierno Sanchezstein.
Hasta la semana que viene.