Hace tiempo que había pensado en escribir sobre este tema porque siempre me había preocupado la normalización de todo lo que concierne a los exetarras y su brazo político Bildu. Su irrupción en la campaña de las municipales con la presencia de 44 exetarras en las listas me lo ha servido en bandeja para reflexionar sobre esta indignidad.
La Historia de mi país
Recuerdo cuando en 2017 leí el libro de “Patria” de Aramburu, me lo había recomendado Lourdes, una amiga navarra, buena conocedora y sufridora del mundo abertzale vasco. Descubrí a través de este libro la enorme tragedia que se había vivido internamente en el territorio vasco. Como familias y amigos se tuvieron que enfrentar en una situación social de fractura planteada entre los que defendían el terrorismo y los que querían vivir en paz.
Hace dos años veía en una de las plataformas digitales de televisión “el desafío de ETA”, un documental que relata la historia del terrorismo en nuestro país desde su nacimiento hasta su desaparición. Un magnífico documental que además de permitirme conocer mejores detalles del terrorismo etarra en España también me permitió pararme a pensar en lo que había significado para mí.
Como española viví el terrorismo como una lacra de nuestro país, residía en Madrid y desde la mirada de una niña, de una adolescente después, no podía entender porque se mataba a inocentes de forma tan brutal en pleno S XX. Las imágenes de las noticias de la televisión cuando volvía del colegio contando como habían muerto Guardias Civiles, representantes de las Instituciones del Estado o políticos, me llenaban de tristeza y de horror ante algo que no podía entender.
Estudiar el terrorismo
Hace tiempo que me venía formulando una pregunta: ¿Por qué hemos borrado la historia más reciente de nuestro país de los libros de texto de nuestros hijos? Quizás sea otra de las imposiciones de los acuerdos con los nacionalistas vascos. Solo cuando algo se conoce se tiene un juicio critico sobre ello. Si se borra el pasado, el terrorismo de ETA, entonces se puede legitimar y blanquear la presencia de sus defensores ideológicos, de Bildu, en las Instituciones del Estado. Es la forma de conseguir que sus reivindicaciones políticas sean respaldadas por los más jóvenes.
En 2016 el Parlamento vasco aprobó una Ley para indemnizar y reconocer a las víctimas de la represión policial en el País Vasco. Resulta que aún tenemos asesinos de ETA que no han sido juzgados por los tribunales de nuestro país, porque ya se han encargado los nacionalistas de que tengan apoyo y protección para que no suceda, pero si ha habido tiempo para los que vieron violados sus derechos por la policía y habían asesinado.
Resulta que valen más los derechos de los asesinos que los de sus víctimas. Por otra parte, en las escuelas vascas continúan el adoctrinamiento de los niños y se da una explicación de quien es ETA, apareciendo como una organización antifranquista, vamos como un movimiento revolucionario del que poco menos que se tienen que sentir orgullosos.
Me parece un insulto a la más elemental inteligencia y dignidad de nuestro país. Mientras que los escolares que viven en todo el territorio ni siquiera estudian lo que sucedió durante 50 años de terrorismo con 864 muertos brutalmente y más de 7000 víctimas, que han dejado a sus familias destrozadas para siempre, los niños vascos estudian que se tienen que sentir orgullosos de haber tenido una organización terrorista en su Comunidad Autónoma. Me da mucha pena que mis hijos no estudien en el colegio quién es ETA y que sólo tengan nociones de ello por las explicaciones que yo les he dado. Me parece francamente lamentable.
Antecedentes penales
Y volviendo a las listas electorales, resulta que cuando tienes antecedentes penales no puedes concurrir al ejercicio de muchas profesiones, fundamentalmente las que están en la esfera pública, la policía o el ejército entre otras, pero un etarra condenado sí que puede ser un representante público de los ciudadanos y dirigir el municipio donde ha asesinado a un vecino.
Esto es francamente absurdo y grave. No es proporcional, ni ético, ni medianamente razonable que en un país que ha estado lastrado por el terrorismo durante 50 años ocurra esto y que no se haya regulado por ley la prohibición de que un terrorista pueda ir en una lista electoral.
Hemos visto recientemente, a finales del año pasado, como se reguló rápidamente la desaparición del delito de sedición para que se beneficiaran los condenados por el proceso de declaración de la independencia en Cataluña para que salieran de la cárcel y seguir así desde su partido político apoyando al Gobierno. Se ha regulado la desaparición del delito de malversación de fondos públicos para eliminar las condenas a los mismos políticos catalanes.
Pero no ha habido tiempo para impedir que los terroristas sigan campando a sus anchas y atentando ahora contra la dignidad de este país.
Estoy convencida de que esto no pasaría en ningún país de nuestro entorno. Los españoles no nos merecemos tanta indignidad y sentirnos tan avergonzados de que esto pueda suceder en España.