En un día especialmente electoral se nos ha ido un escritor nato y prolífico como fue Antonio Gala, con el que tuve ocasión de compartir buenos momentos en la revista Sábado Gráfico e incluso como abogado suyo.
Fue en el ya lejano 1975, a poco de la muerte de Franco cuando con su gracejo e ingenio habitual, escribió un artículo pronosticando la desaparición del franquismo diciendo el conocido dicho de "muerto el perro se acabó la rabia".
Pero todavía seguían vivos los guardianes de la dictadura y el juez de Orden Público, creo que era Jaime Mariscal de Gante, cito a Gala como imputado de un delito de injurias, se supone que a la memoria de un Jefe del Estado inexistente y tuve que defenderle como abogado de la revista. Incluso recuerdo que para garantizar sus responsabilidades le exigieron fianza y ofreció un cuadro de los muchos que tenía en casa.
En fin, todo un sainete que como era de esperar quedó en nada pero que me permitió tratar más de cerca a una persona peculiar, pero de gran inteligencia y afabilidad. Porque Antonio Gala era una excelente persona, sólido en sus ideas y brillante, muy brillante, en exponerlas.
Ahora se hablará y mucho de su magnífica obra literaria, sus piezas teatrales, ensayos, novelas, y sus numerosos y agudos artículos, que escribió analizando nuestra más rabiosa actualidad.
Su cerebro incansable se ha paralizado para siempre, pero sus creaciones seguirán vivas y la rabia con las que las escribió no morirá nunca.
Descanse en paz.