El pasado sábado se celebraron los plenos de constitución de los ayuntamientos surgidos de las elecciones municipales del 28 de mayo, con las únicas excepciones de León, Melilla, y algunas pequeñas localidades de la España rural. Y con escasas sorpresas, la composición de los nuevos gobiernos municipales en unos casos por la mayoría absoluta, en otros en minoría y en bastantes de ellos con diversas coaliciones entre dos o más partidos, coaliciones que para muchos son inaceptables si se pactan entre el Partido Popular y Vox, (“la derecha extrema y la extrema derecha”) en el lenguaje gubernamental, pero sí lo son si los coaligados lo son el Psoe y cualquiera de los grupos a su izquierda, que esa sí es la extrema izquierda aunque nunca la llamen así, los separatistas, los golpistas, y los herederos de los etarras que incluso incluyeron en sus listas a 44 terroristas, 8 de ellos condenados por asesinato, algo que los medios generosamente subvencionados por el gobierno olvidan.
Y Valladolid no fue excepción: después de un empate técnico entre el Psoe y el Partido Popular, con 750 votos a favor del primero, todos teníamos muy claro que serían los grupos minoritarios los que con sus votos decidirían, y así fue. Vox superó por un 3-2 a VTLP, y decidieron, previas las oportunas negociaciones que el candidato popular ocupara el sillón de la alcaldía, algo que se veía venir a pesar de Tezanos.
Yo confieso que el protocolo de alcaldía cumplió y en mi calidad de ex alcalde recibí la oportuna invitación para asistir al Pleno de Constitución. Y hasta aquí llega mi agradecimiento al alcalde, aunque después de escuchar su Intervención no parece que fuera por el puro protocolo… pero de esto hablaré más adelante.
El pleno comenzó con puntualidad británica y a las 12 estábamos todos, concejales, autoridades, invitados y familiares llenando el salón de plenos. Y en primera fila, en el centro el presidente Mañueco, a su derecha el vicepresidente de la Junta y a su izquierda un servidor, lugar preferente que ocupé por deseo expreso del candidato popular y hoy alcalde Jesús Julio Carnero, deferencia que es de agradecer.
El primero en intervenir fue el nuevo secretario general de la Corporación quien expuso cómo se iba a desarrollar el acto y las normas legales que lo regulan, para pasar a constituir la mesa de edad, que integraron la concejala Rafaela Romero (Psoe) como concejala de mayor edad y la concejala Carolina del Bosque (PP) como la más joven. Una vez comprobadas las credenciales de los concejales se procedió al llamamiento de los 27 concejales, quienes juraron o prometieron el cargo de concejal “ con lealtad al Rey”, salvo los dos comunistas que lo hicieron “con lealtad”, pero no dijeron a quién, y acto seguido nuevo llamamiento para que depositaran en la urna la papeleta con el nombre del candidato elegido. Después, el recuento: Jesús Julio Carnero 14 votos, Oscar Puente 11 votos y Rocío Anguita (VTLP), 2 votos.
A continuación, Jesús Julio Carnero juró el cargo de alcalde y pasó a presidir el pleno, incorporándose a la mesa el Interventor del ayuntamiento. El alcalde tomó la palabra brevemente, dejando ver su malestar por el larguísimo discurso del alcalde saliente, impropio de un acto institucional, y dio enseguida la palabra a los portavoces de los grupos municipales de menor a mayor.
Comenzó Rocío Anguita que recogió el acta por renuncia expresa de los dos primeros miembros de la candidatura de VTLP por el resultado electoral obtenido, quien agradeció la la labor de quienes integraron su grupo en el mandato anterior. Una intervención breve, en la que expuso su voluntad de ejercer la oposición con el programa con el que concurrieron a las elecciones.
A continuación intervino Irene Carvajal, candidata de Vox a la alcaldía, partido que obtuvo tres concejales. Una intervención también breve, bien construida, de tono institucional, como corresponde al acto de constitución del Pleno de la Corporación. Desde luego, muy lejos del talante de extrema derecha del que permanentemente se les acusa. De su intervención, cabe concluir una actitud de leal colaboración con el grupo mayoritario.
Seguidamente lo hizo Blanca Jiménez, quien adelantaba su vocación de portavoz popular, algo que confirmó el alcalde a las 48 horas. Su intervención muy preparada para quien se estrenaba como portavoz del grupo de gobierno, fue medida en el tiempo y en el contenido, ajustándose a la cortesía que exigía el momento,
Y acto seguido, en una intervención qué superó los 21 minutos, algo fuera de lugar en un acto institucional, y no digamos ya del contenido de la misma, que destilaba la rabia de haber perdido el sillón de la alcaldía, cargando contra el último ( y único), alcalde popular. Dedicó 7 minutos a explicarnos lo que es un alcalde, los distintos procedimientos para acceder a la alcaldía, su reconocimiento a la legitimidad del nuevo alcalde a pesar de haber perdido las elecciones, y su alegría de entregar el bastón de mando a su sucesor, algo que le gustaría haber recibido él hace 8 años, y el anterior alcalde no hizo.
Debería saber el señor Puente (y quien le ha escrito buena parte del discurso), que cuando se celebró el pleno de constitución de hace 8 años, el señor León de la Riva no era alcalde en funciones, sino que ni siquiera concejal, y además no fue invitado al acto. Comprendo que después de perder las elecciones frente a mí en dos elecciones seguidas, había que aprovechar la ocasión abusando de la paciencia del auditorio y del alcalde que ya presidía la sesión.
Pero esto no fue más que el comienzo, pues la casi totalidad de su intervención me la dedicó a mí, haciendo comparaciones carentes de contenido: presumió de dejar en la caja más dinero del que él encontró en 2015, pero olvidó que un Ayuntamiento no es una caja de ahorros, y que cuando año tras año no se ejecutan los presupuestos, el dinero se queda en la casa. Presunción del incremento del presupuesto municipal y del valor del patrimonio municipal, y de una supuesta deuda de 400 millones en la SVAV, integrada por el Gobierno central, la Junta de Castilla y León y el propio Ayuntamiento, para acto seguido presumir de que los talleres de Renfe estaban trasladado a las nuevas instalaciones, pero ocultó que ya estaban terminados cuando accedió a la alcaldía.
En su perorata, olvidó la más mínima autocrítica o de reconocimiento a la herencia recibida, y no precisamente para reconocer la mejora de la ciudad en los 20 años de gobierno popular frente al retroceso y la paralización sufrida en los últimos ocho años y que provocó el vuelco electoral, pero me reservo para la semana que viene para hacer una comparación entre su labor y la realizada por nosotros, y mucho me temo que no vamos a terminar perdiendo. Pero el tiempo es limitado y será oportuno ir terminando. Por supuesto, aprovechó su intervención para presagiar una actuación de Vox que imposibilitaría la tarea del gobierno municipal en la línea de descalificación de Vox que mantiene la extrema izquierda en todo el territorio nacional.
Finalmente, cerró el acto el alcalde visiblemente molesto por la indecente intervención de su antecesor, al que recordó que este era un acto institucional y no un pleno ordinario. Tuvo que modificar su intervención sobre la marcha a la vista de la del alcalde saliente, adelantando su compromiso de hablar y escuchar a todos y comprometiéndose a sacar adelante su programa, incluido el soterramiento, que por cierto no comprometió ante notario sino ante los ciudadanos de Valladolid. Anunció que el lunes haría pública la nueva estructura del gobierno municipal y las responsabilidades de los nuevos miembros del mismo.
Y con estas palabras de Jesús Julio Carnero se levantó la sesión. Pero de las intervenciones del alcalde saliente y del nuevo alcalde, hablaremos la semana que viene.