En el momento presente, la zozobra, la desazón por la deriva que está tomando la política en España, es un sentimiento generalizado en muchos ciudadanos, con independencia de su ideología; pero, nada de lo que estamos viviendo nos ha sido ajeno y lo hemos ido admitiendo pacíficamente sin escuchar a quienes alertaban de la situación.
Fue Felipe González quien desmontó el recurso previo de inconstitucionalidad como modo de poder suspender la aplicación de una norma hasta no ser validada por el Tribunal Constitucional, en caso de dudas sobre su constitucionalidad, como también fue González quien cambió el modelo de cooptación de los miembros del Poder Judicial y quien maniobró en el Tribunal Constitucional para poder o suspender “sine die” sus decisiones, dirigirlas en un sentido u otro o acelerar sus resoluciones en función de un interés espurio.
Ni Aznar, ni Rajoy, que se alzaron con el poder con la obligación de regenerar la política, realizaron cambios que reconstituyeran los controles democráticos, fortaleciesen nuestra democracia e impidiesen situaciones como la actual.
Paulatinamente, cada vez que ha gobernado el PSOE ha reducido, torcido o eliminado los controles al poder y ha empobrecido la calidad democrática de nuestro país, con la única y cierta voluntad de perpetuarse en el poder o solidificar las posiciones conseguidas en los períodos de mandato, de forma y manera que no sólo agota la democracia y la pervierte, sino que impide su regeneración para, además, irrogarse el poder de conceder carnés de demócrata, señalando como ultras o fascistas a quienes se oponen a ese modo de dirigir la democracia.
En el momento presente, lo grave no es conceder la amnistía a un golpista y sus secuaces, de forma que se encubre la acción para resolver un supuesto conflicto político, olvidando la máxima de que “El que se humilla para evitar la guerra, tendrá la humillación y tendrá también la guerra”, cuando lo que realmente se está haciendo es rendirse ante la extorsión por el sólo y único valor de poner su culo en la poltrona. Mala elección la del PSOE que hipoteca su futuro al de un esquizofrénico que, por seguir en el poder, está dispuesto a vender España.
Siendo grave la amnistía, es más grave que, para su aprobación, se eviten los controles e informes preceptivos del Consejo de Estado, del Consejo General del Poder Judicial y de discusión en comisiones y plenos, se use el poder de Conde Pumpido para no sólo manchar las togas con el polvo del camino, sino para romperlas, ensuciarlas y prostituirlas (qué vergüenza para quien, en su día, fue un gran jurista y quedó, en su senectud, como un gran mamporrero manipulador carente de pudor y dignidad) o se destituyan los letrados de las cortes por amigachos; es decir, se impidan los más mínimos procesos democráticos para la redacción de una norma que emponzoña la imagen de España, humilla a sus Tribunales, desprecia la igualdad de los ciudadanos, destroza la soberanía nacional y sirve de construcción de un modelo que implosiona la estructura básica de la nación.
Si la amnistía fuese objeto de un debate sereno, sosegado, con la evaluación del Consejo de Estado, del CGPJ, los informes preceptivos, los estudios especializados correspondientes e incluso mediando la consulta popular a la soberanía nacional, se podría discutir su encaje constitucional e incluso su conveniencia, pero lo que está haciendo el PSOE es sencillamente antidemocrático, totalitario y denota una falta de respeto al ciudadano y a las normas que él se concedió que permite calificarlo de un partido golpista y dictatorial.
Si graves son los calificativos al PSOE, no menos grave es que este partido permita sin fisura, sin vergüenza y sin la más mínima discusión que un personaje como Pedro Sánchez pueda destruir el partido, la unidad nacional y España en su propio, único y exclusivo interés.
Que los árboles no te impidan ver el bosque, lo grave no es la amnistía de la que incluso podremos discutir su constitucionalidad o no, lo realmente grave es la deriva que siempre ha dirigido el rumbo del PSOE y la emanación totalitaria y dictatorial que surge desde que Pedro Sánchez primero, intentó manipular las votaciones en su partido y luego, con dinero de saunas con final feliz, se hizo con las riendas de la formación para, finalmente, ante la estupidez de las derechas, ser capaz de pactar con asesinos, delincuentes y destructores de la democracia y de España.
La democracia está en peligro, no es un problema de ideologías, es un problema de eliminación del modelo político y la transición a una dictadura personalista de un sujeto sin escrúpulos.
Si no te movilizas no te quejes.