La generación Z está de enhorabuena. Un nuevo término ha llegado para quedarse. Este puede condicionar su vida hasta el punto de ser su nuevo leitmotiv.
Estoy hablando de la filosofía delulu.
A muchos de nosotros este término nos puede sonar a chino mandarín, e incluso después de haberlo googleado sigamos sin entender cuál es su significado, pero para nuestros adolescentes está claro.
Quieren ser un chico o una chica delulu.
La palabra no tiene una traducción exacta, pero podría decirse que es algo así como que “el autoengañarse es la solución”. El término delulu procede del inglés delusional (delirante) y se ha introducido en el vocabulario habitual de la generación centennial.
Solo el tiempo dirá si esta expresión tiene o no continuidad. Todos conocemos que esta generación no se caracteriza precisamente por la excesiva prolongación de una moda, vocablo o costumbre, pero a día de hoy ya tienen más de seis millones de visualizaciones vídeos de TikTok relacionados con este contenido.
Ser una persona con esta filosofía tiene sus pros y sus contras.
Si eres una persona delulu, eres alguien que crees que puedes conseguir todo lo que te propongas, ya sea a nivel laboral, sentimental o personal. Incluso si es algo utópico o atípico, como enamorarte de una persona que ni si quiera conoces o te conoce, pero que, antes o después, el destino os cruzará y aparecerá ese romance tan soñado.
También puedes fantasear con conseguir el puesto de trabajo anhelado, estés o no estés capacitado para ello. O ser la persona más bella y atractiva del mundo.
Si tienes una actitud positiva, disciplina y autoconfianza, si eres un auténtico delulu, llegarás a conseguir todas tus metas.
En definitiva, debes tener una valoración de ti mismo exacerbada sin llegar al egocentrismo o narcisismo extremo, sin quejarte nunca de que yo no podré conseguir esto o aquello y así las cosas llegarán por sí mismas.
Pero claro, esta filosofía de vida tiene también sus contras.
Al final con esta corriente de pensamiento tiendes al autoengaño diario, a la excesiva y exagerada potenciación de los propios recursos y posibilidades. Todo esto puede generar una gran auto frustración si esos sueños no se consiguen.
Si la persona amada no llega, si no se alcanza ese ideal o ese trabajo puedes llegar incluso a tener una gran depresión con consecuencias nefastas.
Además, ser delulu suele venir acompañado de una gran arrogancia y una disminución del estudio, la preparación y el sacrificio.
Si ya eres el mejor, ¿para qué necesitas estudio o preparación? Lógicamente para nada. Del mismo modo esto es aplicable a las relaciones sentimentales o personales.
Ser así, puede convertirte en un ser deplorable y tan egocéntrico que si te rozase un alfiler podrías explotar cual globo de feria.
En conclusión, la idea no es del todo mala, porque si crees en ti, en tus posibilidades puede que logres todo lo que te propongas.
Si tienes la confianza suficiente y das los pasos que necesitas para cumplir esas metas seguramente lleguen. Claro está que cumpliendo otros tantos requisitos como son la formación, el trabajo diario, la autoaceptación y el tener los pies en el suelo.
Las personas que utilicen esta filosofía, la gente delulu, podrán, tal vez, aumentar su autoestima y lidiar con episodios complejos del día a día, pero ojo, porque, no siempre ser delulu es la solulu.