Ayer lunes, viajé a Córdoba, por cierto, desde el tren se veían esplendorosos y primaverales los campos andaluces regados con las últimas lluvias, y tampoco había en Atocha ningún síntoma que recordara aquel infausto 11 de marzo de hace 20 años. Como pasa el tiempo.
Pues bien, en Córdoba nos reunimos en su Ayuntamiento el jurado para conceder el premio Nacional Taurino 'Califas del Toreo', bajo la presidencia del califa vigente Manuel Benítez 'El Cordobés', que, como siempre, estuvo genial.
En mi intervención recordé que, en mi viaje de estudios, en el año 1965, a París, y hablando con los jóvenes franceses, me decían algo que se me quedó grabado “para nosotros España son tres personas Franco, Picasso y el Cordobés”. No vean la gracia que les hizo a todos los allí presentes, empezando por el maestro Benítez, aunque ya lo había contado en el Senado cuando le entregamos el premio de la Asociación Taurina Parlamentaria. Se moría de risa.
Y no es ninguna exageración. Por cierto, Picasso era muy taurino, como se demuestra en su Tauromaquia y frecuentaba las plazas del sur de Francia casi siempre acompañado de Eugenio Arias, su barbero, y vecino de Buitrago de Lozoya. Franco, a pesar de todo, también iba a los toros, aunque no sé si era aficionado. Y, El Cordobés, pasó de tirarse al ruedo de espontáneo a ser la figura indiscutible de aquellos años en los que era el santo y seña de nuestro país. Hasta las fábricas adelantaban su horario para ver por la televisión a El Cordobés.
He sido honrado con ser miembro del jurado mencionado, donde tendremos que elegir un nuevo califa y, todo ello promovido por la Fundación Manuel Benítez Pérez 'El Cordobés', y la Tribuna para la Defensa de la Tauromaquia, que preside Juan Machín, con la colaboración de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento y Diputación de Córdoba y la Fundacion Caja Rural del Sur; todos volcados en hacer valer nuestra tradición y nuestra historia cultural taurina.
En mi intervención no pude menos de recordar, hablando de plazas de toros, los versos de Bergamín: “La plaza por ser la plaza tiene la mitad de oro y la otra mitad de plata. Se enciende el sol por un lado y por el otro se apaga. Por un lado, es abanico, por otro, media naranja. Los dos juntos redondean el círculo de la plaza. En un suelo y en un cielo que son desierto del alma”.
El Cordobés, que es hombre inteligente y abierto a nuevos proyectos, con sus 87 años, a mi me llamó chaval por decirle que tenía 81, nos anunció además que estaba organizando un festival en el que torearía él, 'Finito de Córdoba', sus hijos Manuel Díaz y Julio Benítez, y los novilleros cordobeses Manuel Román y Fuentes Bocanegra. Hay que echarle valor, con casi 88 años querer torear en una plaza frente al público. Pero es que, El Cordobés, sigue siendo único y, sin duda, emuló a los más famosos de nuestra historia, como he dicho al principio y, lo más importante, es que ahí sigue, ojalá que por muchos años más.