El viernes pasado dedicaba mis comentarios a las elecciones vascas, y a última hora añadí una postdata, cuando el Presimiente Sánchez compareció ante los medios, por supuesto sin admitir preguntas para anunciar que cerraba su agenda pública cinco días para reflexionar si valía la pena permanecer en la presidencia del gobierno, a la vista de los ataques que él y su mujer estaban sufriendo por parte de la extrema derecha, y de la decisión de un juez, por supuesto de extrema derecha, de abrir diligencias por una denuncia presentada por el sindicato Manos Limpias, también de extrema derecha, contra Begoña Gómez por sus “negocios”.

Terminaba yo preguntándome si sería verdad, “O sería una nueva estrategia electoral pretendiendo aparecer como una víctima de la derecha y la ultraderecha”, asegurando que sólo él sabía la verdad. Pues a día de hoy, yo, y me temo que conmigo la mayoría de los españoles, no tenemos la menor duda sobre su decisión: todo era mentira, o como canta La Lupe, lo suyo, “es puro teatro”. Por supuesto no es una nueva mentira de Su Sanchidad, sino, una vez más, “un cambio de opinión”.

Y es que la vida política de SuperSanchez es de una inestabilidad mental preocupante, que más de un psicólogo han diagnosticado de auténtica psicopatía, porque es capaz de cambiar de opinión en horas 24, pasando de no poder dormir si Podemos entraba en el gobierno, a abrazarse y formar un Gobierno de Coalición con Pablo Iglesias, de decir que el golpe de estado de los separatistas catalanes era un delito de rebelión a modificar el código penal para beneficiar a sus socios de gobierno, de afirmar que un político no debería indultar a otros políticos a firmar el indulto de los condenados por el Tribunal Supremo, incluso con un informe negativo del Alto Tribunal, de afirmar de forma rotunda que la amnistía no cabía en la Constitución, a defender justamente lo contrario a las 24 horas de conocer el resultado electoral, de estar dispuesto a traer a España al prófugo Puigdemont para ponerle a disposición de la Justicia, a negociar con el presidente Puigdemont el texto de la Ley de Amnistía que exoneraba de responsabilidad penal a él y a todos los golpistas catalanes y sus cómplices, de aquel con EH Bildu no pactaré y si hace falta se lo repito veinte veces para poco después regalarles la alcaldía de Pamplona … en fin, hace ya meses que me refiero al inquilino de la Moncloa como “el Presimiente”, y creo que con cada declaración del personaje me da la razón, y me es difícil comprender que a estas alturas haya alguien que crea en él.

La última mentira, por no decir la penúltima fue su comparecencia para anunciar su retiro para reflexionar durante cinco días sobre su futuro, y en la lectura de la carta a la ciudadanía mentía una vez más, y en los cuatro folios escasos de la misma, culpaba de la crispación en 14 ocasiones a la derecha y la extrema derecha. Inicialmente afirmó que tan sólo lo había comentado con su mujer, para después asegurar que Begoña se había enterado cuando se publicó la carta, y rectificarse nuevamente afirmando que lo comentó con ella antes de publicarla y ella le pidió que no dimitiera.

Ciertamente, parece que la mayor parte del Gobierno desconocía la publicación de la carta y por supuesto su contenido, e inmediatamente después de hacerse pública comenzaron las declaraciones pidiendo su permanencia al frente del Gobierno, que era tanto como asegurarse su propia supervivencia, pero no tengo la menor duda que fue una maniobra electoral, algo de lo que le ha acusado el propio Puigdemont, y por cierto, estaba perfectamente programado.

El propio Presimiente confiesa que a la vista de la aclamación popular, el sábado por la mañana tomó la decisión de seguir, pero no hizo pública su decisión hasta el lunes, como anunció en un principio, e incluso se desplazó al Palacio de la Zarzuela para comunicar al Rey su decisión de no dimitir, algo absolutamente innecesario salvo que su decisión fuera la contraria, pero con esta visita volvió a incrementar la confusión. Y dicho sea de paso, la aclamación popular de la que presume fue considerada como un auténtico fracaso, pues la Delegación del Gobierno, nada sospechosa de contar de menos, la cifró en 12.000 personas, y el propio partido reconoció haber montado un montón de autocares, más de cien, desde media España para llenar la calle de Ferraz.

Para incrementar el morbo, el Partido mantuvo el Comité Federal presidido por Farruquita Montero, aplazando la elección de las listas para las elecciones europeas y trasformando el mismo en un acto de aclamación del “amado líder”, al más puro estilo de Corea del Norte. Uno a uno, hasta García Paje, subieron a la tribuna para pedir que no dimitiera y después salieron a la calle a saludar a los palmeros excursionistas.

En su comparecencia del lunes, nuevamente sin periodistas ni preguntas, hizo pública su decisión y adelantó los dos objetivos que iba a perseguir en este nuevo periodo, además de anunciar que su intención era continuar la legislatura hasta el final, y concurrir a unas nuevas elecciones, ante los movimientos del número tres del partido proponiendo a la Farruquita Montero como presidenta accidental y nada menos que a Óscar Puente como futuro líder y sucesor.

Sus objetivos prioritarios dice que son la regeneración democrática, (?), y el control del Poder Judicial, objetivos absolutamente contradictorios, pues no es especialmente compatible la regeneración democrática con la terminación de la separación de poderes, y el control de los medios de comunicación que criticaran sus decisiones. Hay que terminar con el fango y los bulos. Vamos una censura pura y dura al más puro estilo chavista, anuncio lamentablemente apoyada por los periodistas y medios afines. Y por si cabía alguna duda, su carta anuncia un “punto y aparte”. De momento, el más rastrero de sus ministros ya ha señalado a uno, Bieito Rubido, en mi opinión uno de los periodistas más serios de este país.

Así que, señores periodistas independientes, apriétense los machos que decimos los taurinos.

Y siguiendo con esta nueva afición a las cartas, y después de una aparición en la feria de abril catalana, aparición no anunciada para evitar los abucheos habituales, y en plena campaña electoral catalana, lo que ha motivado la protesta de sus socios catalanes, nos sorprende con una nueva carta, esta dirigida a los afiliados, para aprovechando el 145 aniversario de la fundación del partido, cargar nuevamente contra la internacional derechista que trata de imponer su agenda regresiva.

“Para lograrlo ponen en marcha la máquina del fango alentada por la derecha y la ultraderecha junto a páginas web y asociaciones ultraderechistas que fabrican bulos y mentiras. Bulos que a continuación se propagan en tertulias y en las tribunas para después judicializar falsas denuncias deteriorando gravemente nuestra democracia y nuestra convivencia”.

Esto escribe el Presimiente y llama de nuevo a una movilización afirmando que “debemos defender nuestra democracia todos los días, rechazando a aquellos que convierten la política en un barrizal de insultos y falsedades”.

A lo largo de tres folios agradece a los afiliados su apoyo a él y a su familia, “deudas que aunque nunca podremos pagar, sí debemos reconocer”. En fin, si me referí al comienzo a la Lupe y “lo tuyo es puro teatro”, quiero cantar con María Dolores Pradera aquello de “ por qué estás que te vas, y te vas, y te vas y no te has ido…”

Pero o nos lo tomamos en serio, o tenemos Presimiente para rato.

P.D.: y no quiero terminar sin dedicar un recuerdo a Victoria Prego, una periodista que fue modélica en su relato sobre la Transición Española y que mucho me temo que hoy, después del punto y aparte del inquilino de la Moncloa, estaría tan marcada como el director del debate.

Hasta el viernes que viene