Una vez más, los acontecimientos en la política española van a velocidad de cohete, que no la economía española de la que hablaba el Presimiente Sánchez, y dudo entre hablar de la trama de corrupción en el PSOE, de los turbios negocios de la investigada “Presidenta”, (en opinión de Pachi López), de los problemas diplomáticos con Israel y Argentina, de las elecciones europeas, o de la amnistía aprobada en la mañana de ayer, pero por orden de gravedad me inclino por hablar de la amnistía que ayer fue aprobada por el Congreso de los Diputados, por 177 votos contra 172, en la sesión más triste y vergonzante desde su constitución en democracia.

Y aunque no soy aficionado a la autocita y por evitar repetirme, me permito remitir al lector a recurrir a la publicación que bajo el título de “amnistía general, gratis total” realicé el pasado 7 de marzo, es decir, hace prácticamente tres meses.

Y lo primero que quiero hacer es referirme a mi error en el titular de aquella columna, pues esta amnistía de “gratis total”, nada de nada, o por mejor decir, fue gratis total para unos y tuvo el mayor precio que se puede pagar en democracia como es incurrir en una corrupción política e incumplir la Constitución pensando en el amparo de un Tribunal Constitucional previamente constituido al efecto de lo que se veía venir, con un Presimiente como Cándido Conde Pumpido, aquel al que no le importaba manchar las togas con el polvo del camino, y con Juan Carlos Campo, el exministro de justicia que redactó el indulto para los separatistas, por lo que se le premió con un sillón en el Tribunal Constitucional, pero sin duda, el responsable de este despropósito, rayano en la Alta Traición, es el Presimiente inquilino de la Moncloa.

Basta tirar de hemeroteca para comprobar lo que el Presimiente Sánchez y la práctica totalidad de sus ministros y exministros afirmaban sobre la imposibilidad de aprobar una ley de amnistía porque no tenía cabida en nuestra Constitución, como no lo tienen los indultos generales, olvidando el principio de que quien no puede lo menos, es decir, los indultos, no puede lo más, esto es, la amnistía. Ya sabemos que el indulto perdona al delincuente arrepentido de lo hecho, solicita el perdón, y dice que no lo volverá a hacer, y éste no es el caso, porque la amnistía hace desaparecer el delito y por lo tanto el delincuente deja de serlo, y además, ni solicita el perdón y no sólo no promete repetirlo, sino todo lo contrario, y asegura que no es más que el primer paso hacia la práctica de un referéndum para aprobar la autodeterminación de Cataluña. Está claro que estamos ante la rendición del Estado de Derecho ante los golpistas.

Entre los socialistas que afirmaron categóricamente que en la actual Constitución Española cabe recordar a Grande Marlaska, Adriana Lastra, Ábalos, Illa, (“ni amnistía ni nada de eso”), Carmen Calvo, (“no habrá amnistía porque eso supone la supresión de uno de los tres poderes del estado”), Unceta, Pachi López, Juan Carlos Campo, (“hoy miembro del Tribunal Constitucional”),, Isabel Rodríguez, etc., etc.

Y mientras el cobarde de Super Sanchez alardea de que su política ha conseguido reducir el independentismo, olvidando que el PSC está avanzando asumiendo las exigencias independentistas, y es normal que haya más tranquilidad si vas asumiendo una a una todas las demandas políticas y económicas de los separatistas, a los que hay que reconocer un principio de veracidad, algo impensable en Pedro I el Mentiroso, y si le he calificado de cobarde es porque ha sido incapaz, no ya de intervenir, sino ni siquiera de asistir al debate salvo para emitir el voto, algo que ya hizo cuando se aprobó la Ley del Sí es Sí. Por cierto no ha asistido a ninguna de las sesiones de las Cámaras en las que se ha hablado de la amnistía.

En el debate de ayer, no sólo no ha intervenido SuperSanchez, sino que ni siquiera lo ha hecho su portavoz, Pachi López, el de la “Presidenta Gómez”, sino que se lo ha encargado a un diputado raso, que se ha permitido llamar filonazis a los diputados de Vox, sin que la desvergonzada Paquita Armengol le llamara al orden, lo que hizo con el diputado Figueredo al pedir una rectificación por el insulto a los miembros de su grupo, algo parecido a su tolerancia con la lamentable intervención de Pisarello en nombre de la extrema izquierda. Por cierto, este personaje es el que arrancó la bandera española de la fachada del Ayuntamiento de Barcelona.

Una vez más, la portavoz de Junts ha dicho la verdad: “esto no es un acuerdo entre nuestras dos naciones, sino una victoria del independentismo catalán”. “ hoy es un día histórico en toda la amplitud del término. Hoy no se perdona, hoy se gana. Se gana una batalla del conflicto que existe hace décadas entre las dos naciones, la nación catalana y la nación española”, afirmó textualmente desde la tribuna. Algo corroborado por Rufián, el todavía portavoz de ERC, que coincide con el otro grupo catalán en que esta Ley es sólo el primer paso hacia el referéndum de autodeterminación, afirmando que esto supone una gran derrota del Régimen del 78. Esto es a lo que el Presimiente llama la reconciliación entre catalanes y entre catalanes y españoles.

La votación se ha realizado por llamamiento personal por exigencia del PP, y el Pleno ha estado muy animado, y cada vez que emitía el Sí un miembro del Gobierno se oían gritos de traidor. En cualquier caso, quedan para la historia los parlamentarios que podrían ser acusados de un delito de alta traición, y convendría recordárselo cuando no tardando mucho Su Sanchidad se vea en la necesidad de convocar Elecciones Generales.

No ha tardado más que unas horas el prófugo Puigdemont en salir a los medios para confesar que esta ley de amnistía estaba incluida en los acuerdos firmados con el PSOE en aquellas celebres conversaciones-negaciones. En cuanto le calienten un poco más, terminará presumiendo que el contenido de la ley fue redactada por su abogado Gonzalo Boyé, por cierto, en tiempos condenado por terrorismo.

De momento los presidentes de las CCAA del PP, ya han anunciado su recurso ante el Tribunal Constitucional, algo que me despierta las dudas de su oportunidad, dada la composición actual de tal Tribunal. Personalmente tengo más esperanzas en el fallo de los tribunales europeos ante el planteamiento por los jueces españoles de una “cuestión prejudicial”.

En fin, los demócratas de este país hemos vivido ayer el día más triste desde la aprobación de la Constitución Española, que, por cierto, fue votada en Cataluña con uno de los porcentajes de votos afirmativos más altos de España.

Así que el próximo viernes hablaré del resultado de las elecciones europeas en la esperanza de que los españoles aprovechen la ocasión de castigar a quien más les ha engañado desde que accedió a la Presidencia del Gobierno, y en estos momentos está rozando el delito de alta traición.

Como siempre, que Dios me oiga… y hasta el viernes que viene.