Tratando de acabar con los problemas del viento y procurar comodidad a los espectadores, se contrató a la Empresa Instituto Técnico de Materiales y Construcciones quien, trató de “techar” la plaza mediante una estructura de 160 Tm de peso fabricada en aluminio superligero.
Estaría cubierta por tres placas de lonas de PVC formando las dos superiores una cámara de aire que serviría como aislamiento sonoro y favorecería la climatización, teniendo la inferior función decorativa. Se tardaría en montar 15 días y 8 desmontar, pues no era una estructura permanente.
[Los disparates de la Monumental de Las Ventas (I)]
Presentado el proyecto a la Comunidad de Madrid ésta dio el visto bueno, pero se vino abajo el 28 de enero del año 2013 por un error de diseño que produjo fallo en la estabilidad de la cubierta según informe de Taurodelta (empresa explotadora) y Warner Music (empresa financiera) cuando afortunadamente se hacían pruebas de carga cuatro días antes de la inauguración oficial.
La cubierta de 102 metros de diámetro y una altura máxima de 75 metros cubriría los tendidos dejando fuera las gradas y andanadas.
A la basura 4 millones de euros que fue lo que costo la estructura y, suspendida la obra se echa tierra sobre el asunto y a otra “cosa mariposa”, la casa sin barrer y, los toreros a apencar con la incomodidad del viento en la lidia, a veces imposible, y, los espectadores que pagan sus localidades a sufrir las incomodidades derivadas de una piedra granítica por asiento, un remojón en caso de lluvia y una pulmonía en ciernes derivada de ese calor asfixiante que, se torna en frío cuando el sol abandona los tendidos, pues los que “entran de gañote” ocupan burladeros donde, en caso de lluvia una “visera de quita y pon” les protege convenientemente.
El desbarajuste de la corrida del día 6 de junio con toros de Adolfo Martín causada por el vendaval de viento y la lluvia torrencial que, acaba en un trasiego de espectadores durante la lidia entrando y saliendo de localidades a refugios del interior de la plaza no se debe permitir en los tiempos actuales en los que las localidades tienen unos precios elevados y el público no respeta la integridad de los toreros actuantes distrayendo a un toro bravo.
Tomemos nota de lo que ocurre en el tenis que, ni con mucho es un deporte de riesgo y en el que cuando un espectador se “toca la gorra” que le protege del sol, es llamado al orden porque distrae la concentración de los jugadores y no se juega la vida como lo hacen los toreros ante la distracción del toro.
¡La plaza debe estar acondicionada perfectamente para que esto no ocurra!
El bueno del doctor D. Máximo García Padrós no sufre estos inconvenientes porque ve en circuito cerrado de televisión la corrida desde la enfermería lo que es conveniente para ver en toda su dimensión el alcance de las cogidas y, tras marcar el protocolo a seguir, actuar con toda seguridad en el acto quirúrgico.
Las dimensiones de la plaza no son nada del otro mundo y por todo el orbe hay cubiertas similares que funcionan a la perfección, pero en esta España donde la política, en líneas generales no está con los toros, no creemos que se vaya a cubrir después de la experiencia vivida en el 2013, pues “Spain is different”
La “cubrición” de la plaza no interesa a ninguno de los estamentos implicados: propietaria de la plaza porque tiene asegurado el alquiler anual de la misma por cantidades astronómicas. Empresa adjudicataria porque, así como está, se asegura llenos casi todas las tardes, a poco que el tiempo acompañe y, además es la que tiene la “sartén cogida por el mango” en cuanto a contrataciones de toreros obligándolos acorde con el dicho “estas son lentejas... “
Luego, con estas premisas "¿Quién pone el cascabel al gato?"