No tengo la menor duda, y espero que el lector coincida conmigo, de que el tema que acapara la máxima actualidad en estos momentos, y mucho me temo que en los próximos meses, es el acuerdo firmado entre el Gobierno de España y el Partido Popular en su condición de primer partido político de España, para dar una salida digna a la situación que desde hace cinco años vive el CGPJ y con él la Justicia Española, y que por fin nos permite ver un poco de luz a la salida del túnel.
Estoy seguro de que no todos los que me lean coincidirán conmigo, y muy especialmente aquellos que se ubican en los extremos del panorama político español y por supuesto los independentistas que quieren controlar a los jueces en sus respectivas Comunidades y así lo han manifestado los socios independentistas del Gobierno por un lado y Vox por el otro, y por ello he elegido como titular de esta columna el que me ha parecido más adecuado de los muchos que han encabezado las primeras páginas y los editoriales de los principales medios de comunicación en la esperanza de convencer a alguno:
Francisco Marhuenda en la Razón, titula sus artículos como “Un gran acuerdo para renovar el CGPJ” o “El acuerdo que necesitaba la Justicia”, y escribe en portada “Feijóo armó un gran pacto con el PP para evitar fisuras”, o en su columna habitual escribe el ex ministro Jorge Fernández Díaz sobre “Un pacto abierto a la esperanza”. Está claro que para La Razón y sus colaboradores el acuerdo es un paso adelante en la solución del CGPJ.
Pero es que la práctica totalidad de los medios independientes coinciden con lo que Marhuenda defiende desde su periódico. El Mundo señala que “el PSOE cedió al límite ante el PP en el CGPJ, en la disposición adicional: una decena de reuniones, cientos de llamadas y un ultimátum de Sánchez que el PP no entendió”. Y en otro artículo, Ángela Martialay asegura que “la UE vigilará la despolitización de la Justicia tras ceder PP y PSOE.
En la portada de ABC se afirma que “un informe de la UE con duros reproches a la deriva judicial forzó a Sánchez a pactar con Feijóo”, y en distintos artículos se aplaude el acuerdo.
En El País, Pachi López, que no logró aprobar primero de derecho, considera que el acuerdo era un imperativo constitucional: “No cabían más excusas”. Aunque luego descalifica parte de los acuerdos asegurando que no son de obligado cumplimiento. Veis por qué no pasó de primero de derecho?
En el editorial de El Debate, se afirma que “Feijóo impone un Poder Judicial alejado del asalto deseado por Sánchez”, y califica el acuerdo como “Un pacto doblemente bueno: el acuerdo de los políticos obliga a los juristas a entenderse”.
En The Objetive, Francesc de Carreras, afirma que “La renovación del CGPJ es una buena noticia aunque tenga sus puntos débiles. La democracia y el Estado de derecho en España gozan desde ahora de mejor salud”.
En El Confidencial, José Antonio Zarzalejos afirma que “Feijóo se ha ganado el puesto”. Y así podríamos seguir repasando los restantes medios de comunicación y veríamos que en términos generales coinciden en lo positivo de los acuerdos entre el Gobierno y el Partido Popular con respecto a la situación de la Justicia.
Las asociaciones judiciales mayoritarias muestran la “satisfacción judicial por el perfil muy sólido de los futuros vocales”, criterio que no comparten la “Francisco de Vitoria” ni el “Foro Judicial Independiente”, que no se han visto incluidos en el reparto.
Sí comprendo las dudas de muchos españoles respecto a la credibilidad de la palabra del Presimiente Sánchez y del riesgo de un repentino “cambio de opinión”, como ocurrió con sus relaciones con EH-Bildu, el retorno de Puigdemont, la sedición, la malversación, los indultos a políticos, la Ley de Amnistía, etc., etc. pero hay que admitir de partida que la situación de la Justicia era insostenible, con un CGPJ caducado hace 5 años, sin la posibilidad de hacer nombramientos de Magistrados del Tribunal Supremo, en el que hay 90 vacantes, ni miembros de los Tribunales Superiores de Justicia de las CCAA, o presidentes de las Audiencias Territoriales, por una Ley aprobada por la coalición Sanchezstein que bloqueó los nombramientos de magistrados del Supremo, los TSJ y presidentes de las Audiencias Provinciales… y luego nos quejamos de la lentitud de la Justicia.
Pero hay que recordar que además de hablar de la composición del CGPJ, en los acuerdos se exigen mayorías cualificadas para elegir al propio presidente, que hasta ahora lo elegía el presidente del Gobierno, a los miembros del Tribunal Supremo, de los TSJ y presidentes de las Audiencias Provinciales, regula el tránsito de la política a la judicatura y su retorno a la política, la situación del fiscal general del Estado, y otra serie de medidas en relación de la Justicia que en el peor de los casos garantizan una mayor independencia del poder judicial respecto del Gobierno, respecto de la situación actual. Y para repartir responsabilidades hay que recordar que la situación actual fue motivada por la reforma de Fernando Ledesma con el Gobierno de Felipe González, y el PP no rectificó cuando tuvo mayorías absolutas para poder hacerlo.
Es decir, por malo que sea el acuerdo, es mejor que lo que hay y es de justicia reconocer que el Presimiente Sánchez se ha visto obligado a hacer algo que siempre aseguró que no haría, pero no hay que olvidar que el acuerdo se firmó en Bruselas en presencia de la Comisaria de Justicia de la UE, y que la Comisión estará vigilante del cumplimiento de los acuerdos firmados.
Para concluir, me gustaría hacer un llamamiento a la tranquilidad a la ciudadanía española, y no asegurar desde ya el incumplimiento de lo pactado. De entrada el proyecto de ley ya está presentada en el Congreso, y sería bueno que el “licenciado” Pachi López y el ministro “Gracita Bolaños” no se arrepientan del gol que Feijóo les ha metido por toda la escuadra, y a quienes afirman desde las cavernas de la política, que por cierto, son los mismos que exigían que el Rey se negara a firmas la Ley de Amnistía, cosa que la Constitución no le permite por muchas ganas que tuviera de hacerlo.
Y por cierto, termino de escribir estos comentarios al tiempo que Pepa Millán, portavoz de Vox en el Congreso, en el Cascabel de la TRECE, una intervención que ha dedicado fundamentalmente a censurar al Partido Popular tachándole nada menos que de cobarde y traidor. No entiende que el consenso y el acuerdo entre el Gobierno y el principal partido del país no sólo no es malo, sino que sería necesario en otros muchos temas. Y como Pepa es jovencita sería bueno que alguien en Vox le explicara que allá por los años 20, cuando se especulaba con un posible sorpasso” de Vox sobre el PP, Abascal ofreció un acuerdo de este tipo que Sánchez no aceptó. Y es que cuando se escupe hacia arriba…
En fin, vez más, me falta tiempo y espacio, pero estoy seguro de que volveré sobre el tema más adelante. Tiempo al tiempo.
Hasta el viernes que viene