El maltrato como definición es cualquier acto físico, sexual, emocional, económico o psicológico que influye sobre otra persona, pudiendo incluir cualquier comportamiento que asuste, intimide, manipule, lesione o hiera a alguien.

Hay muchos tipos de maltrato, físico, sexual, económico, digital, bullying o mobbing, pero uno de los más peligrosos y silenciosos es el maltrato emocional.

“Lo hago porque te quiero mucho, si no te quisiese tanto, no me comportaría así”, suelen decir los maltratadores emocionales.

Este tipo de maltrato puede existir en cualquier entorno, pareja, familias, trabajo, amistad, generando a corto-medio plazo una relación tóxica.

El perfil del maltratador es variable, aunque suelen carecer de empatía, autocrítica de sus actos lesivos y sorprendentemente tener una imagen social de personas intachables.

La realidad es que su baja autoestima hace que conviertan la relación con la persona maltratada en una proyección de sus propias carencias.

Generan una dependencia emocional tal, que en muchos casos la persona maltratada corta hilos o relaciones con otras personas por miedo a la reacción de su agresor o por pensar continuamente en cómo agradarle.

Puede suceder también que, la víctima opte por mentir para poder relacionarse con otras personas, evitando así el confrontamiento o la discusión, teniendo que lidiar con su propio sentimiento de culpa.

La persona maltratada suele entrar en una disonancia cognitiva que le hace dudar de si no será ella la que hace las cosas mal, si no será ella la perniciosa o egoísta.

Si te ves en una situación así, sal corriendo. Huye sin mirar atrás

Cuantos más aguantes este maltrato, más te costará salir de esa situación. La tela de araña se va tejiendo poco a poco, afectando a muchos aspectos fundamentales de tu existencia, pudiendo parecer que el agresor es imprescindible en tu vida y que sin él no vales nada.

Este sentimiento no es real. Tu vida es mucho más que una sola persona. Tienes mucha gente a tu alrededor que te quiere y que están ahí si lo necesitas, solo tienes que sincerarte con ellos y te ayudarán.

El victimario también es víctima de sí mismo. Y saliendo de esa relación venenosa os liberará a los dos, aunque no sin ayuda psicológica para ambos.

La persona maltratada necesita reforzar su autoestima, aprender a quererse a sí misma y dedicarse tiempo con las estrategias necesarias para sanar emocionalmente.

El ofensor va a necesitar mucho más trabajo, tiene que aprender a querer bien y bonito y darse cuenta de que lo que estaba sintiendo por la otra persona no era amor o cariño, era obsesión. Una psicopatía creada por sus propias inseguridades. Es crucial reforzar su autoestima y aprender a vivir en soledad, queriéndose a sí mismo primero y luego a los demás de una forma positiva y autentica, sin normas ni imposiciones.

Será un trabajo difícil y duro, pero si llega a darse cuenta de que lo que estaba haciendo no era sano ni para él ni para los demás ya tiene más de la mitad del camino recorrido.

Después de eso, con valentía y ayuda emocional, podrá empezar a construir sus nuevas relaciones de una forma  sana y próspera.