En una semana, y en concreto en un día en la que todos los medios y tertulianos del país están pendientes de la comparecencia de Begoña Gómez, la “presidenta del Gobierno” que diría Pachi López en el juzgado en calidad de investigada, y que mucho me temo no va a dar más de sí que la entrada de la imputada por el garaje del juzgado para eludir cámaras y fotógrafos y no por razones de seguridad que ha sido el pretexto para autorizarlo, y que posiblemente también se impedirá la toma y retransmisión de imágenes de la “catedrática sin licenciatura”, y ni siquiera descarto que ejercite su derecho a no declarar, voy a dedicar mis comentarios a un tema mucho más cercano para nosotros y que como el monstruo del Lago Ness y el Guadiana, aparece y desaparece cada cierto tiempo. Obviamente me refiero a la reivindicación de separar León de la comunidad autónoma de Castilla y León.

Y como siempre hay que justificar el propio fracaso echando la culpa a un tercero, una vez más de los males de León tenemos la culpa los vallisoletanos, fenómeno que se repite en prácticamente todas las CCAA que culpan de sus males a la capital de su propia CA, aunque como en el caso de Valladolid ni siquiera sea oficialmente reconocida la capitalidad en el Estatuto de Autonomía, y así en Cataluña el centralismo es barcelonés, en Andalucía sevillano, en Aragón zaragozano, etc. etc., culpando al centralismo capitalino de quedarse con todo, y sembrando un sentimiento anticomunitario.

Ciertamente, en la Comunidad de Castilla y León el sentimiento autonomista es escaso, y esa es la razón de que fuera la última Comunidad en constituirse y además, con una provincia, Segovia, que pleiteó hasta el final por no entrar en la CA. Y no seré yo quien cuestione la primacía del antiguo Reino de León sobre el Condado de Castilla, ni quien cuestione que el considerado fundador de Valladolid, nuestro querido conde Ansúrez era de origen leonés. Pero de ahí a responsabilizarnos a los vallisoletanos de la decadencia de la provincia de León hay un abismo.

Sin intentar plantear un riguroso estudio histórico es justo reconocer que el Reino de León existió entre los siglos IX al XIII, pero unido a Castilla ha estado desde FERNANDO III en 1.230 hasta nuestros días, es decir, casi ocho siglos. Y hay que recordar que fue Javier de Burgos quien propuso la actual división provincial española.Y los que estudiamos el bachillerato tradicional recitábamos aquella Castilla La Vieja que integraban Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia, Avila, Valladolid y Palencia, y por otro lado estaba la región leonesa con León, Zamora y Salamanca.

Llegado el periodo constituyente, Castilla la Vieja perdió Santander y Logroño, que se constituyeron en CCAA uniprovinciales, pasando a ser Cantabria y La Rioja. Y volviendo al tema que nos ocupa, se discutió si nacían dos CCAA o una sola comunidad con dos regiones. Curiosamente, quienes se resistían a la Comunidad Leonesa hicieron célebre el dicho: “León sin Castilla, manda Méndez y manda Villa”, el primer cuñado de Arias Navarro ministro del régimen franquista y hombre también del régimen el segundo. Y así se optó por una Comunidad integrada por dos regiones y la célebre Y que las une.

Pero es que si entramos a analizar el leonesismo, nos encontramos dos variantes: el leonesismo regional, incorporando a Zamora y Salamanca, y el “León sólo” que es más bien un “Sólo León”, que se limita a la actual provincia leonesa. Y para complicarlo más aún, en la primera variante, Zamora y Salamanca” no tienen el menor entusiasmo por unirse a este proyecto leonés, y lo que es más complicado, ni siquiera en el Bierzo, que algunos llaman la quinta provincia gallega, tampoco todos son partidarios del León sólo. Y la prueba más evidente es el pobre resultado que la UPL viene obteniendo elección tras elección.

Pues con todos estos antecedentes, la semana pasada reaparece nuevamente la reivindicación de la autonomía leonesa, algo que el alcalde socialista viene reclamando hace años, a lo que el entonces alcalde socialista de Valladolid de oponía frontalmente hasta ahora que en su calidad de Ministro del Gobierno Sanchezstein ha decidido como el Presimiente Sánchez cambiar de opinión y ahora sí entiende la reclamación leonesista y el acuerdo aprobado por la Diputación leonesa.

El problema es que culpan del innegable declive leonés al centralismo vallisoletano, argumentando que hasta la llegada de las autonomías el PIB leonés era superior al vallisoletano, y hace años que las cosas han variado, y afirman que Valladolid se queda con todo, incluidos proyectos inicialmente previstos para León, llegando a afirmar, por ejemplo, que la Renault tenía previsto establecer su factoría en León y se la robó Valladolid, como declararon los propios responsables de Renault, que terminaron montando dos factorías en Valladolid y años más tarde otra en Villamuriel de Cerrato,  (Palencia), y nunca pensaron en León. Esperemos que no reclamen también la factoría Michelin o alguna otra de las factorías vallisoletanas.

No será más bien que la decadencia leonesa vino de la mano de la crisis del carbón y del cierre de una buena parte de las minas leonesas? O quizás también del cierre de alguna importante industria farmacéutica de la capital… Pero lo fácil es echar la culpa al vecino.

Como vallisoletano he de confesar que no conozco a ningún vallisoletano que culpe de sus males a León o a los leoneses; tengo familiares y amigos en León, y disfruto chateando por el barrio húmedo sin haber tenido el más mínimo problema. Es más, cuando inicié mi actividad política y asumí en 1.987 en el Gobierno de Aznar la Consejería de Cultura y Bienestar Social, me tocó inaugurar en León el INEF, Centro Superior de Enseñanza del Deporte que fue gestado en la Universidad de Valladolid para ponerlo en marcha en su seno, y el catedrático leonés Justino Burgos, Consejero de Educación y Cultura con Demetrio Madrid, decidió montarlo en León. Por cierto, en esa obsesión anti vallisoletana hubo un líder leonesista que se ofreció a cambiar mi apellido porque no podía soportar que el alcalde de Valladolid se apellidara León?.

Más tarde el leonés nacido en Valladolid, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió instalar en León un importante centro de control ferroviario inicialmente previsto para Valladolid.

Para enredar más la madeja, algunos políticos leoneses se manifiestan a estas alturas a favor de constituir una Comunidad Autónoma Asturleonesa, quizás en recuerdo de que los centros universitarios leoneses dependían de la Universidad de Asturias.

Y puestos a protestar lo hacen porque ningún leonés ha presidido, habría que decirles que tampoco lo ha habido vallisoletano salvo los meses que siguieron a la dimisión del zamorano Demetrio Madrid, en el que ocupó la presidencia José Nalda, y después lo hicieron Aznar, Lucas, Posada, y Fernández Mañueco. Y si les sirve de consuelo, sí ha habido un presidente del Gobierno Español durante 8 años leonés, aunque nacido en Valladolid. Y no será que lo que ocurre en el PSOE leonés, y por extensión en el todavía PSOE castellano-leonés es la carencia de un liderazgo que viene padeciendo desde que Jesús Quijano dejó la Secretaría General, y desde luego tengo la impresión de que Tudanca no lo va a solucionar.

En fin, esperemos que pase la tormenta y las aguas vuelvan a su cauce, y nos preocupemos de buscar soluciones y no culpables.

Hasta el viernes que viene.