Esta semana el PSOE se ponía de acuerdo con VOX para llevar al próximo pleno de las Cortes de Castilla y León el debate sobre la Ley de Concordia, mientras que el PP se oponía, apoyándose en que era imprescindible contar con el informe del Consejo Consultivo. Creo que a cualquier ciudadano de esta Comunidad todo esto le tiene que sonar a chino.

En primer lugar, por el hecho de que dos opciones políticas absolutamente antagónicas se pongan de acuerdo en cualquier cosa, aunque sea simplemente en la configuración del orden del día de un pleno.

Por otro lado, en el tema sobre el que versa la propia ley, estamos en 2024 y se trata de una ley que trae causa y referencia de las consecuencias que tuvo la Guerra Civil en nuestro país, vamos, lo que se dice un tema de rabiosa actualidad e imprescindible para el bienestar de todos los que vivimos en esta Comunidad.

Si analizamos cómo se ha gestado esta ley, fue presentada justo al inicio de la Semana Santa en las Cortes con alevosía y premeditación del Partido Popular para que pasara totalmente desapercibida desde el punto de vista informativo, en un momento en el que nadie presta atención a este tipo de información porque estaba ya en clave de vacaciones.

Este hecho ya da suficientes claves acerca del escaso interés que el PP tenía en esta ley. Simplemente estaba intentando cumplir el compromiso adquirido con VOX, su socio de gobierno en ese momento. Estaba claro que no querían que tuviera relevancia y que el PP iba a demorar su tramitación todo lo que pudiera.

Una vez que Vox había roto su acuerdo de Gobierno con el PP en Castilla y León y en otras cuatro Comunidades Autónomas la voluntad del PP de tramitar esta ley estaba claro que también había desaparecido.

Lo sucedido en la última reunión de la Mesa de las Cortes y de su Junta de Portavoces solo pone en escena el disparate de cómo se hace política en esta Comunidad. Se pacta lo que haga falta con tal de mantenerse en el Gobierno. Luego dicen que Sánchez es un oportunista y que hace lo imposible para mantenerse en el poder.

Claro que lo de que el PSOE y VOX vayan de la mano en esta iniciativa tampoco tiene desperdicio. El PSOE cuando se presentó la ley en las Cortes incluso anunció a bombo y platillo que la iba a torpedear y que si resultaba aprobada la recurriría.

Cierre de Bimbo

Mientras tanto saltaba la noticia de que la empresa Bimbo había decidido cerrar su fábrica de Valladolid con más de 160 trabajadores afectados, que en realidad son más de 160 familias vallisoletanas que pierden uno de los bienes sociales más importantes que tenemos que es el trabajo.

No entiendo que aparezca esta decisión tomada y no haya inmediatamente una acción política de la Junta de Castilla y León encaminada a apoyar el mantenimiento de esta fábrica abierta. No sirven para nada las declaraciones institucionales y lo digo con todo el cariño, está muy bien hablar, pero “"hechos son amores" y no buenas razones”, como dice el clásico adagio.

He vivido crisis empresariales importantes como la que sufrió la empresa de café Seda, situada en Palencia y en la que la acción inmediata de la Junta de Castilla y León frenó su cierre, con una acción coordinada con sindicatos y comité de empresa, salvando a muchos trabajadores de su despido laboral.

O la crisis de las factorías, de Ruiz Mateos que afectaron a empresas en varias provincias de Castilla y León y que pudimos rescatar y encontrar a otros empresarios que las mantuvieron abiertas con la ayuda de la Junta.

Esto solo por citar algunos ejemplos de cómo es posible mantener las empresas en Castilla y León si se aborda una acción decidida para apoyarlas. También es cierto que se puede poner en marcha una acción decidida y no conseguir el éxito como fue el caso de Lauki, pero si ni siquiera se aborda la acción como en el caso de Bimbo, entonces sí que no hay posibilidad de conseguir que no se cierre.

No se puede permitir la desindustrialización de esta Comunidad, uno de nuestros activos más importantes es el sector agroalimentario, es nuestra principal fortaleza y hay que apoyarlo y defenderlo con uñas y dientes.

La sanidad tiene que tener la misma calidad en todo el territorio

Y por último la sanidad, leía un artículo en esta sección de opinión, de una joven berciana acerca del calvario que está viviendo su padre, enfermo de cáncer, en el hospital de El Bierzo por la falta de oncólogos, y veía en los informativos nacionales esta misma noticia. No se puede olvidar la periferia de la Comunidad para mantener el mismo nivel de atención sanitaria que en el resto del territorio.

Esta falta de igualdad en la calidad de la sanidad es un clásico, las provincias más pequeñas de Castilla y León, como Segovia, Ávila y Soria junto con las zonas periféricas, como es el caso de El Bierzo, tienen peor asistencia sanitaria, la razón la falta de estímulos e incentivos para los profesionales.

Es imprescindible definir un modelo que garantice a los profesionales una carrera que asegure su desarrollo y crecimiento, de lo contrario ninguno quiere ocupar una plaza en centros hospitalarios que están alejados de sus aspiraciones profesionales.

Castilla y León está llena de fortalezas, pero tiene una idiosincrasia territorial, marcada por la extensión, estamos en la Comunidad más extensa de España y la tercera de Europa y la dispersión territorial, tenemos el 30% de los municipios del país. Estos dos factores marcan todas las políticas y es fundamental tenerlos muy en cuenta si queremos que los castellanos y leoneses tengan servicios de calidad.