Parece que estamos en los cangilones de la vieja noria, dando vueltas sin parar y, cada vez, sacando menos agua al menos limpia y clara, sino turbia y pestilente. Pero el burro o la burra, que quiere volver al trigo, tiene cada vez más problemas para hacerlo.

Y, ¿a qué viene todo esto?. Pues muy sencillo: a que son “los mismos perros, pero con distintos collares”. Y en estas andamos.

Ya se habla, cada vez menos, de problemas acuciantes, como el paro y la inmigración que, por cierto, están íntimamente ligados o de la siempre creciente delincuencia a los diferentes niveles.

Sin embargo, solo se esgrime, nunca mejor dicho pues de un combate de esgrima se trata, de las acusaciones mutuas, querellas y denuncias de los dos grandes, numéricamente hablando, partidos de nuestro sistema democrático, es un decir, que con el “y tu más” no se cansan de interpelarse y agredirse en una noria que no descansa.

Y, mientras tanto, nuestros jueces que bastante tienen o, mejor dicho, tendrían, con su quehacer diario, se ven obligados quieran o no, a investigar, resolver y en su día sentenciar estas disputas de origen y finalidad puramente política. Incluso a defenderse como acusados, a su vez, de denuncias y querellas, transformándolos en protagonistas involuntarios por su trabajo.

¿Acaso alguien piensa que se trata de hacer justicia y no de obtener una palanca para un cambio o relevo político?. Esto es, en definitiva, una lucha por el poder. Rabindranath Tagore, el sabio hindú, dijo aquello de que “agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas”.

Dudo mucho que los políticos sean conscientes de este poder en estos términos, aunque si lo parece frente a sus adversarios o mejor dicho adversario, pues la lucha solo se juega entre dos. Mientras, los demás, son hinchas de uno u otro.

Veremos en qué acaba toda esta batalla de titanes, en la que todo vale y nada cuesta. Pero, no debemos olvidar tampoco, lo que sentenció otro sabio clásico como Platón: “Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”. Lo que nos aventura un futuro, ya lo tenemos en presente, nada prometedor.

He estado hace pocos días en Costa Rica, que es uno de los poquísimos países donde no hay ejército y el orden y la calma es total, ya que les basta con la policía. No digo que se haga aquí lo mismo con los políticos, pero una remodelación a fondo de nuestro sistema no vendría mal para que los abusos que “unos” acusan a “los otros”, lo que, de acreditarse, los inhabilitaran para siempre para ejercer cualquier representación ciudadana.

De lo contrario, la burra volverá al trigo, que siempre es apetitoso y la noria seguirá indefinidamente girando sin parar.