Hoy celebramos el Día Mundial contra el Cambio Climático y con este motivo me gustaría abordar cómo el sector de los gases renovables, y en concreto el biometano, contribuye a reducir las emisiones de CO₂, a combatir el cambio climático y a garantizar el desarrollo económico y sostenible de un sector tan fundamental en Castilla y León como es el agroganadero.

Todo residuo orgánico en descomposición -que podemos encontrar en nuestros campos, ciudades o industrias- cerca del 20% se volatiliza en forma de emisiones de metano y CO₂.

Todos conocemos los efectos nocivos de las emisiones de CO₂ a la atmósfera, pero quizás no somos conscientes de que las emisiones de metano son 80 veces más dañinas. Estos procesos químicos y bioquímicos ocurren de manera continua en nuestro entorno, siendo tan importantes o más que otros más conocidos como son las emisiones industriales o del transporte.

El biometano tiene un papel determinante para reducir las emisiones de CO2.

Claves del biometano para reducir emisiones

Las plantas de biometano son infraestructuras que contribuyen de manera clara y eficiente a la lucha contra el cambio climático. Detallo cuatro aspectos clave:

-Al digerir de manera controlada y sin oxígeno (es decir de manera completamente estanca y anaerobia) los residuos orgánicos, y capturar el metano descontrolado que se genera en un ambiente aerobio (en la naturaleza), para su utilización como sustitutivo del gas natural.

-Al sustituir al gas natural y evitar la extracción del subsuelo de grandes cantidades de gas natural, el cual multiplicaría significativamente las emisiones de CO₂.

-Al capturar CO₂ biogénico en las plantas de biometano – elemento esencial para la producción de combustible sostenible- evitamos la emisión del CO₂ y metano descontrolado en las descomposiciones naturales de la materia orgánica y sustituimos la producción industrial del CO₂ procedente en la actualidad de los reformados del gas natural.

-Además, siguiendo la metodología de cálculo de huella de carbono de la directiva europea de energías renovables, el biometano de origen agroganadero reduce de la atmósfera en torno a 100 gramos de CO₂ por cada megajulio (MJ) de energía generado, debido a la captura del metano producido en la descomposición de estiércoles. Para una planta estándar esto podría suponer evitar la emisión de unas 40.000 toneladas de CO₂ equivalente en forma de metano.

Si a estos puntos añadimos que cerca del 20% de las emisiones de CO₂ se producen en sectores primarios como la agricultura y la ganadería es evidente que este tipo de instalaciones son esenciales en la lucha contra los gases efectos invernadero.

Del gas renovable a la fertilización orgánica de los campos

Según marcan las directivas europeas, el sector agrícola avanza de forma sólida hacia el creciente uso de los fertilizantes orgánicos. De hecho, la UE ha fijado un objetivo concreto para 2030 que establece la sustitución de en torno al 20% de fertilizantes minerales (procedentes directa o indirectamente del subsuelo) por fertilizantes orgánicos.

Además, los productos fertilizantes producidos en base a digestato son más fáciles de asimilar por los cultivos (2 años de asimilación) mientras que los estiércoles, por ejemplo, el ovino, pueden tomar hasta 6 años, haciendo más complicado el cálculo de necesidades de fertilización del suelo.

Nuestra sociedad, esta cada día más concienciada de las ventajas de los productos obtenidos de manera ecológica y busca de manera activa productos con el sello ecológico. Por ello la utilización de la fertilización orgánica es de necesario cumplimiento.

Las plantas de biometano son, con los materiales de entrada adecuados y la tecnología correcta, una fuente de producción de fertilizantes orgánicos, fácil y accesible para los entornos rurales próximos a las plantas.

En concreto, en Biorig producimos en nuestros proyectos un fertilizante orgánico, estabilizado e higienizado en la categoría “enmienda orgánica CFP3” bajo el Reglamento Europeo de Fertilizantes (UE 2019/1009). Además, gracias al uso de estos tipos de fertilizantes conseguiremos reducir drásticamente los olores procedentes del esparcido de las deyecciones animales de la zona.

Reducción de nitratos y de contaminación de nuestros acuíferos

Una correcta organización, recogida y tratamiento de purines y estiércoles para su posterior uso en la producción de biometano disminuye el riesgo de contaminación de acuíferos por nitratos al procesar los residuos agroganaderos de una manera controlada y certificada.

El alto contenido en nitratos de ríos y acuíferos es uno de los principales problemas existentes en las masas de agua de todo el país. Según el MITECO, en España afecta a un 22% de las masas de agua superficial y al 23% de las masas de agua subterráneas. No podemos olvidarnos de que las plantas de biometano cumplen con las mayores garantías de impermeabilización de sus viales, soleras y construcciones garantizando la imposibilidad de fugas y filtraciones.

Esto es especialmente importante por cómo los nitratos pueden afectar a la biodiversidad, y al constituir uno de los principales problemas sanitarios y ambientales a los que se enfrenta el sector agrario. Las normativas europeas exigen una gestión estricta, que asegure el reciclaje seguro de los nutrientes y promueva una agricultura más sostenible.

Economía circular y valorización local de las materias primas

Además, esta valorización de residuos mejora la calidad del aire en las zonas rurales gracias a la eliminación del azufre, uno de los principales causantes de los malos olores derivados de los purines y estiércoles.

Todas las instalaciones de biometano incluyen instalaciones de desulfuración de ultima generación, donde el sulfuro de hidrógeno (H₂S) y otros componentes sulfurados, son capturados, eliminando el conocido olor presente en nuestros campos en el momento del esparcido de deyecciones ganaderas. Esto no solo beneficia el entorno rural, sino también la salud y el bienestar de las comunidades locales.

En conclusión, si queremos cumplir con los retos medioambientales, reducir nuestra huella climática, y garantizar la sostenibilidad de las actividades agrícolas y ganaderas de nuestros territorios, es fundamental seguir desarrollando soluciones que contribuyan a una correcta valorización de los residuos actuales para su transformación en biometano, fertilizantes orgánicos y CO₂ biogénico.

Estoy convencido de que un diálogo abierto entre los distintos actores - ganaderos, agricultores, cooperativas, asociaciones, ayuntamientos y habitantes de la zona - contribuirá a tener ecosistemas locales más sostenibles con nuestro entorno.