La vivienda en sí, como propiedad, no es un derecho, facilitar su acceso puede que lo sea. Un derecho cuando lo tiene que pagar otro, no es un derecho, es un privilegio. Se tiene derecho a comprar una vivienda donde se quiera, a venderla o a alquilarla o incluso tenerla cerrada, como propiedad privada que es y que nadie puede violar.

No se tiene derecho a recibir una vivienda por la cara, eso no es justo. Hubo una época en que se iba al colegio educado de casa y el profesor era ley, de ahí se pasaba a la universidad y al servicio militar donde se salía con el pack completo para trabajar y fundar una familia de vergüenza y honor.

El progresismo político, social y mediático está claro han sido y son cómplices de la sordidez en que han convertido todo lo que tocan. Vienen semanas de seguir viendo como los unos y los otros se acusarán de haberse ido revolcando y de cómo se siguen revolcando en la charca donde se criaron y se juntaron.

Todo vale para seguir estando y no ahogarse en la charca. Prometieron asaltar los cielos y se convirtieron en vende patrias. Al que engañan dos veces es culpa suya. Todos se creían buenos cuando fumaban canutos a la puerta de la facultad, pero los que hemos estudiado sabíamos que esos nunca eran ni serían buenos compañeros de viaje sino unos jetas con todo y del todo. Basura universitaria, mindundis y chantajistas de profesores y alumnos, pirómanos de la democracia. Bendito gin tonic.

Con vergüenza ajena y de todos los colores hemos asistido a la suelta antes de tiempo de delincuentes sexuales, a la liberación de terroristas, a negocios corruptos a costa de la pandemia, a infinidad de ayudas con dinero público a empresas de amigos y familiares, a amnistías fiscales, al secuestro de instituciones del estado, al blanqueo de una larga lista de delitos.

La dictadura perfecta siempre deja caer los globos de la parte baja de la piñata para que no se note el descalabro, mientras los fondos buitre arrasan los olivares españoles con la energía fotovoltaica, la energía marina eólica arruinará los caladeros de pesca, se prepara el carné del buen ciudadano y se va camino de eliminar el dinero físico, mientras nadie responde por las muertes de las vacunas, se nos saquea literalmente a impuestos y no se genera riqueza que repercuta en el ciudadano por ningún lado.

La batalla contra el mundo rural está en marcha y nadie la para en la UE. El setenta por ciento de las regiones europeas son rurales. Casi el cuarenta por ciento de los agricultores europeos tienen más de 55 años y en España por cada cinco que se jubilan solo uno coge el relevo. Si se quiere prosperidad para Europa deberían dejar de asesinar el mundo rural y a aquellos que mantienen vivo nuestro campo.