He de comenzar mis comentarios aclarando a mis lectores que al titular mi columna de hoy como “la Dana en Valladolid” no quiero decir que Valladolid haya padecido físicamente una Dana o que la vayamos a padecer, sino muy al contrario, de cómo hemos vivido y seguimos viviendo la Dana en la ciudad del Pisuerga, pero, a Dios gracias, no es previsible que padezcamos un fenómeno de esta naturaleza en muchos años, aunque en alguna ocasión, en la que al contrario de lo ocurrido ahora en Valencia, se pensaba en restricciones al consumo de agua, y yo recordaba a los vallisoletanos que Valladolid es la única ciudad española por cuyo casco urbano discurren tres ríos y dos canales y no es fácil que en ningún momento tuviéramos dificultades para nuestro abastecimiento de agua.
A lo que yo me refiero al hablar de la “Dana en Valladolid” es a cómo lo hemos vivido, y lo seguimos viviendo en nuestra ciudad, a la vista de la catástrofe que están sufriendo en la provincia de Valencia, y también en Albacete, Cuenca, Tarragona, Castellón, Cádiz, Málaga, Murcia…
Y en definitiva, en cinco comunidades autónomas distintas, lo que no es baladí a la hora de adjudicar competencias y exigir responsabilidades, y, a la vista de lo ocurrido en el Levante, debería servir para, una vez superada la gravedad del momento actual, crear un comité de trabajo, constituido por una serie de técnicos de muy diversas disciplinas, por supuesto ajena a los políticos y al margen de ideologías, para elaborar un protocolo que, a futuro, señale cuál debe ser la conducta que las distintas administraciones deben de seguir, desde la formación de los más jóvenes en los colegios, sí, en los colegios, especialmente en aquellas zonas de España propicias a la repetición de estos fenómenos meteorológicos, como hacen en los colegios de Japón enseñando a los más pequeños qué deben hacer ante el anuncio o el inicio de un terremoto, hasta cual debe ser la conducta de la población civil ante estos fenómenos meteorológico.
Lamentablemente lo ocurrido en el Levante español ha demostrado que nos queda mucho por hacer, y lo que es más lamentable, la actuación de los políticos ha dejado mucho que desear, y deberían de dejar de echar la culpa a los de enfrente, asumir sus responsabilidades, reconocer que la gestión de la crisis ha sido muy deficiente, y más de uno debería estar pensando en presentar su dimisión o ser cesado por quien le nombró para un cargo para el que no estaban preparados, algo que en política es demasiado frecuente.
Los ciudadanos afectados por la dana, en buena parte jaleados por los medios subvencionados por el Gobierno de España, responsabilizan del desastre al Gobierno Valenciano y particularmente a su presidente Manuel Mazón, aunque yo fijaría la atención en la Consejera de Justicia, que hace muchos días debería haber sido cesada o haber presentado la dimisión, lo que en la política española sería novedad, pero su actuación y sus declaraciones no se arreglan pidiendo perdón, sino presentando la dimisión. Del presidente de la Generalidad nos ocuparemos cuando finalice la crisis.
Pero no es justo que se eche la culpa exclusivamente al gobierno Valencia, y se exculpe al Presimiente Sánchez y a todas las Instituciones y los cargos nombrados por él: la Confederación Hidrológica del Júcar y sus alertas imprecisas sobre lo que se venía encima, y su responsabilidad impidiendo la limpieza de los cauces, como ha denunciado el alcalde de Algemesí, destruyendo presas y azudes, y olvidando en un cajón los proyectos de ingeniería que de haberse puesto en marcha hubieran evitado la actual catástrofe.
La delegada del Gobierno, salvo su valentía al rectificar las declaraciones del ministro de Administración Territorial sobre los horarios de los contactos y avisos, tampoco debe irse de rositas. Y por supuesto, por encima de ella, tres ministros han hecho méritos más que suficientes para ser cesados: la vicepresidenta tercera y ministra de la transición ecológica que anda escondida desde el inicio de la crisis, el ministro del interior que de aplicarse la Ley debería haber asumido el mando de la operación, y la ministra de Defensa, por su racanearía al enviar el ejército a desplegarse por la comunidad valenciana, y por la marginación, todavía inexplicada del JEMAD que asume el mando de las Fuerzas Armadas a las órdenes del Rey.
Por supuesto, pedir la dimisión del Presimiente Sánchez sería pedir peras al olmo, y se niega a declarar el estado de emergencia, no sea que le pregunten por su mujer, su hermano, su ex ministro Ábalos, el todavía fiscal general… pero de esto hablaremos más adelante. Aunque siga viajando por el extranjero para eludir el control parlamentario. Y de su cobarde huida de Paiporta también.
Vamos que tan sólo se salvan de la quema el Rey Felipe VI y la ciudadanía española por sus muestras de solidaridad. Y desde aquí volvemos a Valladolid, géneros como siempre ante la desgracia ajena.
La idea me surgió cuando vi en la televisión una entrevista con el alcalde de Aldaia en la que expresaba públicamente su agradecimiento al alcalde de Valladolid, al que reconocía no poner cara, pero que le había llamado y confesando no conocer el partido del alcalde valenciano, le ofreció la colaboración directa del ayuntamiento vallisoletano, algo que tuvo un efecto inmediato con el envío de un grupo de 12 bomberos a los que se sumaron 9 de la Diputación Provincial y que continúan trabajando allí.
El Ayuntamiento trabaja en colaboración con la Diputación y la Junta, ha recogido más de 200 toneladas de donaciones muy variadas recogidas en los centros cívicos, que ha almacenado en una nave del Polígono de San Cristóbal, parte de las cuales están ya en Valencia. Es de destacar el esfuerzo de los trabajadores de los centros cívicos, la policía municipal, el personal de limpieza y los centenares de voluntarios, así como de los transportistas que han traslado todo lo recogido de forma altruista.
Además, el Ayuntamiento ha enviado un camión de Aquavall para limpiar y desatrancar atascos y ha pedido que las donaciones se hagan en metálico, algo que ya había hecho el Banco de Alimentos.
Por su parte, la diputación provincial, además de colaborar con el Ayuntamiento en la recogida de las donaciones de la provincia, envió un equipo de 12 bomberos que se renuevan periódicamente, envió un camión autobomba, un vehículo 4x4, una unidad de drones, embarcaciones semirrígidas, un generador eléctrico, bombas de achique y material diverso de rescate acuático. Además, ha anunciado la decisión del Ayuntamiento de donar 210.000 € a los damnificados.
El Banco de Alimentos de Valladolid ha donado 1.000.000 € a su homónimo de Valencia y la Cruz Roja de Valladolid ha desplazado a varios de sus trabajadores, y lo más novedoso es un grupo de vallisoletanos que ha lanzado la plataforma web colaborativa, Alerta DANA, pensada para que cualquier persona pueda documentar y reportar los efectos del temporal y las inundaciones, herramienta gratuito.
Y como quedan muchos días, de Pedro Sánchez y Carlos Mazón hablaremos más adelante.
Por cierto, en casa teníamos los billetes del AVE para viajar a Valencia el pasado miércoles, día 31. Obviamente las conexiones entre Madrid y Valencia quedaron suspendidas, pero mi familia valenciana no ha tenido problemas. A Dios gracias… y hasta el viernes que viene.