Ser la pija de un pueblo es muy similar a ser de Valladolid en Castilla y León. Sobre todo, si es un pueblo pequeño. Por supuesto, cuando Castilla para España no es la pieza clave. El resto de provincias te miran con envidia y, muchas veces, no saben ni siquiera por qué. Son celos infundados, rabia que viene desde hace mucho tiempo, inquina heredada. ¿De qué se va a hablar si no es de la capital? ¿A quién se va a criticar si no hay nada mejor que hacer?
Perdón por ser los que mejor castellano hablamos. Que sí, que hablamos muy fino. Pero todo esto también viene de muy atrás, desde el siglo XV, y ha ido evolucionando con el tiempo. Valladolid siempre ha sido una ciudad de grandes escritores, cómo no íbamos a hablar bien. Quizá 'El príncipe destronado' es también una metáfora de esto. Porque también fuimos destronados en algún momento, cuando decidieron llevarse la capital a Madrid. Cuando te arrebatan algo que quieres mucho, siempre queda el recuerdo de lo que podría haber sido y no fue. Y de ahí vienen los alardes de grandeza.
Perdón porque el Ribera ha adelantado por la derecha al Rioja. Muchos hablan del buen marketing que se supo hacer. Cuestionable. Yo realmente lo veo como una buena oportunidad empresarial. Y se supo aprovechar. El resultado es objetivo, al final Ribera se ha puesto por delante de una denominación que le sacaba más de cincuenta años. Dar por hecho que algo es tuyo y descuidarlo también tiene sus consecuencias.
Luego está lo de la política y seguir pidiendo perdón. Da igual por dónde nos movamos geográficamente. Siempre estará quien pensando que es ingenioso, nos etiquetará de ser de 'fachadolid'. Y ahí ya no tienes perdón. Ni aunque lo pidas sin querer. Sin preguntar y sin anestesia. Que digo yo que ya va siendo hora, después de aguantar al ministro de alcalde, de quitarnos ese gentilicio.
Y a colación de lo anterior, perdón por no votar a Óscar Puente y que ahora le hayan tenido que colocar como ministro. Eso sí que lo siento de verdad, pero tampoco podemos controlarlo todo. Lo importante era quitárnoslo de encima lo antes posible. Es lo que pasa con pensar a corto plazo, que luego pasa factura a largo. Pero una pena compartida con todos los españoles es menos pena que tener que digerirlo solos. Mal de muchos, consuelo de tontos.
Llegando ya a lo personal, perdón por ser fríos, serios y por, quizá, no tener tanta gracia. A mí me han enseñado en casa que hay que tener palabra. Que no hace falta firmar nada cuando das un apretón de manos. Que también hay que saber darlos, todo sea dicho. No es bordería, es ser selectivos. Y que cuando hay un problema, se soluciona. No se mira para otro lado y se espera a que el tiempo lo arregle todo.
Tiene que haber de todo. Ser de Valladolid es como ser la pija del pueblo o la guapa de clase. Ya lo siento por el resto.