Lope de Vega escribió la tragicomedia ‘El caballero de Olmedo’, donde resaltó un vicio muy español. Don Alonso, hombre apuesto, joven, a quien adornan la nobleza y gallardía es asesinado por envidia. Miriam Gónzález es una vallisoletana igualmente de Olmedo, a quien conocí hace cuarenta años en casa de sus padres José Antonio González Caviedes y Mercedes Durántez. El inolvidable Caviedes, fue primer Alcalde ucedista de la democracia y rigió el municipio durante veintiún años.
Miriam estudió Derecho en la Universidad de Valladolid y en Brujas se especializó en Derecho Comunitario. Allí conoció a quien terminó siendo su esposo, el político británico Nick Clegg, luego viceprimer ministro y líder de los liberales en Reino Unido en una etapa de gobierno de coalición con los tories de David Cameron. Clegg, radical opositor al Brexit, cosechó unos malos resultados electorales en 2015 y dimitió como líder del partido. `La dama de Olmedo´ y Nick Clegg, prosiguieron tras ello distintas andanzas profesionales por el mundo. Pero Miriam González nunca perdió su alma española y liberal.
La chica de pueblo que estudió en el Instituto de Olmedo, como Miriam presume, ha vuelto a campar por tierras españolas. Miriam González debe pensar como Unamuno que muchas dolencias de este país no curan. Y aparecen otras nuevas que postran y encaman a España, que tiene tan mala cara como si la tisis crónica urgiera ya epitafio y panteón de mármol de Carrara. `La dama de Olmedo’ se ha puesto el fonendo y quiere ver un país más próspero y menos desesperanzado. Por eso crea ‘España mejor’. No es un partido político, aunque hace propuestas de políticas públicas. Apoyan y empujan iniciativas políticas, pero no se declaran como ‘lobby’. Se interesan por las ideas, aunque no son un ‘think tank’, un instituto de investigación. ‘España Mejor’ es una asociación sin ánimo de lucro, abierta y participativa. Practica la escucha ciudadana y trabaja para innovar y buscar soluciones. Ha llevado ya a cabo centenares de brillantes e interesantes iniciativas.
España, querida Miriam, no es terreno abonado para movimientos ciudadanos que sean capaces de mover a los poderes públicos. Ya lo descubrió Alfonso Guerra, cuando encontró tras el franquismo un país inerme sin agentes sectoriales que limitasen los excesos gubernamentales. La sociedad civil española es pastueña, no tiene madera de barricada. Este país es una absoluta partitocracia, cristalizada de nuevo en un bipartidismo imperfecto, pero sin el famoso ‘espíritu´ de reconciliación y pacto de la Transición. Más bien ha regresado el frentismo que tantas desgracias, guerras y dolores causaron a los españoles.
Tanto recela el españolito de la partitocracia española , según ha declarado la ´dama de Olmedo´ que los ciudadanos piensan que los partidos políticos son un agencia de colocaciones, el INEM únicamente para los suyos. La caridad mal entendida siempre empieza por uno mismo. En sus reuniones con ciudadanos, profieren estos tales malsonancias contra la deriva del sistema, que agotan el catálogo de la RAE.
Las propuestas de ‘España mejor’, mi querida Miriam, difícil tienen ser oídas en el enrocado castillo de los partidos. Ya sé que profesas el credo liberal, pero en la España reciente el partido Ciudadanos predicó el liberalismo y acabó despeñado. Eres sagaz y de ese agua no beberás. Mereces mejor destino que el del infortunado don Alonso, el ´Caballero de Olmedo´ de Lope de Vega. Eres la meritocracia y la ciudadanía que pide paso. La partitocracia está guarecida sobre alfombra de nudo español y se hacen los sordos ante la voz de la ciudadanía. Sería terrible que gritasen ¡No pasarán! como Dolores Ibarruri `Pasionaria´