Kim Jong-Sánchez ha designado a Kim Jong-López como sustituto de Juan Lobato para comandar a los socialistas madrileños en esta nueva etapa. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha apresurado a ironizar sobre el “sistema norcoreano” de elección de candidatos del nuevo socialismo surgido del Congreso de Sevilla.
La política en España es un gigantesco esperpento. La deformación sistemática de la realidad mediante la intensificación de lo grotesco y lo absurdo, como el ejemplo chusco de los Kim elegido por la presidenta madrileña. Los ‘hunos’ y los ‘hotros’ arrojándose palabras y gestos subidos de tono para justificar su existencia bajo la mirada atónita del ciudadano corriente y moliente.
A la política hay que llegar alimentado y no a alimentarse. Si llegas a lo público sin necesidades, te centrarás en el interés general; si llegas hambriento, tu mente solo cavilará en cómo llenarte la barriga cuanto antes por lo que pueda pasar mañana. Acaso uno de los graves problemas de la política en España es este: la vasta legión de desnutridos que, desde el cobijo de los partidos políticos, trata de saciar el hambre en el pesebre generoso de lo público.
Hace quince años Óscar López Águeda era un castellano y leonés de toda la vida, un ‘segoviano de pura cepa’ al que el PSOE facturó desde Ferraz hacia la España vaciada para quitárselo de encima o para situar a esta tierra en la última vanguardia, vaya usted a saber. Como al presente le conviene otra cosa, cambia ahora la oriundez y se hace gato, o sea, cocido diario y chulapo primaveral de pradera de San Isidro.
Nuestra comunidad autónoma tuvo cierto interés mediático en el congreso socialista de Sevilla, mayormente por el pasado político funesto de López, de cuando era portavoz en las Cortes regionales, pero solo venía por aquí cada quince días para hacerle una preguntilla oral en los plenos a Juan Vicente Herrera. Una pregunta que, por supuesto, alguien le escribía, porque Óscar desconocía casi todo de aquí, incluso hasta puede que necesitara poner el GPS para llegar a Valladolid.
Se habló también de la ministra Ana Redondo, discípula aventajada de López en Castilla y León mientras él gastaba su tiempo en el Senado o en la Secretaría de Organización del partido. A Ana la han sacado de malos modos de la ejecutiva nacional, no sabemos si por su competencia/incompetencia política o por sus convicciones profundas en materia de igualdad. Algunos de sus compañeros en Castilla y León van diciendo por ahí que no resuelve los asuntos y que se ahoga en un vaso de agua ante la menor adversidad.
Así las cosas, imaginamos a un Luis Tudanca reculando ordenadamente, como esos ejércitos profesionales cuando las cosas se ponen feas en el frente. Tudanca, profesional asimismo en lo suyo, amagó con un viaje a ninguna parte cuando a primeros de octubre convocó por sorpresa el congreso regional del partido. El tiro le salió por la culata y no parece que le queden fuerzas ya para intentar revalidar su cargo en febrero. Quizás agachará la cabeza para ver si Pedro Sánchez lo perdona y le ofrece una salida caliente.
Entre tanto, el alcalde de Soria, Carlos Martínez, empieza a dar los primeros pasos para liderar el socialismo regional. Eso sí, culebreando, como siempre. Porque, al menos en lo político, parece que Martínez no asimiló del todo en la ESO el concepto de línea recta. Caminó torcido primero con la fallecida Carme Chacón y más tarde con Susana Díaz. Claro que nunca es tarde para enderezarse.