El caso es que los agricultores ya no saben a quién votar. La izquierda ni está ni se la espera. Sorpresa para nadie, también te digo... ¿Dónde están los que defendían la lucha obrera real, los que ayudaban a los pequeños empresarios o los que sacaban pecho con la cultura regional? La izquierda solo habla en clave de ecología simplista. En cuestiones agroalimentarias, la derecha está callada tratando de escurrir el bulto, esperando que llegue Navidad por fin o que Pedro Sánchez la vuelva a liar. La conclusión es que nadie saca la cara por los agricultores y ganaderos de este país.
La España vaciada se va a llenar. Sí, sí, como te lo digo. Se va a llenar de placas solares, fotovoltaicas y no sé cuántas cosas más. Y las casas de pueblo se convertirán en empresas eléctricas. Ya no habrá paseos en bicicleta rodeados de trigo. Ni cabañas en el río construidas durante todo el estío. Se acabaron los amores de verano, esos que esperas de agosto en agosto en la verbena de la plaza.
Las vacaciones ya no se pasarán en la casa de los abuelos, con el olor característico del limonero del jardín, con sus ratitos tomando el fresco en la puerta de sus casas, mientras se vocifera ese mítico "y tú, ¿de quién eres?". Eso sí, todos tendremos en la azotea de nuestro piso de ciudad un huerto ecológico. Y tendremos que viajar a otros países para enseñar a nuestros hijos que la leche no viene de la nevera. Nos estamos volviendo majaras.
Así estaría resuelto el tema de la despoblación. Ya no tendremos campos en Castilla. Y a ver de dónde sacan inspiración nuestros poetas... Porque también amenazan con "La nueva ruralidad". La utopía de llenar los pueblos de artistas, oye, está fenomenal; pero digo yo que, entre tanto chip y cableado, poca creatividad van a encontrar.
Todo este tinglado para no afrontar la realidad del sector primario español. Los están dejando de lado y no quieren que nos demos cuenta de que los afectados no son solo ellos, somos todos. El acuerdo de Mercosur nos trae únicamente ventajas, o eso dicen. Cuando los productos que se importen sean de peor calidad por la poca (y tan diferente) legislación que tienen, con mayor precio, a ver si salimos o no a la calle en las tractoradas. Parece que se nos ha olvidado la labor de los agricultores durante el covid y, algo no tan lejano, la DANA. ¿De verdad vamos a dejarlos solos?
Aunque solo sea por egoísmo, defendamos lo nuestro. Defendamos lo que hemos vivido de niños. Y lo que disfrutamos de mayores. Las nuevas generaciones también se merecen tener esos recuerdos. Pero, por supuesto, el sector primario tiene que ser reconocido, escuchado y ayudado. Por el bien de todos.