Mi madre se sorprende al diagnosticar que es el primer año sin la estirpe imperial de las sobras de Vinalopó. Ni rastro del bueno de Ramón, ni de la elegancia de Ane, ni de Ana ni de Mariló. En La 1 echan a una señora desconocida para jóvenes y mayores haciendo chanzas de mileniol sagaz, mostrando "a tol estao espaniol" una estampita del Sagrado Corazón de Jesús con la vaca de poliéster que se han inventado en el nuevo Grand Prix de polígono industrial. Qué rompedor, mi humorino gubernamental. A su lado, un largo hombre con hiperhidrosis palmar hace las delicias de caballeretes que deberían ser padres de familia y sin embargo aún no han empezado a cotizar. Los Timón y Pumba de Ferraz. Los silencios incómodos se rellenan con explosiones de júbilo de los presentes en la Puerta del Sol porque un año más, cada vez más hortera, se nos va.

Sin la presencia de nuestros asépticos y reverenciales directores de ceremonia la opción es la que hasta ayer era la pelma y ordinaria Cristina Pedroche. La tele facha y casposa es la de una galactotrofusa semidesnuda que agita cápsulas de leche materna a modo de pezoneras de burlesque. Disfrazado de abuelo de Up, un callado Chicote anuncia los cuartos. Donde en otros países veríamos a Festina, Rolex u Omega, nuestras campanadas las patrocina Leche Pascual. Una vaca se come montoncitos de hierba por cada uva. Sensacional.

Anne Igartiburu ha sido contratada cual bombero torero para dar las uvas en la fiesta zarista en casa de Los Javis. En el nuevo Telecinco la estrella rutilante es Ion Aramendi. Decenas de españoles disfrutaron del fin de año con el presentador donostiarra. Finalmente, Los Mozos de Arousa tuvieron que verlas desde su casa.

Atrás quedan esas campanadas con Jorge Javier e Isabel Pantoja, pináculo de una civilización sureño-urraquista que parece muy lejana, incluso recordada con nostalgia, sin el Sálvame. Nuestras campanadas han quedado reducidas a pequeñas producciones de televisión local, zafias y tercermundistas. Los tiempos de la televisión de suelo urbanizable y escayola murieron este 31 de diciembre. El yayo ha puesto en venta la finca donde pasaste todos tus veranos. Te hartas de escuchar alegatos. Solo queda vivir en una habitación, comprar en Alimerka y aplaudir a David Broncano.