
El presidente de la Junta Alfonso Fernández Mañueco felicita al portavoz popular Ricardo Gavilanes al término de la primera jornada del Debate de política general de la Junta de Castilla y León en las Cortes ICAL
Mañueco sabe jugar al póquer
Ha tomado el año de legislatura que le queda y, a falta de Presupuestos, lo ha dotado de bonito contenido con el que hacer méritos y campaña.
Hasta anteayer mismo sonaba el runrún en círculos provinciales del Partido Popular de la elevada posibilidad de un inminente adelanto electoral en Castilla y León, en un paquete multicomunidad en el que podrían incluirse otras comunidades, como Baleares y del que se ha descolgado Murcia. Se rumoreó incluso que la convocatoria nos sorprendería a todos antes de Villalar.
Y a pesar de que por activa y por pasiva Mañueco ha reiterado tropecientas veces que agotará la legislatura, tampoco es menos cierto que aquel tuit destroyer con el que rompió con Ciudadanos en vísperas de la Navidad de 2021 nos enseñó a desconfiar de las buenas palabras de los políticos. “Sólo le falta tatuárselo”, insistía tras la intervención el círculo cercano del presidente.
Lo ideal para Mañueco, y para la mayoría de candidatos autonómicos, sería acudir a las urnas respaldado por una convocatoria nacional si soplaran vientos de cambio, claro está. Pero pierdan toda esperanza de que Sánchez convoque elecciones, y tampoco las encuestas son ahora muy halagüeñas para Feijóo. Así pues, no hay motivo para que el presidente de Castilla y León se embarque a ciegas en un proceso que tampoco le garantiza una holgada mayoría absoluta y sí desperdiciar un año al frente de la Junta.
Así que, haciendo suya esa filosofía de “hacer de la necesidad virtud” que ha popularizado Sánchez como su modus vivendi, Mañueco ha tomado el año de legislatura que le queda y, a falta de Presupuestos, lo ha dotado de bonito contenido con el que hacer méritos, y campaña, de aquí a la cita electoral que llegaría inexorablemente en marzo de 2026.
“Queda un año para las elecciones autonómicas”, ha encabezado esta mañana su discurso en el pleno de Debate de Política General, con el que ha disipado cualquier duda sobre sus intenciones.
Un discurso en el que ha aderezado su triunfalista balance del estado de la Comunidad con el anuncio de medidas sociales muy populares que indudablemente serán bien recibidas por el electorado: autobús gratis, metropolitano e interurbano, emulando la gratuidad del transporte público aprobado en su día por el Gobierno; 200 euros para las extraescolares de los niños, ¿a quién le amarga este dulce?; ayudas de miles de euros para el comercio y los bares de los pueblos, tan necesitados de vida y recursos, helicópteros medicalizados a gogó y jugosas ayudas para los autónomos, la unidad de medida del tejido empresarial de Castilla y León.
Así pues, los logros de estos meses venideros serán el mejor programa electoral para presentar a los votantes el próximo año. No obstante, la verdadera batalla la libra contra Vox. Justo en el momento en que el PP de Valencia, Murcia y Aragón pasa por el trágala de someterse a las exigencias de Vox a cambio de estabilidad y presupuestos, con la anuencia de Feijóo, Mañueco sabe que su margen de mejora radica en todos los votos que pueda rascar a sus ex socios en su objetivo de lograr la deseada mayoría absoluta, marcando una generosa distancia, y así lo ha hecho evidente hoy en las Cortes, donde ha tirado al suelo y arrugado las condiciones de Vox al estilo Mazón para un acuerdo.
Se enfrenta a un Vox descabezado tras la espantada de García-Gallardo, y todo parece indicar que el candidato será Carlos Pollán, en apariencia el más moderado de la formación. A priori un buen rival para Mañueco, por aquello de que entre la copia y el original, la gente prefiere el original. Y en caso de necesitar pacto, sería un interlocutor más propicio.
Y sobre el PSOE, qué decir. Situación surrealista la vivida en este y en anteriores plenos, por esa bicefalia absurda que el nuevo líder se ha empeñado en mantener -y Tudanca en prolongar- que solo puede perjudicarle. Carlos Martínez sigue el pleno desde un despacho del grupo parlamentario, comparece en los pasillos, al no ser miembro de la Cámara, mientras Tudanca, ya de salida, es la voz -ya no autorizada- de los socialistas en un momento crucial. Sin cambios en el grupo parlamentario que reflejen el nuevo liderazgo, Martínez no tiene armas para hacer oír su voz en el hemiciclo. No me extraña que pida un adelanto electoral, aunque solo sea para acabar cuanto antes con esa penitencia que él mismo se ha impuesto.
Dicen los entendidos que para ser gran jugador de póquer hay que tener estas diez virtudes: agresividad, coraje, astucia, paciencia, concentración, experiencia, estabilidad, disciplina y capacidad de aprendizaje. Con esta jugada del Debate del Estado de la Región, Mañueco reúne galones para apostar en Las Vegas. Ha demostrado que maneja como nadie los tiempos y que tiene una buena estrategia. Hoy se ha apuntado el tanto que apuntala lo que queda de legislatura. Y luego ya se verá.