La Feira Medieval de Torre de Moncorvo bajó este domingo, ya entrada la tarde de este caluroso día por las tierras del Douro Vinhateiro, el telón con una muchedumbre disfrutando de actuaciones, puestos de ventas y refrescando el paladar con una cerveza o bien una ginginha.

Quedará para otro momento realizar balance de este más que interesante e importante evento que cada año se supera. Como también de dar a conocer una convivencia de la comunidad en el trancurrir del evento -a modo de ejemplo para otros concejos y municipios- y el 'Ritual del Sacrificio', que como tal, tiene vida propia. Ahora toca hablar de justas y torneos al mejor estilo medieval... luchas entre hombres, con risas incluidas, pero también el ardor guerrero en la puesta en escena.

Ahí no quedó la tarde, porque tras una 'riña' entre los mercaderes se lió 'parda' entre el pueblo y, entre peleas, llega la guardia y todos al pelourinho donde se impartió justicia. Era el acontecer de 'aquellos' tiempos de vida en la calle y convivencia, más o menos, liada.

Y llegó el gran momento de la jornada y del cierre de la Feira. En el atrio de la iglesia -vaya por dios- tuvo lugar una 'misa' en honor a 'Santa Bárbara', con talla y todo. Muy buena la interpretación, con ratos de humor sano que levantaron las carjadas de los miles de visitantes que en ese momento se encontraban en el lugar... Fueron las reliquias -es un decir- como reliquia son las imágenes que ofreció esta peculiar comedia.

Tras la 'eucaristía' llegó la gran procesión, en la que participaron todos aquellos, grupos y actores, como también vecinos de Moncorvo, que habían tenido alguna relación directa con la Feira Medieval. Una procesión por el centro del municipio que fue seguida con gran espectación por los visitantes y, tras la cual, llegó el momento de las ofrendas a la patrona de los mineros en la plaza Francisco Maireles -Plaza Mayor-. Fue el momento de aplaudir a todos y cada uno de los participantes. Fue el momento de decir "hasta pronto" porque esta Feria llegó en 2011 para quedarse y asentarse como cita anual obligada. Y el viajero también dice "hasta luego", en pocas fechas toca el retorno a Moncorvo, pero ya hablamos de gastronomía, y eso es menú para otra mesa.

FOTOS LUIS FALCAO