Música, danza y fiesta tradicional 'caen' la Flor del Almendro de Mogadouro
El concejo de Mogadouro cierra, como ya es tradicional, su de la Flor del Almendro con música y danza transmontana, a la que se suma también la fiesta de los músicos, la auténtica fiesta. La popular. La de la convivencia y la hermandad de los jóvenes y mayores de las freguesías y aldeas del concejo. Es el encuentro con las raíces, con la música que culebrea de unas gaitas a otras, de caja en caja, del son de un bombo a otro bombo y, de por medio, si tercia también queda tiempo para echar una cerveza, degustar unos altramuces/chochos y marcarse un baile.
Este III Encuentro de Música y Danza Tradicional Transmontana contó con una nutrida participación, como Rancho Folclórico e Etnográfico de Mogadouro, Pauliteiros de Mogadouro, Os Chuços, Gaiteiros de Bemposta, Us da Burra, Os Roleses y Filhos da Terra. Todo un elenco de grupos, ranchos y músicos del concejo de Mogadouro.
Una Feria donde la vereadora Gina Gomes, como Amílcar y Nuria son el alma máter de este importante evento que, si en algún momento -no demasiado lejano- se veía en decadencia, gracias a la innovación y a la imaginación, las Amendoeiras de Mogadouro han cogido una evolución exquisita con cotización al alza.
Una oferta turística y cultural de primera calidad
Mogadouro, a caballo entre Tràs-os-Montes y el Planalto Mirandés y el Duero, posee, por esta cuestión geográfica, una diversidad y belleza paisajística envidiable, en la cual habita una población eminentemente rural, cuyas principales actividades son la agricultura y la ganadería. Son freguesías de una singularidad inigualable, tanto por su arquitectura como por sus tradiciones más ancestrales que, en la mayoría de las ocasiones, se traducen en auténticos desfiles de máscaras.
Desde los primeros orígenes de la humanidad, en esta población laboriosa, se tiene conocimiento de restos arqueológicos que nos conducen hasta el Neolítico. En cuanto a la historia más reciente de este concejo, no podemos dejar de nombrar la importancia del papel desempeñado por las plazas fuertes de Mogadouro y Penas Roías en la defensa de la frontera contra las invasiones castellanas, habiendo constituido, por eso, y dada su localizacion, un apoyo necesario en la formación de la nacionalidad portuguesa.
Concejo eminentemente rural, de una belleza agreste y dulce, haciendo frontera con España a lo largo del río Duero. Encajado entre el profundo cañón del Duero y la cuenca del Sabor, está poblago de gente sana, afable y laboriosa, heredera de un carácter noble y de una historia rica y antigua, asi podríamos caracterizar este trozo de territorio portugués de frontea.
En esta tierra se cultiva el olivo, la vid, el trigo y algún cereal más, los huertos junto a las corrientes de agua y los castaños más al sur del concejo. En cuanto al ganado, destaca la ganadería de vacuno para la producción de leche. Respecto a la carne, es de sobra conocida y reconocida la calidad del ganado Mirandés que da origen, en la gastronomía, a la célebre Posta Mirandesa. Dicen los entendidos en el arte culinario que una -nunca digas la mejor- de las mejores carnes de ternera/vitela mirandesa se produce en Mogadouro…
En la villa de Mogadouro es indispensable una visita a su centro histórico donde encontramos el Castillo de Mogadouro, la iglesia Parroquial de origen románico, a pesar de haber sido sustituida por el templo que hoy podemos apreciar en el centro de la villa, la iglesia de la Misericordia, el pelourinho -de auténtico valor-, el Solar dos Pegados y el Convento de San Francisco, contíguo a la iglesia con el mismo nombre, cuya fundación se remonta a las primeras décadas del siglo XVII y se debe a D. Luis Álvares de Távora.
Dispersos por el concejo, los castros, las iglesias con orígenes románicos como Algosinho y Azinhonoso, los pelourinhos, y la propia construcción tradicional que podemos descubrir por las aldeas del concejo son marcas ineludibles de un patrimonio amplio y extremadamente rico.
Como rica es la gastronomía que se ofrece en Mogadouro. Las carnes a la brasa de un sabor y textura especial, como Posta Mirandesa, pero también el cabrito y el cordero a la brasa, como las sopas, el arroz y el bacalao a las mil maneras, y los dulces con miel y todo regado por sus vinos del Duero.
Merece la pena conocer Mogadouro y sus entrañables freguesías. Es que este viajero tiene sus orígenes en Bemposta, que mira altanero al otro pueblo, allende el Duero, Villarino.
FOTOS y VIDEO LUIS FALCAO