Bragança se convierte cada año en el epicentro de las más auténticas y arraigadas tradiciones invernales con el Carnaval de los Caretos. Una festividad que cada año. durante el antruejo. reúne en la ciudad lusa a varios centenares de máscaras de la Península Ibérica. Miles de personas son testigos de la ‘liberación’ de los verdaderos caretos, nacidos de las entrañas del mundo rural, y que asaltan la ciudad de Bragança, trayendo todo el patrimonio cultural e histórico en un momento único que exalta las tradiciones y permite a todos los visitantes disfrutar de un contacto directo con este mundo ancestral y auténtico.

Así, esta tarde, después del momento teatral en la Praça Camões, se iniciaba el tradicional desfile por las calles de la zona histórica, con caretos y máscaras provenientes de Portugal y España, sobre todo de Zamora, y con la participación especial de alumnos de las escuelas del municipio y de usuarios de varias Instituciones Particulares de Solidaridad Social. De esta manera se pretende suscitar el conocimiento de las tradiciones entre los más pequeños aumentando así el sentimiento de pertenencia, promoviendo al mismo tiempo un importante carácter inclusivo y de responsabilidad social, revelándose como un momento inclusivo para todos, sin excepción.

Cerca de mil máscaras ibéricas, de ‘carantoñas’ de las escuelas del Concejo de Braganza y de gaiteiros y músicos de bombos iniciaron su recorrido desde la Praça Prof. Cavaleiro de Ferreira y hasta la Plaza del Castillo, donde asustaron a los más inocentes y crearon mucha animación y alegría y persiguieron a los más osados que se cruzaban en su camino.

El ‘careto’, que da nombre al Carnaval de Braganza, es un personaje enmascarado propio de la zona de Trás-os-Montes y Alto Douro, y se caracteriza por los vivos colores de su vestimenta, la máscara con nariz hecha de cuero, latón o madera pintada con amarillo, rojo o negro. Los caretos hunden sus raíces en el período prerromano, y pervive hasta nuestros días con gran devoción. Por ello, muchos pequeños ‘caretos’, de edades muy tempranas, se enfundan también en el traje tradicional para celebrar la tradición por las calles de Braganza, dando continuidad a una seña de identidad con siglos de antigüedad.

Tras el desfile, más de 4.000 personas asistieron a la Quema del Diablo. Un muñeco gigante, de unos siete metros de altura, confeccionado con ramo, paja, telas viejas y madera, con forma de diablo de cuatro caras, ardía junto al Teatro de Bragança ante el regocijo de los mascarados y del gran público asistente. Un espectáculo escénico impresionante y que simboliza el antiguo ritual del cambio y la purificación.

A continuación, la jornada se cerraba con el concierto del cantante Sebastião Antunes & Quadrilha en un espacio con pequeñas tabernas.

El Carnaval de los Caretos termina el 26 de febrero (miércoles) en las calles del centro histórico, donde 'el Diablo, la Muerte y la Censura' toman las calles, recreando una tradición centenaria de la ciudad de Bragança.

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