La 22 edición del 22 Festival Intercéltico de Sendim bajó el telón de una manera espectacular. Se puede decir sin posibilidad de equivocación, ha sido la mejor edición de los últimos tiempos. Tanto en calidad de los conciertos, como también en cantidad, por la cantidad de público que se ha dado cita el fin de semana en Sendim. Por ello, el director, Mario Correia, mostraba, al finalizar el último concierto su "satisfacción" y, además, apuntó a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León, que "es el ánimo que insufla fuerza para seguir adelante". A este respecto, conviene recordar su discurso en la inauguración, donde realizó una más que profunda reflexión sobre estos 22 años de vida intercéltica. (El discurso se encuntra en .pdf al final del artículo).
Entresacar algunos párrafos del discurso de Correia, en el que reconocía que "no fue un camino fácil para que el festival se instalara en Sendim. Que lo digan António Carção, António Rodrigues, Telmo Ramos y el difunto Rui da Matela. Incluso hoy en día, algunas personas insisten en recordar esta especie de 'pecado original'. Lo cual, francamente, nunca entendí y ya dejé de intentar entender, pero nunca se me pasó por la cabeza que tendría problemas con los llamados dolores de crecimiento: cuando era necesario, cuando sería en todos los aspectos recomendable dar un impulso decisivo al Intercéltico para consolidarse y pasar a un nivel superior, como respuesta a la competencia que mientras tanto se ha ido haciendo sentir, por asegurar una programación de primer nivel, le faltó coraje para avanzar en esa dirección, para construir un futuro. Sentí a través de muchos signos inequívocos de inercia inamovible que nunca saldríamos del nivel al que habíamos llegado; y que, por el contrario, descenderíamos en el marco del Arco Atlántico. Hoy, 60.000 personas asisten a los conciertos en el escenario principal de Ortigueira. Durante tres días muy intensos porque el resto de días de la semana tienen lugar numerosos actos en el ámbito de su programación".
No obstante, no es óbice para que el director reconozca que "quisiera reafirmar que la matriz de este festival permanece invariable, no por terquedad, sino por coherencia artística, un concepto cada vez más raro cuando se trata de festivales de música. Orgánicamente, se trata de una fiesta en la que predomina el aspecto cultural, en detrimento de la mera diversión o entretenimiento, que parece dominar estos días. No fue, no es, ni será, al menos mientras dure bajo mi responsabilidad, un festival programado según modas o artimañas más o menos mediáticas para atraer a público distinto al de las propuestas musicales cuidadosamente seleccionadas. Y su éxito nunca se ha medido ni se medirá por la cantidad de litros de bebidas alcohólicas que se consumen. Los criterios de evaluación son diferentes. Y bien conocido... Es un festival que integra un movimiento cultural europeo muy fuerte y muy participativo -y sólo menciono los festivales de Ortigueira, Lorient o París... - con predominio en la llamada zona celta".
La 22 edición: la sorpresa de Stolen Notes
Se ha bajado el telón de esta 22 edición que, sobre todo, en el aspecto artístico, ha traído una sorpresa, el conocimiento y acercamiento a la música de Stolen Notes, un grupo que subió desde Andalucía hasta Sendim, pero ante haber viajado a las entrañas de la música irlandesa. Pero también en la de otros paíes del Arco Atlántico como Escocia, Asturias o la Bretaña francesa. Es un viaje, desde la tradición, hasta la creación de una propuesta fresca y muy novedosa en el amplio abanico del Folk actual y, de paso, gustó y mucho al público que llenaba el reciento de conciertos de Sendim.
Es que si es novedad por estas alturas geográficas que desde Sevilla suba Folk, no lo es para los integrantes de Stolen Notes, porque dejan claro que "la música folk en Sevilla lleva teniendo su sitio desde hace ya varias décadas, mucho antes del auge de la música celta más comercial. Ahora nosotros, de alguna manera, tomamos el relevo de varias generaciones de músicos de Sevilla que han investigado, creado y fomentado esta música".
Las claves de su música las sitúan en el poder de sus melodías para crear una serie de sensaciones y sentimientos abstractos tales que, cuando se escuchan, "la imaginación vuela". De todas formas, son conscientes de que lo suyo no tiene sólo un nombre: "Celtas celtas no somos porque nos gusta la carne hecha en barbacoa y no cruda y tampoco vamos por la calle con un casco de metal, así que musicalmente intentamos seguir una línea muy definida y seleccionamos muy bien con los que nos arrejuntamos".
El grupo Sog de León fue quién abrió la última noche. Decir que destacó una rumba gallega, genialmente interpretada dentro de ese género musical que pertenece a los cantos y danzas llamados cantes de ida y vuelta, como la Habanera. Es un grupo con una fusión perfecta de los ritmos tradicionales en un perfecto diálogo con el jazz, el reggae o el rock, lo que origina una sonoridad fresca, alegre y de calado celta.
Y cerro el festival el grupo transmontano Trouxa Mouxa, un grupo de música tradicional con un repertorio del cancionero tradicional y popular de Trás-os-Montes y Alto Douro, pasando también por la música gallega. Con la presencia continua en fiestas populares y ferias medievales, tanto en Portugal como en el extranjero, tiene la característica de poder presentarse en pasacalles y en el escenario con dos espectáculos completamente distintos, sin dejar de perder la hola inherente al ambiente popular que el repertorio recrea.
El aspecto cultural
El Intercéltico, como gusta recordar siempre a su director, Mario Correia, también tiene una vertiente cultural muy importante. La misma, que se concentra en la Casa de la Cultura de Sendim, se fundamenta en conferencias, como la ofrecida por Tom Hamilton sobre la Boudica, reina guerrera de los Iceni y sus raíces Beiras. Tom acompañó, a continuación, a la cantante galesa Andrea Callad, quien hizo una presentación de los cantos tradiciones de País de Gales.
Dos momentos álgidos, del apartado cultural, fueron el concierto del magistral pianista Manuel Guimaraes y el guitarrista Víctor Rua. Un dúo que realizó diversas improvisaciones sobre modas transmontanas, logrando la espectacularidad en las interpretaciones.
Finalmente, fue la presentación del libro de Paulo Esperança 'Jose Afonso. El triángulo mágico en su vida y obra'. En el mismo, además de la oratoria de expertos 'zecadianos', fue acompañada por la música de la guitarrista y cantante Ana Rivero, que interpretó diversos temas de Jose Afonso.